Veinte años de TeleSemana y aún nos queda mucho por aprender y comunicar, así que “no se vayan todavía que aún hay más”

No sabemos si el tiempo vuela o, simplemente, si es una percepción humana la sensación de que 10 años se han consumido en 10 minutos. En cualquier caso, ya han pasado 20 años desde el lanzamiento de TeleSemana.com y 10 desde que escribiera mis reflexiones sobre la primera década del medio, que te invito a leer en este link.

Diez años después de aquellas reflexiones, leyéndolas, uno se da cuenta que un medio de comunicación no es un objetivo en sí mismo, sino un contínuo viaje en una, o varias, direcciones, hacia un destino que nunca llega, porque el viaje y el destino son diarios, y se reformulan cada día. Con cada jornada arranca un nuevo viaje que tiene por único objetivo informar, de forma honesta, de forma imparcial, de forma equilibrada. Son muchos los malabares que hay que hacer y que, a pesar de los años, a pesar de la experiencia, a pesar del kilometraje que llevamos encima, siempre existe la duda, la inseguridad ¿lo estaremos haciendo bien?

Nos conviene no recibir muchas alabanzas, nos va bien tener esta duda sistemática, ya que ha sido este temor a fallar, a no cumplir con nuestras responsabilidades lo que ha mantenido al equipo editorial alerta. Aún recuerdo cuando nos tuvimos que enfrentar a este dilema hace algunos años, cuando nos debatíamos entre el volumen de noticias y la calidad, entre ser los primeros en dar una noticia o ser los mejores. Los que siguen a TeleSemana desde hace años seguramente saben hacia donde cayó la decisión: menos información pero de mayor calidad, más tarde pero mejor que los demás.

No podría asegurar que logramos ambos objetivos, o que lo logramos cada día, hay días mejores y peores, pero sí que el debate interno fue apasionado porque el miedo a fallar, no como negocio, sino como medio, era aterrador. No saber leer bien qué necesitan los profesionales del sector, no poder entregar algo que sea realmente útil, es un terror que acecha a esta redacción como una pesadilla de la infancia. Y ni 20 años más podrán liberarme, y hablo a titulo personal, del terror de fallar como medio.

Mi madre me decía, y dice, que es mentira que haya que sufrir para triunfar, pero también siempre me ha dicho, como dicen todas las madres, que lo que no te mata te hace más fuerte. Cierto estrés, cierto miedo no es malo si se sabe gestionar, si se sabe utilizar como herramienta —porque el miedo no deja de ser una en nuestro arsenal emocional— de la forma más eficiente. Esto último, usar el miedo a nuestro favor, en parte al menos, sí lo hemos logrado, no así el trabajar sin sufrir ¿cómo podríamos? La responsabilidad es demasiado pesada y el sufrimiento, la culpa y la hiper responsabilidad son parte de esta redacción desde que existe. Y, sinceramente, a estas alturas dudo mucho que ni yo, ni el equipo editorial, seamos capaces de trabajar sin cierto grado de sufrimiento.

Es imposible predecir cuántos años le quedan a esta aventura. Cuando nació en 2003 las dudas eran sí sería algo viable crear un medio gratuito con un editorial imposible de corromper. Esto se logró, y hemos pasado por muchas otras etapas, cada una con su propia incertidumbre. Por el momento, se han superado la mayoría de obstáculos, y los no superados no nos han frenado, sólo ralentizado. Ahora llega la inteligencia artificial (IA) que nos afecta a todos, incluidos un medio como el nuestro, y emergen nuevas incertidumbres que nos mantienen alerta y a la expectativa.

Hemos aprendido mucho durante estos 20 años, pero tal vez no lo suficiente, por lo que desde aquí, independientemente del tiempo que nos quede a vuestro lado, sólo podemos garantizar que seguiremos con los ojos y la mente bien abiertas, que seguiremos cumpliendo con nuestra promesa inicial de ser independientes, y que intentaremos adoptar las nuevas tecnologías aplicadas a los medios para poder seguir siendo útiles y eficientes en la entrega del contenido.

Esperamos todo el equipo de TeleSemana, no sólo el editorial, que nos acompañéis un poquito más. Como decía Súper Ratón en los dibujos animados de mi infancia: no se vayan todavía, aún hay más.