La Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT) acaba de anunciar que tiene mapeada la conectividad en Brasil. “Es un placer anunciar que Brasil es el primer país en hacer público su conjunto de datos de fibra terrestre recopilados por @ITU”, publicó Doreen Bogdan Martin, recientemente asumida en el cargo de directora del organismo en su cuenta de la red social Twitter, vinculó la experiencia aquí, y explicó que el programa Fiber Open Data busca promover un mayor conocimiento de las infraestructuras de comunicaciones para facilitar la toma de decisiones basadas en información, de cara a ofrecer soluciones novedosas para conectar a los desconectados.
De los 730.236 kilómetros de ruta rastreadas, en Brasil se identificaron 123.760 km de fibra, de las cuales 113.327 km están operativas y 10.434 previstas, por citar alguno de los indicadores que el mapeo ofrece.
Pero la funcionaria ejemplificó con claridad una experiencia que sirve: la iniciativa conocida como “Proyecto Conectar”, disponible aquí, utiliza esta gran base de datos para mapear por ejemplo, la conectividad escolar disponible, también en Brasil.
Lo cierto es que este proyecto, que aspira a trazar la conectividad de todas las escuelas del mundo, se reconoce “ambiciosa”, se realiza entre la UIT y la Unicef ; y registró que, de las 1,1 millones de escuelas mapeadas en todo el mundo, el 46,15 por ciento no tiene acceso a Internet.
A esta propuesta, Unicef la hermana con GIGA, iniciativa global que desde 2019 brega por conectar a cada escuela al Internet y a cada joven a información y oportunidades, a través de soluciones de código abierto, con “datos satelitales para encontrar escuelas, aprendizaje automatizado para comprender cuán conectadas están, y blockchain para rastrear la conectividad en tiempo real”, dice el órgano, que tiene presencia en Costa Rica, El Salvador, Honduras y Brasil, entre otros 35 países de todo el mundo.
Con todo, la UIT reconoce, en líneas generales, que el mundo posee a 2.700 millones de personas desconectadas, tal como lo estimó en un foro reciente realizado en Arabia Saudita, en la que se planteó que el acceso a una conectividad de banda ancha asequible debería ser la norma y no un privilegio; y que es necesario “construir puentes entre la industria y el sector público, para mejorar la colaboración y aprovechar la tecnología innovadora para garantizar que la economía digital global no deje a nadie atrás”.
En lo que a Brasil respecta, por ejemplo, este mapeo permitió identificar la existencia de 187.910 escuelas, de las cuales 114.564 están conectadas con una velocidad promedio de descarga de 38,4 Mb/s, considerada “lo suficientemente buena para el aprendizaje electrónico”, mientras que el 23,86 por ciento de los establecimientos educativos no tienen acceso a Internet.
En ese territorio en particular, cabe recordar, se abordaron diferentes estrategias para enfrentar el bache de conectividad que significa una escuela desconectada, por ejemplo, en la subasta de 5G, realizada hace un año; y sobre las que se sigue trabajando.