La portabilidad móvil llegó a Bolivia 10 años después que en varios países de Latinoamérica. Su aplicación tardía es útil para medir si cambiaron las consecuencias de poner en marcha el sistema y la respuesta parece ser que no. Al momento sirvió, como en el resto de los países, solo como muestra del comportamiento del mercado móvil local: el dominante Entel también es líder en portabilidad.
La Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT) registró que en seis meses de portabilidad cambiaron de operador manteniendo el número 79.188 líneas. El 88 por ciento correspondieron a líneas prepago y el 12 por ciento restante al pospago. Los requisitos para aplicarla son contar con una antigüedad mínima de 60 días y no tener deuda con el operador. Se puede ejecutar hasta dos veces por año sin incurrir en gastos.
Entel se quedó con el 55 por ciento de las líneas portadas, Tigo con el 34 por ciento y Viva con el 11 por ciento. Las cifras son muy parecidas a las que presenta el mercado móvil local. Aunque no es oficial, los resultados de los operadores permiten predecir que Entel cuenta con casi la mitad de las líneas en funcionamiento, Tigo con el 33 por ciento y Viva con el 18 por ciento restante. Hay, según información del regulador a 2018, 11,4 millones de líneas celulares en Bolivia.
El comportamiento de la portabilidad local es similar al que presenta México, donde Telcel es dueña del mercado y también la que más líneas recibió desde que aplica el sistema. En Perú y Chile la competencia que existe se traduce en que Entel, en el primero, y Wom, en el segundo, sean los más beneficiados en portabilidad aún siendo operadores con menor cuota que sus competidores.
ATT destacó en su comunicado que desde el primero de octubre se incrementaron en un 300 por ciento las promociones de los operadores como consecuencia de la portabilidad. Su aplicación, en tanto, sirvió para reforzar el liderazgo de Entel. El caso local baja los argumentos de quienes están a favor de su uso en Uruguay, uno de los pocos países de la región que se permitió dudar de las consecuencias que generaría su implementación.
