Las conexiones de dispositivos de Internet de las Cosas (IoT) sobrepasaron los 1.000 millones alrededor del mundo según estimaciones de la consultora Berg Insight. Durante el 2018, el número de líneas IoT se incrementó un 70 por ciento hasta 1.200 millones impulsado por el crecimiento de la adopción en China, que alcanza cerca del 63 por ciento de la base instalada de dispositivos IoT a nivel mundial.
Para el 2023, Berg Insight proyecta que habrá cerca de 9.000 dispositivos IoT conectados a redes celulares, siguiendo el desarrollo del mercado chino. Las cifras de esta consultora permiten preguntarse si los 25.000 millones de dispositivos IoT conectados estimados para 2025 serán una realidad o la industria deberá rever los números, si es que el mercado no se expande a la velocidad que se espera.
De acuerdo con estimaciones de los propios operadores de ese país, la base instalada creció 124 por ciento anual hasta 767 millones al cierre de 2018, superando a Europa y América del Norte en términos de penetración del servicio con 54,7 conexiones IoT cada 100 habitantes. “El gobierno chino está apalancando la adopción de IoT como una herramienta para alcanzar las metas económicas y domésticas mientras que el sector privado parece invertir en la tecnología para mejorar la eficiencia y apalancar la innovación”, señala la consultora. Justamente, es el rol que tiene el gobierno chino lo que, según Berg Insight, explica el crecimiento que se ha dado en el país.
Sin embargo, cabe destacar que el ARPU móvil de los servicios de conectividad IoT en China fue únicamente de 0,22 euros, mientras que en Europa sube hasta 0,70 euros.
De acuerdo con la consultora, los ingresos por conectividad IoT crecieron un 19 por ciento anual en 2018 hasta 6.700 millones de dólares, lo que significa que cada dispositivo genera unos 5,5 euros anuales y un ARPU promedio de 0,46 euros a nivel global. ¿Serán estas perspectivas de ingresos y crecimiento suficientes para apalancar el mercado?
