“La competencia no es una bala de plata”

“La competencia no es una bala de plata”
Sonia Jorge, directora de A4AI. Imagen: A4AI

La pandemia del covid-19 ha puesto de manifiesto las consecuencias del dividendo digital y subrayó la necesidad de generar soluciones a la inequidad digital. Algunos gobiernos han equiparado a la banda ancha como servicio público mientras que otros intentan acelerar su agenda digital. La Alianza por un Internet Asequible (A4AI) viene siguiendo hace algunos años la evolución de Internet y su asequibilidad. En el último informe, se puede observar una mejora en los índices de asequibilidad, especialmente en los países de más bajos recursos.

Los precios de los servicios móviles están cayendo constantemente, con un costo de 1 GB bajando más de la mitad desde 2015, de un siete por ciento al 3,1 por ciento de los ingresos mensuales promedio. Para entender mejor la posición de América Latina, TeleSemana.com conversó con una de las directoras de A4AI, Sonia Jorge. En esta entrevista, hablamos sobre los desafíos de la política pública latinoamericana para lograr una mayor inclusión digital.

El covid-19 ha puesto a la banda ancha en el foco y ha provocado también una gran crisis económica, ¿cómo afecta esto a la asequibilidad de la banda ancha?

Creo que es la pregunta más pertinente para hacerse en estos momentos. Probablemente hayas visto en el reporte y es algo que hemos subrayado en mucho de nuestro trabajo en los últimos meses y es que la pandemia del Covid-19 ha demostrado que Internet es más importante que nunca y el acceso a la banda ancha es crítico e importante para que las personas estén conectadas. No es un servicio de lujo, es básico, es un servicio público. Y por eso tiene que se asequible porque las personas dependen de ello.

Creo que la pandemia del covid-10 ha demostrado lo que va más allá del acceso. Internet no es solamente lo que algunas personas creen, como entretenimiento o algunas oportunidades de negocio como comercio. Es fundamental para la educación, para la salud, para acceder a información que las personas necesitan. Muchos negocios, si no tienen una presencia online están luchando. Entonces, eso es lo que deja la pandemia. Estoy segura en América Latina también ha sido un ingrediente clave en nuestras vidas como ciudadanos digitales. Entonces, no solo todos tienen que tenerlo, sino que lo deben de hacer de una forma que sea asequible.

Algunos países de la región han empezado a declarar a la banda ancha como servicio público, lo que, por supuesto, incluye nuevas obligaciones para los proveedores de telecomunicaciones, ¿crees que es importante esto para incrementar la disponibilidad de banda ancha?

Creo que es absolutamente importante. Y esto es algo que hemos incorporado en nuestro reporte de asequibilidad y es que Internet se ha vuelto un servicio público y tenemos que pensar en él de esa manera. Esto no significa que deba ser una imposición para el sector privado. En realidad, el hecho de que sea reconocido de esa manera es la razón por la cual el sector privado debe tener soporte y ser reconocido como un socio para el desarrollo del sector. No es solo un inversor, es un socio y un creador. Esta oportunidad es única.

Lamentablemente, la reacción inmediata de muchos de las partes interesadas, incluyendo el sector privado, es que viene con imposiciones. Pero la verdad es que no se trata de imposiciones sino de oportunidades para asegurarse que el gobierno preste más atención a las tecnologías digitales, y su rol como creadores de política en soportar el sector y asegurar una política más predecible y un entorno regulatorio que permita las inversiones. Las asociaciones son cada vez más críticas porque se trata de asegurarse que cada uno pueda acceder.

El sector privado pero, por supuesto, el público también, se beneficiará de haber incrementado más personas a la red, muchas más usándolas y muchas más demandando servicios y nuevos productos. Es, en realidad un win-win para todos. Y es todo alrededor de asegurarse que el acceso a internet se convierta en una herramienta, una oportunidad para que las personas tengan una mejor vida y tengan acceso a sus necesidades básicas.

Creo que teniendo en cuenta los niveles actuales de inequidad y exclusión, especialmente en América Latina, el hecho de que muchas personas no solo están fuera de los márgenes de buena conectividad y conectividad significativa, sino que están excluidos totalmente —especialmente mujeres, poblaciones rurales, zonas remotas y de bajo nivel adquisitivo—. Es precisamente por esto que necesitamos tener algún tipo de acción y política que haga que los servicios no sean solo el centro de la agenda de gobierno sino que también el sector, incluyendo el sector privado, esté más alineado y puedan trabajar en conjunto.

El reporte menciona que muchos planes de banda ancha se han quedado cortos. Creo que esto es general, pero es relevante en América Latina, donde todavía queda mucho por conectar, ¿cuál es la razón?

Creo que hay una serie de razones. Por empezar, en algunos países, especialmente de ingresos bajos y medios, han hecho un gran progreso. Y debido a estos progresos en términos de planeamiento de banda ancha los precios han bajado de forma drástica. Esto es muy bueno y especialmente ver cómo estos países han logrado generar planes de banda ancha efectivo. Ellos han visto el impacto en inversiones mucho más eficientes y servicios más asequibles.

El problema es que en algunos países, incluyendo América Latina, creemos que ha habido una regresión en el progreso. Si miramos los reportes de los últimos años, la región estaba en el foco. Era la más brillante en cuanto evolución del progreso y había muy buenas políticas llevándose adelante. Pero en los últimos años, lo que hemos visto es que se ha vuelto peor. Entonces, en vez de continuar mejorando, las cosas se han perdido.

Esto no es solo por la pandemia, porque todo esto ha sucedido antes de la pandemia. No podemos poner al covid-19 como una excusa. Esto tiene que ver con poco liderazgo, una creación de política pobre, una planeación pobre y no poner el esfuerzo en actualizar y asegurar que la política de banda ancha sea parte de la política nacional. Alrededor del mundo hemos visto mucho progreso pero en América Latina una ralentización. Y esto es algo que se debe cambiar.

América Central, por ejemplo, está quedándose atrás. No hay prácticamente ningún plan de banda ancha en la región. En otros países como Bolivia, Brasil, México, la situación política solo deterioró y creó nuevas dificultades y desafíos. Pero, igualmente, tenemos siembre algunos países que están mejorando como Colombia o Costa Rica. Están en la dirección correcta. Recientemente, también Argentina y República Dominicana.

Recién has mencionado algunos países donde se ha visto regresión y entre ellos ha mencionado mercados de Centroamérica donde, especialmente, en el último año ha habido consolidación en el mercado, ¿crees que esta integración está afectando también la asequibilidad?

Sí, igualmente lo que quiero decir es que si bien hubo algún progreso este es mucho más lento. Y la consolidación, por supuesto, no ayuda. Es decir, está más que comprobado que la competencia no es una bala de plata. No es la respuesta a todo.

La competencia sana es importante, no aquella pretendida, es decir, aquella que en realidad es un monopolio o un duopolio, como vemos en muchos países de la región. Hemos visto situaciones donde hay muchos operadores pero la diferencia en el poder y control es muy significativa. Entonces, ¿está la competencia actuando en esos casos? Creo que deberíamos hacernos esta pregunta: ¿tenemos un entorno competitivo actualmente? Algunos operadores están saliéndose de mercados en los que han trabajado por muchos años pero ahora mismo prefieren vender, y eso provocará más consolidación. Entonces, creo que entender qué es lo que ocurre es una buena pregunta para hacerse porque creo que si ha habido consolidación, también ha habido mucha dominancia.

Entonces, volviendo a la pregunta, creo que la competencia sana es crítica. Si no existe, entonces no va a funcionar. Pero, más importante aún, los gobiernos tienen que dar pasos concretos para gobernar en pos del interés público. Los gobiernos tienen que generar buenas políticas para que el sector privado invierta estratégicamente en el sector. Si no hace su parte es una ecuación desbalanceada. Los gobiernos deben ser transparentes, tener metas claras y un roadmap. Entonces, es un balance entre competencia en el sector privado, pero también una inversión y guía del sector público.

Has nombrado la colaboración y la asociación como una parte importante y, en nuestra región, hemos visto algunas herramientas de colaboración entre múltiples partes interesadas pero no siempre se traducen en reglas o políticas….

Absolutamente. Lo primero que quiero decir es que multistakeholder es un tema importante, crítico. En el reporte hemos visto que los países que han logrado generar planes de banda ancha fuerte basados en la participación abierta y transparente siempre tienen mejores resultados.

Todas las partes interesadas tienen interés en que los planes y su implementación sean satisfactorias. Entonces, no hay ninguna razón para que no den soporte al plan si participaron en él. Cuando eso no sucede, los planes son muy débiles, no tienen soporte. Se convierten en un documento público más.

Hablando de asociaciones, existe un proyecto en Perú que es Internet para Todos, que cuenta con la participación de Facebook, Telefónica y bancos inversores. Es posiblemente el mejor ejemplo de asociación e innovación en la región y se habla mucho de él como caso de éxito. Entonces, ¿porqué no se extienden modelos similares en el resto de la región?

Creo que hay un par de razones para que eso no suceda. También ha habido algunos intentos. Pero lo que yo creo que lo que sucede en IpT es que, principalmente, el gobierno estaba muy interesado y entendía lo que se necesitaba. En segundo lugar, había recursos. No solo es una buena idea, los recursos llegaron en una buena combinación de sector privado y público y entidades financieras como el BID y CAF. Creo que por esta combinación es que todo pudo reunirse y asegurarse de que no sea únicamente una idea. Creo que lo que ha ocurrido con muchos proyectos en América Latina es que se han pensado pero nunca se recaudaron los recursos que permitan soportarlos.

Pero lo que aún creo que es más importante es que las poblaciones en zonas pobres, montañosas o rurales quieren tener conectividad y que, además, van a pagarlo si tienen la posibilidad. Si la inversión ocurre y las personas pueden tener acceso, van a pagar por él. Algunas personas tendrán menos recursos para hacerlo, pero igualmente habrá recursos. Esto siempre fue un malentendido que personas pobres no podrían generar márgenes para el sector privado.

Espero que en este proyecto nos puedan compartir la información no solo de cuanta gente se ha conectado sino también de cómo están pagando y los servicios a los que tienen acceso porque creo que allí está el verdadero éxito del proyecto.

La meta de asequibilidad es de 1GB por el dos por ciento de los ingresos de cada persona, pero América Latina está todavía algo lejos, ¿qué recomendarías para reducir los precios de banda ancha?

Bueno, hay dos temas para considerar aquí. La razón de por qué los países no han logrado el target de asequibilidad es porque también la región sufre de una gran inequidad en los ingresos. Algunos países han alcanzado el target de forma agregada pero no sobre los diferentes quintiles de ingresos. Hay una gran inequidad económica y social.

Entonces, esto hace que cambie la forma en que las personas interactúan con la tecnología. Y es la razón por la cual la planeación y la banda ancha es tan importante. No podemos esperar que las personas con los ingresos más bajos en Brasil paguen igual que las personas más ricas. Esto no hace ningún sentido. Entonces, la política y los planes de banda ancha tienen que considerar estas discrepancias y entender que tienen que llegar a segmentos de la población con diferentes contextos socioeconómicos. Necesitamos tener políticas que sean mucho más enfocadas y específicas para reducir las brechas entre estos grupos. Lamentablemente, muchos países y muchos hacedores de políticas públicas no están acostumbrados a ello.

Por otro lado, las inversiones no deben hacerse donde las personas ya están conectadas o el backbone de fibra no tiene que dar soporte a servicios sofisticados de aquellos en la elite. En realidad, esas inversiones deben ir para aquellos sitios donde esos servicios no están siendo provistos y deben subsidiar las inversiones para que el precio a los usuarios sea menor. Este tipo de cosas tienen que ser la regla, no la excepción.

Si no se toma las diferencias entre áreas rurales y urbanas, o brecha de género, o lo que ocurre con poblaciones indígenas, básicamente se están creando políticas para un ciudadano promedio que no existe.

Sobre este tema, también es importante pensar en calidad, porque no es solo conectar a las personas sino hacerlo de una forma adecuada. Es posible que allí esté faltando también una conversación en ese sentido…

Estamos muy lejos todavía… No sé si has visto un reporte pero justamente nosotros estamos abogando por una conectividad significativa y asequible. Es todo sobre acceder a la cantidad de datos adecuada y en el dispositivo adecuado.

Ahora tenemos mucho porcentaje de la población cubierta con 4G pero esto no significa nada si no puedo usar el servicio cuando salgo de Buenos Aires. Entonces, la calidad de servicio es crítico. La banda ancha tiene que tener una velocidad mínima equivalente a 4G, suficiente cantidad de datos —idealmente ilimitado— y no debe haber problemas para acceder porque las personas no pueden pagar por el servicio. Además, deben existir los dispositivos adecuados, que permitan que las personas se beneficien de las oportunidades digitales. Sino, no tiene ningún sentido. Y el mínimo dispositivo es un smartphone.

Particularmente en América Latina los smartphones tienen un precio muy alto, ¿qué impacto tiene eso en la asequibilidad?

Esta es una verdad en todo el mundo. Creo que el tema también es que los gobiernos tienen que atender este tema. En América Latina, los impuestos y los cargos fiscales a los smartphones son muy altos. En algunos países es aproximadamente el 45 por ciento. Entonces si alguien paga un teléfono con un costo de 200 dólares, y la mitad no corresponde al costo del dispositivo, algo está mal.

No digo que el gobierno no deba recaudar, ellos deben hacerlo pero no en detrimento del desarrollo económico. El acceso a Internet es básico, no es un lujo. Y si no tenes los dispositivos, y las personas no pueden acceder a funciones básicas como ciudadanos, bueno, es un problema. Esto es muy importante para los gobiernos cuando piensan en el impacto de sus acciones, como el tema tributario o programas que subsidien la adquisición de los dispositivos. Hay varias cosas que se pueden hacer, pero la tributación sobre los dispositivos es hoy una de las principales barreras que deben ser removidas.

Corrección: se añadió a la nota que algunos países sí han alcanzado el target de asequibilidad pero de forma agregada. Al tener en cuenta los diferentes quintiles de ingresos, allí se observa que aún queda camino por recorrer para alcanzar la asequibilidad. 

Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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