El Plan de Internet de las Cosas en Brasil fue presentado como idea en el invierno de 2015, durante la administración de Dilma Rousseff, pero recién ayer, casi exactamente cuatro años más tarde, vio la luz el documento oficial que lo crea. En el medio pasaron un largo listado de debates en el que se discutieron verticales, tasas impositivas y hasta definiciones de algunos conceptos. El objetivo del proyecto, que ahora se convirtió en decreto 9.854, se mantuvo intacto: garantizar que Brasil se beneficie del concepto IoT.
La publicación del decreto también había sido mencionada como uno de los pilares del gobierno de Jair Bolsonaro en materia de telecomunicaciones. “Se pretende da más certeza y la seguridad jurídica necesaria para que se puedan implementar soluciones con mayor eficiencia y previsibilidad”, indicó el ministerio sectorial en un comunicado. Desde la propia cartera habían dicho en varias oportunidades que el retraso tenía que ver con el objetivo de que el documento “resulte cómodo para todo el mundo”.
La normativa define a Internet de las Cosas como “la infraestructura que integra la prestación de servicios de valor agregado con capacidades de conexión física y virtual de cosas con dispositivos basados en tecnologías de información y comunicación”. La definición no menciona la palabra telecomunicaciones, que era uno de los pedidos más recurrentes en el debate previo teniendo en cuenta la fuerte presión impositiva que corre para el sector.
Con esta decisión cualquier actividad que envuelva Internet de las Cosas no estará sujeta al Fondo de Fiscalización de Telecomunicaciones (Fistel). Hoy la tasa por cada activación de chip celular cuesta 26,8 reales (6,9 dólares) más un pago anual de 13,4 reales (3,4 dólares). Para el chip máquina a máquina el valor es de 5,6 reales (1,4 dólares) y 1,8 reales (0,4 dólares) respectivamente. Las empresas alegaban que ese impuesto aplicado a IoT hubiera inviabilizado su expansión, resumió el portal local TeleSintese.
Las metas, por decreto, son mejorar la calidad de vida de las personas y promover la eficiencia de servicios, fomentar la capacitación profesional y la generación de empleos dentro de la economía digital, incrementar la productividad, buscar acuerdos entre el sector público y privado y promover la integración de Brasil en el escenario internacional a través de cooperación, desarrollo e innovación en la materia.
El documento aprobado también instituye la Cámara de Gestión y Acompañamiento del Desarrollo de Sistemas de Comunicación Máquina a Máquina e Internet de las Cosas (IoT), con el foco puesto en asesorar y monitorear las iniciativas de implementación del Plan Nacional, fomentar acuerdos y abrir ámbitos de debate afines a los objetivos planteados.
Las verticales priorizadas son las que ya se habían definido: agroindustria, salud y ciudades inteligentes. Habrá una cámara de gobernanza por cada una de ellas, a la que se añadirá la Cámara de Industria 4.0, creada en abril pasado. En julio se pondrá en marcha la que se ocupará del agronegocio, en coordinación con el ministerio de Agricultura, y más tarde abrirán sus puertas la de salud y la de ciudades.
