En plena era de la inteligencia artificial, los gigantes digitales del mundo enfrentan un dilema incómodo: sus emisiones siguen subiendo mientras sus promesas climáticas aún no se traducen en resultados concretos. El informe Greening Digital Companies 2025, elaborado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y la World Benchmarking Alliance (WBA), pone cifras -y presión- sobre el sector. ¿Y de las telcos que se dice? Que emiten menos, pero esto no significa necesariamente que estén bien rumbeadas en el tema.
Imagen creada con IA
En 2023, las 200 empresas tecnológicas analizadas consumieron 581 teravatios hora (TWh) de electricidad. Esa cifra representó el 2,1 por ciento del consumo eléctrico global, y es comparable a la demanda anual de energía de países como Francia, destacó el informe. Aunque se habla mucho de renovables y eficiencia, lo cierto es que las emisiones operativas (de alcances 1 y 2) aumentaron un 1,4 por ciento respecto al año anterior, al totalizar 297 millones de toneladas de dióxido de carbono. Una huella de carbono similar a la de Argentina, Bolivia y Chile juntas.
La principal fuente de preocupación son los centros de datos, especialmente aquellos que alimentan el vertiginoso crecimiento de la inteligencia artificial. Estas infraestructuras -calificadas en el informe como energívoras- están haciendo que las emisiones del sector se disparen: las empresas que más están invirtiendo en IA ya emiten un 150 por ciento más que en 2020. No obstante, parece haber algo de conciencia. Microsoft, por caso, firmó un acuerdo por 20 años para abastecer sus centros de IA con energía nuclear proveniente de la planta Three Mile Island en Estados Unidos.
El reporte observó que el problema más grave es no solo cuánto se emite sino qué tan poco se reporta. Solo 102 de las 200 compañías evaluadas presentaron inventarios completos de emisiones, es decir, aquellos que incluyen las emisiones directas, las del consumo energético y las indirectas (conocidas como alcance 3). Estas últimas, que abarcan desde proveedores hasta el uso de productos por parte de usuarios finales, son la verdadera “zona ciega” del sector pues representan el 84 por ciento del total de emisiones, aunque siguen siendo las menos reportadas.
Apenas 50 empresas sometieron sus datos a verificación externa, y solo 49 publicaron informes climáticos o respondieron al Carbon Disclosure Project (CDP), lo que plantea serias dudas sobre la transparencia y la credibilidad de sus compromisos ambientales. Las telecomunicaciones, en particular, siguen rezagadas frente a otras industrias tecnológicas en el uso de energías renovables.
Google, Meta, Mercado Libre, Shopify, Bytedance y Amazon fueron algunas de las empresas digitales -consideradas de software y servicios- analizadas. Por el lado de las telcos, fueron evaluadas América Móvil, Telefónica, Millicom, Liberty Global, Viettel, Altice, AT&T y Digicel, entre otras.
¿Eficiencia o retraso?
Volvamos a las telecomunicaciones. Bien vale mirar sus números. En 2023, el sector de telecomunicaciones fue responsable de 276 TWh de consumo total de energía, 239 TWh de consumo eléctrico, y sólo 44 TWh provinieron de fuentes renovables. Esto representó a apenas un 18 por ciento de participación renovable en su consumo eléctrico.
Es decir, aunque las telecomunicaciones consumen más electricidad que el sector de software (165 TWh) y el de electrónica (177 TWh), están muy por detrás en el uso de renovables. El software alcanza un 80 por ciento mientras que la electrónica llega al 29 por ciento de consumo energético.
Green Digital Companies 2025 – UIT
Al analizar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), el informe indicó que las telecomunicaciones se destacan del resto de las compañías por su altísima dependencia de la electricidad. Y es, justamente, en las emisiones de alcance 2 donde se registra la mayor carga debido al consumo eléctrico de las redes móviles, el acceso fijo a Internet, la infraestructura de datos y las radiobases.
El informe señala que este patrón de emisiones sitúa a las telecomunicaciones como un subsector altamente electrificado, pero muy poco descarbonizado. Esto contrasta con el software, donde la mayoría de las emisiones provienen del uso posterior de los productos por parte de los usuarios o de proveedores de servicios en la nube.
Además, el uso de energías renovables en telecomunicaciones es desigual y regionalmente limitado. Las compañías con sede en América Latina, por ejemplo, muestran cero por ciento de electricidad renovable usada en 2023. Los proyectos de abastecimiento de energías fotovoltaicas, como el caso de Claro en Brasil son más recientes y parecen no haber tenido impacto en este reporte.
Dependencia y oportunidad
Esto no hace más que mostrar que las telecomunicaciones también están rezagadas en la transición energética. Aunque su consumo eléctrico es elevado y creciente, las inversiones en energías limpias no lo acompañan al mismo ritmo.
A esto se suma que la electrificación no implica, necesariamente, descarbonización. El informe subrayó que, a diferencia del software o ciertas áreas de electrónica, las telcos todavía dependen en gran parte de redes eléctricas basadas en combustibles fósiles.
Green Digital Companies 2025 – UIT
¿Hay oportunidad de mejora? Claro que sí. El panorama puede modificarse a través de la introducción de estrategias de eficiencia energética, la compra directa de renovables (PPAs) y la mejora en la medición de emisiones indirectas, aseguró el reporte, que puede descargarse desde aquí.
También quedó claro que las telcos tienen que hacer esfuerzos grandes en la transformación de su matriz. El resto del ecosistema, aún con sus claroscuros, parece tener claro la necesidad de ir en esa dirección, aún cuando el tema no parece tener la misma fuerza en la agenda que hace unos años atrás.
El gasto energético influye en las finanzas, y si los ingresos no crecen, habrá que producir ahorros también por ahí.
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