La empresa satelital argentina Arsat atraviesa horas complejas que incluyen el ponderar estrategias de viabilidad alternativas, además de concretar los planes y optimizar los recursos. Nacida en 2006 para defender la soberanía del espacio, que es propia y estaba en riesgo de perderse, articuló desarrollos espaciales, terrestres y submarinos que garantizaran poder llegar con conectividad a cada punto del país (y de la región). Hoy, mientras la estrategia oficial parece signada por la incertidumbre y el congelamiento presupuestario, los trabajadores sostienen la estructura y piensan en modelos de negocio de viabilidad a futuro. ¿Por ejemplo? Adoptar la forma de red neutral . Porque, como en El Eternauta, la salida es colectiva.
Su capacidad está sobrada y demostrada: en órbita geoestacionaria posee al ARSAT-1 y el ARSAT-2, y aunque está congelada la construcción de tercer satélite, el ARSAT-SG1 con el que se aspiraba a mejorar la capacidad operativa. En la tierra, más de 31.000 kilómetros de tendidos físicos en la Red Federal de Fibra Óptica (Refefo) y un data center que posee certificaciones de organismos internacionales (Tier3, entre otras), con capacidad para más de 600 racks y una sala de máxima seguridad, en 4.200 metros cuadrados. Además, destacan su apuesta por la Televisión Digital Terrestre (TDA) y la participación en tendidos de cables submarinos que hablan de una infraestructura que tiene mucho para dar.
Medio año atrás, el debate estaba puesto en el anuncio de una posible subasta del espectro que estaba en manos de Arsat, algo que generó mucho debate y donde los pequeños prestadores de Internet defendieron por posibilitarles la conectividad donde nadie más llega. Y aunque las decisiones oficiales en torno al espectro no dejaron de sumar controversias, la satelital sigue dando batalla.
Traslado del Arsat 2 a la Guayana Francesa. Imagen: AFTIC
¿Cuál es el estado de Arsat hoy?
“En Arsat siempre nos gustó tomar desafíos; con la Refefo, con los satélites, con el data center, y a todos los dejamos andando. Lamentablemente, una parte de la empresa tiene una conducción política y esto siempre nos trajo algún tipo de problema; no importa de qué gobierno sea”, dijo Ezequiel Mc Govern, jefe de innovación TI de Arsat, quien conversó con TeleSemana.com y quien detalló que “este último año es el colmo porque, aunque veníamos con problemas con el SG1, se frenaron todos los pagos. Y lo peor es que a los créditos, Economía ya los ejecutó pero no nos deja usar la plata”.
Mc Govern explicó que hay “promesas” de que la operación de la empresa no sea interrumpida, “pero ya pasó un año y medio, y el satélite no avanzó; eso es facturación futura negativa que empieza a tener la empresa porque, por ejemplo, hubo que contratar un gap-filler para cubrir la falta del satélite que, si el proyecto estaba sobre ruedas, no había que gastar. Es tirar la plata”, dijo en relación a la necesidad de pagar ocho millones de dólares que desembolsó la empresa para proteger la posición orbital hasta 2031 (que vencerá en junio de 2028). Las promesas también dicen que esta situación se destrabará hacia 2028 y, entonces, se podría terminar la construcción.
Los fondos a los que se refiere el entrevistado son los provenientes del contrato firmado en 2021 por el gobierno y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), por 243 millones de dólares destinados a construir el SG1 de la mano del Invap, sociedad del Estado y propiedad de la provincia de Río Negro. A ello se sumó un desembolso de 22 millones de dólares, aportado por Arsat.
“Estos créditos internacionales vienen con un plan de negocio ya diseñado. No es que te dan 300 millones de dólares porque te ven cara de bueno, lo hacen porque hacés los proyectos, porque los cumplís y porque tenés las bases para poder devolverlos después. Hoy, la ceguera ideológica de este gobierno nos está afectando mucho en la apuesta satelital, en la Refefo y el data center también”, dijo y destacó el rol que tuvo esa infraestructura para garantizar la continuidad laboral y pedagógica en pandemia, el acceso al servicio de salud y a otros derechos humanos que, en aquel momento sólo fue posible mediante la virtualidad.
“A la Refefo tenemos que ampliarla pero está todo frenado. Hay dinero de créditos dedicados, que no se están ejecutando. Con el satélite pasa exactamente lo mismo. Lo peor es que se pidió la plata, que la tiene el Banco Central y que no se la dejan usar a Arsat. A eso se suma que todas las penalidades que surjan por el incumplimiento de esos contratos los tenemos que pagar desde la empresa: cada demora, es una baja más en la facturación”, cuestionó y caracterizó al centro de datos como lo que mejor está trabajando hoy, gracias a que recibieron el equipamiento y la infraestructura posible para crear una nube propia.
Imagen creada con ChatGPT
“En el territorio local, todos los pequeños ISPs del país dependen de Arsat. Ellos ya saben lo que significa no tener una empesa de esta envergadura y son nuestros más férreos defensores, porque llegamos a lugares donde no había fibra y tenían enlaces satelitales carísimos”, dijo y planteó que la concentración del mercado local -evidenciada con operaciones como la adquisición de Telefónica por parte de Telecom– supone una “amenaza” para estos pequeños prestadores.
Pero no sólo es un tema de escala local. “Arsat está preparada para dar servicios de nivel mundial, ya damos servicios a toda América; le vendemos servicios a Estados Unidos, al Caribe, a Colombia y a Ecuador, por ejemplo, porque el Arsat-2 está en uso pleno. Por eso, cada satélite que ponemos ya está vendido. Y es una picardía tener que alquilar por algo que ya estamos construyendo. Es más, a esta altura tendríamos que tener ocho satélites en operación”.
“Tierra del Fuego estuvo desconectada hasta que Arsat hizo la fibra submarina, porque lo consideró indispensable”. dijo a modo de ejemplo de las apuestas desarrolladas y recordó que también está frenado el cableado submarino transnacional previsto hacia China.
Pero no sólo es una merma tecnológica, también es de recursos humanos: 150 de las 720 personas que integraban la planta del personal hipercalificado emigró a otras oportunidades laborales, como consecuencia de la pérdida de capacidad salarial y la incertidumbre generalizada.
Entonces, se impone pensar en un modelo de supervivencia.
¿Arsat, una red neutra?
Los trabajadores de Arsat advierten que la tendencia de la industria, de los grandes operadores, pasa por desligarse de las redes y de las infraestructuras porque “todos quieren negocios arriba de la red y que a esa red la gestione otro”, dijo Mc Govern quien aseguró, además, que “la empresa está dispuesta y preparada para adoptar ese rol”.
¿Para ser una red neutra? “Exacto. Así es, un win-win”, dijo Mc Govern y advirtió que, aunque años atrás se había planteado ese rumbo, hoy no está claro y la apuesta es mantenerla viva, que diversifique su paleta de servicios y que sea el proveedor de tecnología en todo el país, “porque ningún privado lo va a hacer”.
También aclaró que al espectro para 5G lo necesitan para mejorar su propuesta, pero no para transformarse en un operador móvil. “No lo queremos para dar telefonía 5G, que es complejísimo e involucra un nivel de inversión que no se condice con lo que puede Arsat; sino para usarlo como una herramienta de conectividad rural. Por ejemplo, un ISP que está a cuatro kilómetros de la Refefo puede valerse de ese enlace con un punto a punto del 5G y la garantía de esa velocidad. Algo que en Europa se está usando muchísimo”.
Inclusive, se pronunció sobre el desarrollo de la industria de órbita baja, a la que valoró como complementaria; y destacó que la geoestacionaria, aunque no facilita la velocidad y latencia del LEO, garantiza conectividad en un plazo más extenso de recambio, de los cinco años de los LEOs a los 15 años de los GEOs. Y destacó que hay un problema de capacidad que ya surgió con las propuestas de órbita baja en el país: “En la provincia de Buenos Aires hay lugares donde Starlink ya no te vende capacidad porque no quieren hacer una inversión, pagar la bajada. Recordemos que el satélite no tiene Internet en el espacio y tiene que bajar la tierra, pagar tránsito en estaciones terrenas y, a veces esos contratos, no los quieren asumir. Entonces, empiezan a limitar las conexiones o a no sumar nuevos clientes”.
Con todo, la cuestión pasa por la soberanía, “que la decisión de no conectar o de conectar sea tuya, como país, y no de un tercero en función de su visión de negocio” dijo Mc Govern y recordó que “Arsat es una empresa moderna que está pensada para perdurar y que tiene mucho compromiso de sus trabajadores. La potencia que tiene es enorme”.
Mientras, en los pasillos de la empresa sigue vivo el rumor de la privatización y para ello también hubo propuestas. “Arsat es una sociedad anónima y el 49 por ciento de las acciones se pueden emitir y vender, sin ningún tipo de problema. Lo que estamos proponiendo es que ese 49 por ciento pase a las provincias, para que tome el rol federal que tiene y que se ve en la Refefo, que es el esqueleto de la Argentina”.
Esta idea se plasmó en un proyecto de ley tanto en diputados como en senadores, que aún no tuvo tratamiento todavía y que apunta a resolver los efectos de los vaivenes políticos, algo fundamental para una empresa.
Lo viejo funciona, como dice “El Tano” Favalli en la serie de El Eternauta, y no es necesariamente porque haya una cuestión tecnológica que tenga o no vigencia, sino porque el saber hacer, el poder organizarse y el lograr un objetivo colectivo, sigue vivo y siendo efectivo.
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