Las inversiones en telecomunicaciones en Colombia en 2020 lograron mantenerse estables en relación a 2019, al registrar desembolsos por unos 1.351 millones de dólares (5.500 millones de pesos colombianos). Haberse mantenido no deja de ser una buena noticia en tanto fue el año en el que la pandemia golpeó con fuerza tanto en términos de demanda de conectividad como de caída de la actividad económica, además de haber sido precedido por una licitación de espectro que, luego, terminó duplicando las cifras alcanzadas en el año anterior.
La subasta de las bandas de 700 MHz y 2.5 GHz realizadas en 2019 comenzaron a ser abonadas a partir de 2020. Esto permitió sortear las exigencias que generó la pandemia en términos de conectividad, además de haberle permitido a las operadoras contar con recursos adicionales para desplegar o reforzar redes y capacidades allí donde se necesitaba.
Estas conclusiones forman parte del estudio del Observatorio de Inversión en Telecomunicaciones de la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) en el que, si bien se señaló que las inversiones de las compañías de la industria decrecieron un 2,9 por ciento en 2020 en relación al año anterior, esa recesión no fue tan profunda como la que experimentó el mismo país. En 2020, Colombia sufrió una contracción de 6,8 por ciento, la peor en la historia de Colombia, de acuerdo a datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en un nivel similar al que soportaron varios países de la región.
En el informe de la CRC se advierte que Claro fue la compañía que más invirtió entre 2019 y 2020, que duplicó su apuesta de un año al otro, seguida por Colombia Móvil (Tigo), que incrementó sus desembolsos en un 50 por ciento. WOM ocupó el tercer lugar.
De ahí que se valorara el rol tomado por el sector de las telecomunicaciones. Si la caída del PBI fue la más abrupta en la historia de este país, eso se reflejó en los índices de desempleo que se ubicaron en el 16,1 por ciento en 2020 y que se prevé se establezca en el 14,6 por ciento en 2021, niveles que fueron más altos que los previstos.Estas variables siempre entran en escena a la hora de definir presupuestos y de vislumbrar el comportamiento del mercado.
En otras palabras, las inversiones, en ejecución y a proyectar, dependen de cuán holgado esté el bolsillo de los consumidores colombianos. De ahí que también se evalúe cómo es la relación entre los ingresos y las inversiones que realizan las operadoras.
En este punto, ETB fue la compañía que en 2020 destinó un mayor porcentaje de la inversión en función de sus ingresos, en torno al 29,4 por ciento. Le siguió Tigo-UNE con el 23,8 por ciento, mientras en tercer lugar se ubicó Claro con el 20,4 por ciento. Telefónica se colocó a continuación con el 12,7 por ciento mientras DirecTV lo hizo en un 6,1 por ciento, y un dato no menor, es que un nivel de inversión similar al de Telefónica fue el ejecutado por los pequeños prestadores de telecomunicaciones agrupados bajo el rubro Otros. Es cada vez más relevante en la región el rol que están tomando las operadoras pequeñas para brindar conectividad, más allá de los dos o tres pesos pesados que se den cita en cada país.
Que una compañía destine un mayor porcentaje sobre la otra no significa, necesariamente, que se trate de más dinero puesto que eso es decidido en función de los ingresos; los impactos se alcanzarán en función de estas apuestas.
Estos datos son útiles para advertir, a priori, cómo se posicionarán cada una de las compañías de cara al futuro y en función de las previsiones de mayor adopción y consumos de servicios de telecomunicaciones que se registren.
Un reporte de Fedesarrollo de 2021 sostuvo que la actividad Información y Comunicaciones crecería un 4,3 por ciento frente a una caída de 2,6 por ciento en 2020. Y esto impactaría hacia adelante pues en 2025 se alcanzarían los 14 millones de accesos a Internet fijos, es decir, un crecimiento de 70,5 por ciento frente a lo alcanzado en el cuarto trimestre de 2020. Los gráficos del informe, que puede leerse completo desde aquí, muestran que para este 2022 se superarían los 10 millones de accesos.
Se produciría, asimismo, un crecimiento “paulatino” de la telefonía móvil hasta llegar a los 72 millones en 2025, equivalente a una tasa de penetración de 140 por ciento, y un crecimiento de 9,9 por ciento en relación, otra vez, al último trimestre de 2020.
Al proyectar la situación sólo sobre usuarios de Internet móvil se advierte que habrá 38 millones de habitantes que se apoyarán en esta tecnología, mostrando una penetración de 71,4 por ciento. De ahí que el informe de la CRC, realizado en conjunto con la Unión Temporal Econometria Tachyon, y en el que se trazaron tres escenarios distintos, apunta anque esto se traduciría en una mejora de los niveles de ingresos de las operadoras. Para que ello suceda es necesario realizar inversiones que mejoren lo existente y amplíen lo que aún no está suficientemente cubierto.
La telefonía fija, en tanto, continuaría con su tendencia de caída de largo plazo, tal como viene sucediendo desde hace años.
El reporte profundizó en las diversas situaciones que debieron atravesar las operadoras de telecomunicaciones durante la pandemia como también el modo en que recibieron el impacto de las variables macroeconómicas que se derrumbaron en ese contexto.
La perspectiva hacia adelante es optimista, teniendo en cuenta que las personas continuarán apalancándose en los servicios de telecomunicaciones para sus actividades cotidianas, y que hasta tanto no se salga de manera definitiva de la pandemia, o comience a ser gestionada de nuevas maneras, la modalidad híbrida para trabajar y estudiar será el signo de los tiempos.
