Facebook intenta imponer su propia agenda en la regulación de plataformas

El año pasado, en la apertura del MWC19, José María Álvarez Pallete, presidente de Telefónica, ponía sobre la mesa la necesidad de una “nueva constitución que defina los derechos fundamentales de los ciudadanos en el mundo digital”. Toda su alocución fue un llamado a la industria para encontrar la fórmula para garantizar la protección de los usuarios y los datos, como una manera de diferenciarse de compañías tecnológicas cuestionadas por el uso que hacían de la información de sus usuarios.

En ese entonces, Telefónica planteaba una serie de ejes para esta “constitución digital”, como una forma de llevar la discusión a los puntos que a a la compañía le interesaban. Por supuesto, un año después, estamos lejos de tener una constitución digital y mucho más lejos de de resolver el problema del uso de los datos y su portabilidad entre plataformas. Además, el 2019 fue un año en que las noticias falsas y los discursos de odio que circulan en las redes tomaron protagonismo en la agenda, poniendo sobre la mesa nuevos ejes de debate.

La discusión sobre la privacidad sigue vigente, al igual que los pedidos por nivelar el campo de juego. A finales de 2019, los medios indicaban que Estados Unidos empezaba a evaluar la forma de regular a los gigantes tecnológicos, posiblemente siguiendo un camino iniciado por Europa, que siempre se mostró más activa en términos de regulación de las plataformas —aunque no siempre haya logrado el objetivo—.

En este contexto es el propio Mark Zuckerberg el que pide la regulación de Facebook. La movida no debe sorprender al lector. Así como Telefónica planteaba una nueva “constitución digital”, Facebook plantea una regulación de las plataformas bajo sus propios términos, unos términos que permitan lavarse las manos de escándalos como el de Cambridge Analytica y tener injerencia en cómo será la futura —y posiblemente inevitable— regulación del sector.

En una carta publicada con fecha de hoy en Facebook, Zuckerberg apunta a regular las redes sociales en cuatro áreas: elecciones, contenido hiriente, privacidad y portabilidad de los datos. Son las áreas que más preocupación han generado en la audiencia, especialmente en términos de circulación de noticias falsas y privacidad de los datos.

Aunque Zuckerberg advierte que una regulación podría impactar en su negocio en el corto plazo, el beneficio mayor del “bien social” parece ser suficiente para dejar que los reguladores avancen en su afán de regular las plataformas —siempre que la regulación siga los principios que el propio Facebook ha designado—. Es más, el CEO de Facebook pone como ejemplos de buenas prácticas regulatorias algunas iniciativas propias como Data for Good o la creación de un directorio independiente para que los usuarios puedan apelar las decisiones de Facebook sobre contenidos, quizás como forma de empujar a los reguladores a que pongan en sus normas iniciativas que la compañía ya está llevando adelante, en vez de innovar con alguna regulación que pueda impactar a su negocio.

Casi que al igual que pedía Telefónica en 2019, Facebook habla de la necesidad de contar con “reglas claras de compartición de datos” aunque advierte que leyes muy estrictas hacen que las compañías “encierren sus datos y se nieguen a compartirlos con otros para minimizar el riesgo regulatorio” —¿será ésta una respuesta a la norma europea de GDPR?—.

Quizás como una forma de demostrar su voluntad de cooperar, Facebook se muestra a favor de los esfuerzos de la OCDE para modificar las reglas que rigen la aplicación de impuestos y que permitirían, de tener éxito, eliminar la disputa sobre dónde las plataformas globales deben pagar sus impuestos. 

La discusión de la regulación se está corriendo hacia los activos que representan un gran valor para las compañías: los datos de los usuarios. En este terreno, tanto operadores como OTTs parecen coincidir en que la privacidad debe ser prioridad —¿qué empresa podría negarse a esta máxima? —y, por lo tanto, se muestran abiertos a cooperar para crear las normas que regirán a futuro. En cambio, en términos de competencia entre servicios la voz que pide por mayor regulación siempre aparece del lado de los jugadores tradicionales. Allí, la decisión de los OTTs es quedarse callados.

Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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