La economía circular del mercado móvil generará USD 100.000 millones en 2026: cómo aprovecharla

Son tiempos donde la cuestión ambiental está en la agenda de los principales países, aunque no siempre aparecen entre las prioridades de las empresas. Aunque el sector de las telecomunicaciones no sea uno de los principales emisores de carbono a la atmósfera, hay aspectos vinculados con los residuos a los que nadie mira con suficiente atención. El remanufacturado – o refurbished- de smartphones no solo es una posiblidad para involucrar a toda la cadena de valor en comportamientos amigables con el ambiente sino también la oportunidad de crear una economía cercana a los 100.000 millones de dólares… y en pocos años más.

Es lo que muestra un nuevo informe de la GSMA, llamado “Una nueva aproximación hacia la economía circular móvil”, en el que detalla el comportamiento de la industria en torno a las emisiones, y aunque en un principio no pareciera que haya que preocuparse mucho, cuando se aborda la cuestión de la renovación de los teléfonos, por la razón que sea, el tema toma otro cariz. Y aporta el caso de Kingfisher como un modelo exitoso para aplicar en el mundo móvil. Caso que, dicho sea de paso, tiene algunos antecedentes en América latina aunque no se han mantenido en el tiempo.

Hay datos que son contundentes, como para empezar a analizar y poner manos a la obra. Las telcos son las responsables del 1,6 por ciento de las emisiones globales de carbono a la atmósfera, según BCG. Pero todo el sector TIC podría eliminar el 15 por ciento del total de sus emisiones hacia 2030 gracias a la economía circular. Y estudios de la GSMA aseguran que 50 operadoras de todo el mundo representan el 63 por ciento del total de las emisiones que surgen del sector telco específicamente.

Es decir, hay una oportunidad para formar parte de esa economía circular, especialmente si se tiene en cuenta que un estudio de IBM realizado en 2022 arrojó que el 77 por ciento de los consumidores quieren tener y tomar decisiones más sustentables a la hora de comprar un celular. Para las empresas esto supone introducir un cambio profundo en su actividad porque la competencia ya deja de pasar solamente por el precio y la calidad del producto o del servicio sino también por mostrar compromiso con el ambiente.

El sector móvil debe parte de sus ingresos al recambio de celulares, aspecto que aparece claramente identificado en muchos de los balances de las operadoras móviles. Recambio que, hasta algunos años atrás, estuvo fuertemente motivado por la innovación aplicada a los teléfonos pero que en los últimos años ya no puede apelar al mismo fundamento por dos aspectos fundamentales: por un lado, la cuestión económica impide que lo que antes se cambiada cada 12, 18 o 24 meses, ahora se extienda todavía más; por el otro, el hecho de que los nuevos modelos de las marcas ya no representan un antes y un después o una mejora significativa de su funcionamiento, desalienta salir corriendo a comprar un nuevo dispositivo.

Y esto es particularmente importante en un contexto en donde, aún cuando el nivel de emisiones del sector telco es bajo, el crecimiento de las emisiones de carbono de parte de la industria móvil creció un 735 por ciento entre entre 2010 y 2020, según señala el reporte de la GSMA. El incremento muestra que es necesario poner manos a la obra. ¿Todos los actores de la industria están dispuestos a hacerlo cuando parte de su posicionamiento, de lograr la fidelidad de los clientes, de vender más servicios pasa por alentar la renovación de los smartphones y hacerlos migrar de una tecnología a otra?

El reporte menciona el caso de Kingfisher, una empresa que se dedica a remanufacturar teléfonos móviles, y que puso en marcha un programa de economía circular mediante el cual los usuarios de dispositivos móviles se anotan y cambian de teléfono cada vez que quieren, previa entrega del anterior. No importa la razón del cambio: si se rompió, si no les gusta el tamaño de la pantalla, si quieren tener uno de otro color, lo que sea… de lo que se trata es de que esos celulares entren siempre en un círculo de remanufacturado y, así, se extienda su ciclo de vida lo más que se pueda.

Esta propuesta de Kingsfisher es tomada como modelo para que las operadoras móviles puedan “inspirarse” y adoptarlo como una propuesta que responda a estos nuevos tiempos.

En este punto vale hacer un paréntesis: en los países de América latina este recambio suele funcionar desde hace bastante tiempo y con frecuencia bajo el nombre de “plan canje” o un concepto similar, mediante el cual los usuarios pueden acceder a un teléfono nuevo pagando menos y, dejando a cambio su modelo anterior. Pero esto suele estar sujeto a aquellos teléfonos que fueron adquiridos en comodato, es decir, el sistema por el cual las operadoras continúan siendo las dueñas del dispositivo más allá de que quien lo tenga en su poder sea un cliente. Son escasos los casos en donde se puede entregar un teléfono cualquiera, inclusive liberado, a cambio de uno más nuevo, movida que a veces es más promovida por las marcas que por las operadoras. Esto muestra, y para cerrar el paréntesis, que algo de experiencia ya hay acumulada en la región en este sentido, y que el punto de partida ya no es tan difícil de poner en marcha.

Aquí es donde aparece la oportunidad del mercado secundario pues la economía circular -siempre en relación al remanufacturado de dispositivos móviles- supone generar una movimiento de 99,9 billones de dólares, es decir, 99.900 millones de dólares hacia 2026 luego un volumen de negocios por 64.000 millones de dólares que, se estima, se generarán en 2024.

¿De dónde provienen semejantes cifras? Pues del mismo movimiento de la industria pues se prevé que los envíos de smartphones pasarán de más de 351 millones de unidades en 2024 a más de 413 millones de teléfonos hacia 2026, lo que evidencia que hay una enorme oportunidad para el remanufacturado de celulares o mercado secundario de celulares.

Pero la cosa no es tan sencilla.

El reporte de la GSMA advierte que el mercado que debería generarse a partir de los dispositivos viejos está “roto”. ¿Y a qué se refiere? A que más allá de que los consumidores aseguren estar interesados con la sustentabilidad, y con el comportamiento “verde” de las empresas, a la hora de asumir su compromiso en el tema, la cosa muestra otro color. Y es que, si hoy se le pide a un cliente que traiga un viejo teléfono para cambiarlo por otro, seguramente no sepa en dónde está.

Los celulares en condiciones de entrar a este mercado secundario están “desaparecidos”. Con esa palabra refiere a los teléfonos que duermen el sueño eterno en cajones, placards, garages, sin olvidar a los que sucumben en el agua de un inodoro, una pileta, un canal, un lago. Así lo describe el Foro de equipamiento electrónico y residuos eléctricos (RAEE) que asegura que 5.300 millones de teléfonos móviles habrán sido desechados en 2022 y que “una mayoría desaparecerá en cajones, armarios, alacenas o garajes, o ser arrojado a los contenedores de basura con destino a vertederos o incineración”.

La foto que brinda esta organización también se explica por otras razones que, sin dudas, hay que modificar desde la industria.

En el reporte se da cuenta de dos grupos de usuarios móviles: uno de alta gama, por llamarlo de algún modo, dispuesto a pagar por un celular premium pero que no le gusta estar encerrado en planes a largo plazo, hecho que les limita la capacidad de cambiar de compañía o de actualizarse a otra opción. Otro, más austero, que quiere un teléfono confiable, más despreocupado por la marca o el último modelo del mercado, y aunque estaría contento de acceder a un remanufacturado no sabe en dónde adquirirlo.

Para ambos grupos los programas de actualización y/o canje son “demasiado restrictivos y complicados”, dice el informe. Y advierte que los usuarios, además de estar interesados en encontrar un lugar confiable donde acceder a estos dispositivos, de buena calidad, también se respete la privacidad de los datos, se puedan hacer devoluciones y existan garantías.

En definitiva, hay oportunidad para dar lugar a una economía circular activa en el segmento de las telecomunicaciones móviles. Pero hay mucho trabajo para hacer en conjunto. El reporte, que puede descargarse desde aquí, pone el caso de Kingfisher como un gran ejemplo a seguir y, a través de su descripción, se pueden tomar puntas para desarrollar una estrategia de economía circular que, tal como se plantea, resulta tan buena para el planeta como para cada uno de los 5.500 millones de usuarios móviles que hay en el mundo.

Andrea Catalano es la Editora en Jefe de TeleSemana.com. Andrea es periodista y licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Cuyo. Desde hace más de 20 años sigue al sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones y su impacto en la economía y la sociedad. A lo largo de su carrera se ha desempeñado en prensa escrita, on line, radio y televisión.

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