GSMA vuelve a la carga para denunciar cargas impositivas elevadas en el sector

Hace tiempo que la Asociación GSM (GSMA) inició una cruzada para presionar a los gobiernos a que reduzcan las cargas impositivas al sector. Esta vez la asociación alerta de que las cargas impositivas en la actualidad son superiores a las de 2007, según los datos de Deloitte, consultora contratada para revisar las cargas impositivas en el sector de las telecomunicaciones en 111 países. Este no deja de ser un escenario desolador para el consumidor, sugiere GSMA, y para sus propios esfuerzos de lobby.

Los datos extraídos de Deloitte concluyen que el incremento medio de los impuestos del servicio de telefonía móvil han pasado del 16,9 en 2007 al 18 por ciento en la actualidad. A  su vez, la carga impositiva como del costo total de ser dueño de un servicios de telecomunicaciones ha pasado del 17,4 por ciento al 18,1 por ciento entre 2007 y 2011.

La GSMA dice que Países como República del Congo y Madagascar han incrementado en un 50 por ciento la carga impositiva en el sector desde 2007. En otros países, como la República de Gabón, Pakistán o Sierra Leone las cargas impositivas se han doblado en el periodo. Y en Malasia casi se han triplicado, dice el estudio.

El estudio también aduce que ya son 21 los países que aplican un impuesto especial para el tiempo de las llamadas telefónicas, lo que se conoce como Airtime Taxes. La mayoría de países que imponen este tipo de impuesto, por los nombres que aparecen en el comunicado de GSMA, están ubicados en África, donde el grado de desarrollo del sector es bastante inferior al del resto del mundo.

Este hecho es importante destacarlo por dos motivos que el reporte entrelaza. Primero, y como siempre han defendido los reportes de la GSMA, la reducción de impuestos en el sector produce un aumento del consumo y este aumento un crecimiento en el producto interior bruto (PIB). Y, por otro, el reporte acusa a los gobiernos de tratar a la telefonía móvil como un artículo de lujo en lugar de un bien necesario.

Sin embargo, viendo la lista de los países—por ejemplo los 12 subsaharianos en África—no nos parece muy descabellado que el servicio se considere un lujo cuando hay otras necesidades básicas que aún no están cubiertas para el total de la población. Finlandia y otros países pueden considerar a las telecomunicaciones como una “nueva necesidad”, pero en países donde el hambre y ciertas enfermedades no están erradicadas para un gran número de sus ciudadanos, la telefonía móvil puede ser considerada un lujo en su contexto como país. En este punto el estudio defiende que las telecomunicaciones serían herramientas para precisamente resolver estos problemas de salud y nutrición, entre otros—yo, personalmente, no estoy tan seguro—.

Donde queda claro que no tiene sentido el tratar a la telefonía como un lujo es en Estados Unidos, y, por fin, la semana pasada se congeló por Ley el poder aplicar nuevos impuestos sobre este servicio. En países desarrollados, donde los gobiernos tienen múltiples formas de cuadrar las cuentas fiscales no parece razonable perjudicar a las capas bajas de la sociedad con impuestos desproporcionados en los servicios de telecomunicaciones. De hecho, la telefonía móvil en Estados Unidos tiene los mismos impuestos que los productos de consumo considerados como “pecaminosos” en ese país, como son la bebida y el tabaco.

El reporte también se centra en el precio de los dispositivos y sus cargas impositivas. Nuevamente el reporte encuentra ejemplos, como el de Kenya donde la reducción del 16 por ciento en los impuestos asociados a la venta de dispositivos en 2009 ha provocado que las ventas aumenten en un 200 por cien entre ese año y 2011. Además, dice el reporte, la telefonía móvil contribuye con el ocho por ciento del PIB.

Sin querer quitarle merito a Kenia ni al efecto en la reducción del impuesto sobre la venta de dispositivos, que la telefonía móvil, como industria, contribuya con el ocho por ciento en Kenia no es una cifra que deba sorprender teniendo en cuenta el grado de desarrollo industrial y de servicios en dicho país. Es decir, Kenia puede ser ejemplo para países en una situación similar, pero no para que Suecia, o Estados Unidos, reduzca sus impuestos basándonos en este mercado.

A pesar de los positivos ejemplos de Kenia y otros mercados, GSMA dice que de media los usuarios pagan un 23 por ciento sobre la compra de dispositivos y que 37 países están por encima de la media global (el estudio tiene 111 países, alguno tiene que estar por encima de la media). El estudio muestra que en Latinoamérica los impuestos sobre dispositivos son elevados y pone los ejemplos de Brasil (pagan más del 40 por ciento) y Argentina (pagan más del 62 por ciento).

Siempre hemos estados de acuerdo con la GSMA en su cruzada por reducir los impuestos sobre el sector, la discusión no es nueva, y todos los sectores, no solo el de telecomunicaciones, luchan por ser más competitivos reduciendo la carga impositiva. En este sentido, la GSMA tiene un punto a favor y es que la telefonía móvil es precursora de muchos beneficios sociales y económicos, y por ello debe fomentarse su adopción lo máximo posible. Sin embargo, la mezcla de países con realidades tan dispares para realizar su generalización nos parece un poco justo, o injusto si se quiere.

Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

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