Viva Bolivia presentó cifras a la baja en todos los ítems posibles al tercer trimestre, en el que sus ingresos cayeron 28 por ciento interanual hasta 36,6 millones de dólares. La caída fue consecuencia de una reducción de 29 por ciento en el apartado servicios, responsable de más del 95 por ciento del total, y de seis por ciento en la venta de equipos.
El Ebitda se ubicó en 500.000 dólares frente a los 9,5 millones de dólares informados antes, con un margen de apenas 1,4 por ciento. Las inversiones, en tanto, cayeron 62 por ciento hasta 3,2 millones de dólares, “principalmente por la postergación de proyectos de capital como resultado del impacto de la pandemia”.
Trilogy Internacional, su matriz, volvió a hacer énfasis en que el covid-19 trajo más consecuencias a su operación local que a la de Nueva Zelanda. En Bolivia, dijo, las restricciones fueron más pronunciadas creando “mayor riesgo e incertidumbre para el negocio”. En el detalle, culpó al contexto de una variación sustancial en las tendencias de rotación de suscriptores de pospago y prepago.
La matriz presentó pérdida trimestral por 23 millones de dólares, más de cuatro veces por encima de las pérdidas por 5,1 millones de dólares informadas un año atrás. Los ingresos totales se ubicaron en 126,3 por ciento, seis por ciento por debajo en la comparación interanual. Bolivia aportó el 28,7 por ciento de la facturación final de la empresa, el resto lo generó su filial en Nueva Zelanda.
En cuanto a clientes, Viva terminó septiembre con 1,5 millones de líneas móviles, 19 por ciento menos que antes. La baja fue consecuencia de una reducción de 19 por ciento en el segmento prepago y de 23 por ciento en el pospago, que solo representa el 16 por ciento de la base. El ARPU, en tanto, cayó siete por ciento hasta 7,4 dólares.
