Apenas unos meses después de presentar 3G, la estatal cubana Etecsa anunció que algunas de sus radiobases 4G ya funcionan en Guanabo y Paradero Peñas Altas con el uso de espectro en la banda de 1800 MHz. La migración se esperaba rápida pero, como con la tecnología anterior, habrá que esperar posibles fallas o demoras propias de un país con serios problemas en materia de conectividad.
Las pruebas formales de 4G en Cuba se iniciaron hace unos tres meses, ocho años después de la Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antel) presentara la primera red comercial en la región. La previa en la isla no fue fácil: los usuarios se quejaban de que la instalación de antenas había traído problemas en las comunicaciones básicas y las autoridades generaron eventos para explicar qué era Internet móvil y sus beneficios.
El piloto se hizo con el fin de monitorear el comportamiento de la red y realizar los ajustes que se consideren necesarios. Los usuarios considerados en la prueba eran notificados a través de mensajes de texto que contenían la explicación de cómo adaptar su teléfono para recibir la tecnología. Contar con un celular compatible es un paso necesario para acceder, claro, algo no muy sencillo al considerar que hace un año menos de la mitad de los móviles activos soportaba 3G.
Cuba no solo se mantiene rezagada con respecto a la región, sino que también mantiene barreras propias para la adopción de 4G como el precio. Según información oficial, hay cuatro planes disponibles de Internet móvil, que incluyen desde 600 MB a 4 GB por 30 días. El más completo cuesta 30 dólares, prácticamente lo mismo que un salario medio en la isla.
En marzo el propio operador señaló que solo el 35 por ciento de los 5,1 millones de líneas móviles registradas accedía a Internet móvil. Al primer semestre de 2019 Etecsa había desplegado 1.255 radiobases 3G y otras 94 de 4G. Su superficie, comparable con Uruguay, quizás le resulte a favor a la hora de ampliar la cobertura, pero el resto de los pendientes obligan a ser cautos con las posibilidades que tiene la isla de subirse al tren de la conectividad.