Las mujeres de América Latina están asumiendo un papel protagónico en el sector de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), desde la creación de políticas públicas innovadoras hasta la ejecución de proyectos sociales que transforman territorios. Con su talento, visión y compromiso, están impulsando un ecosistema digital más inclusivo, liderando acciones que buscan cerrar la brecha de género y construir un futuro equitativo.
Los desafíos de la disparidad de genero son un reto gigante en nuestro continente. Según el informe “Mujeres en Tecnología” de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT, 2022), apenas el 28 por ciento de los profesionales TIC en el mundo son mujeres. En América Latina, datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 2023) confirman esta brecha: solo el 26 por ciento de los empleos tecnológicos en la región son ocupados por mujeres, y en áreas como desarrollo de software o ciberseguridad, la cifra cae por debajo del 20 por ciento.
El liderazgo femenino ha emergido a pesar de barreras estructurales históricas. El Foro Económico Mundial (2023) reporta que solo el 29 por ciento de los profesionales STEM a nivel global son mujeres. En la región, la UNESCO señala que, en carreras de ingeniería y tecnologías de la información, las mujeres representan menos del 30 por ciento de las matrículas universitarias. Este desequilibrio no solo es un problema de inclusión, es una amenaza directa a la innovación, la competitividad y la sostenibilidad de nuestras economías digitales.
La baja participación femenina en el mercado laboral digital agrava aún más el panorama. En América Latina, según CEPAL (2024), las mujeres tienen una tasa de participación en empleos digitales 22 por ciento menor que los hombres, y enfrentan una brecha salarial que puede superar el 25 por ciento en puestos de tecnología avanzada. En posiciones de liderazgo, los números son aún más preocupantes: menos del 20 por ciento de los cargos directivos tecnológicos están ocupados por mujeres, según La Nota Económica (2024).
Romper estas barreras no es solo una cuestión de justicia, es una estrategia inteligente para impulsar el desarrollo económico de la región. Según McKinsey (2023), cerrar la brecha de género en el mercado laboral digital podría aumentar el PIB de América Latina en hasta un 14 por ciento hacia 2030. Cuando una niña visualiza su propio potencial, creando, liderando y resolviendo problemas con tecnología, no solo se empodera a sí misma, sino que siembra una semilla de innovación y crecimiento para toda la sociedad.
El sector público y privado en América Latina han respondido con iniciativas como manifiestos por la equidad, políticas de apropiación digital con enfoque de género, programas de mentoría y campañas de empoderamiento femenino. Pero para lograr un cambio real, necesitamos ir más allá de las cifras, debemos construir entornos seguros, participativos y diversos, donde las mujeres no solo accedan a las TIC, sino que sean sus arquitectas, innovadoras y transformadoras.
En este esfuerzo colectivo, el rol de líderes, consultores, académicos y emprendedores es crucial. Sus experiencias y visiones estratégicas son fundamentales para diseñar políticas innovadoras, formular proyectos con impacto territorial y generar conocimiento público que nutra el crecimiento del sector. La sinergia entre el compromiso político, las iniciativas de base y el liderazgo inspirador es la clave para consolidar un ecosistema TIC verdaderamente inclusivo, liberando el inmenso talento de las mujeres para diseñar un futuro digital más justo y brillante para toda América Latina.