Basta de grietas: con decisiones tomadas sobre 6 GHz el sector debe trabajar porque 5G y Wi-Fi 6 se lleven bien

¿Es que la grieta que divide a naciones, comunidades, familias por tener posturas distintas frente a un tema y, lejos de buscar soluciones no hace más que empeorar las cosas, también llegó al mundo de las telecomunicaciones? ¿Es eso lo que está pasando con el espectro de 6 GHz y el tironeo entre quienes consideran que debe destinarse en su totalidad a Wi-Fi 6 y quienes sostienen que debe guardarse una parte para 5G? ¿O en verdad este primer tironeo sería una muestra de otras pujas hacia adelante?

Recordatorio obligatorio. En América Latina, Brasil, Chile, Perú, Costa Rica, Guatemala y Honduras ya tomaron la decisión de entregar el 100 por ciento del espectro de 6 GHz a Wi-Fi 6. Están en proceso de consulta y análisis, México, Colombia y la Argentina. Canadá seguiría el ritmo latino, y Corea del Sur y Arabia Saudita también inclinaron la balanza a favor de Wi-Fi.

Aunque ya venía advirtiéndolo, la semana pasada la GSMA aseguró que “el futuro global de 5G corre riesgo si los gobiernos no son exitosos en licenciar espectro en la banda de 6 GHz”. Y también a modo de recordatorio advirtió que China usará la totalidad de los 1.200 MHz de esa banda para servicios 5G.

La GSMA considera que la mejor opción es entregar la mitad a Wi-Fi 6 —espectro sin licencia— y, la otra, a 5G —licenciado—, tal como lo ha resuelto Europa y algunos países de África.

¿Por qué es tan insistente esta asociación con la necesidad de librar parte de ese espectro para 5G si ni siquiera la CRM 2023 contempla el análisis más que para Europa?

Claramente, la GSMA está defendiendo a sus socias. Para eso está. ¿Por qué tanta insistencia? ¿Quedará desbalanceado el mundo si América Latina termina de hacer su apuesta ciento por ciento para Wi-Fi en 6 GHz? Pues no pareciera. Si China ya inclinó la balanza en un ciento por ciento a 5G puede afirmarse que los países que destinen parte de ese espectro a la nueva tecnología tendrán garantizada la provisión de equipamiento.

No obstante, hay otra cosa que está clara también. El ecosistema de dispositivos Wi-Fi es mucho más amplio que la de las tecnologías móviles. Una vez que aparece la chance de sumar artefactos a una banda sin licencia, el mundo Wi-Fi se tira de cabeza. Por esa razón, la GSMA advierte que una vez tomadas decisiones como las que se vienen sucediendo en América Latina es difícil dar marcha atrás.

Entre las hipótesis que circulan en el mercado respecto a esta insistencia de las operadoras de telecomunicaciones surge aquella que señala la necesidad de crear rápidamente una solución celular no licenciada. Pero ya se sabe que a las operadoras no les gusta nada pensar en espectro no licenciado, aún cuando se trate de 5G y la gran demanda de frecuencias que exigirá.

Hay quienes advierten en la industria que el golpe que las operadoras móviles recibieron por el cambio de comportamientos que trajo el Covid fue tan fuerte que necesitan recurrir a todo aquello que les permita pensar en nuevos negocios y ganancias futuras. Pero en este punto se abren varias aristas.

Por un lado, 5G operará como tecnología outdoor, no indoor, que es donde domina Wi-Fi. Cuesta pensar que parte del reclamo de las operadoras pase porque estén pensando en soluciones móviles para el hogar. El hogar se resuelve con Wi-Fi. Y es por eso que necesita ser más potente. ¿Entrar a este espacio con un 5G no licenciado? Sería un flor de embrollo, un caos por potenciales interferencias que, en realidad, quedan resueltas si el 5G se licencia en una parte de la banda de 6 GHz.

Está claro que 5G va a estar en todas partes cuando los despliegues se vuelvan una realidad. Pero difícilmente traspasen las puertas de los usuarios donde, otra vez, el rey es el Wi-Fi, la misma tecnología que en el año de la pandemia mostró que necesita mejorar para responder a las necesidades de conectividad cuando se trabaja, se estudia, se transacciona y se consume entretenimiento casi todos los días. Esta es la justificación de los gobiernos de América Latina para darle todo el espectro de 6 GHz a esta tecnología.

¿Será que América Latina entendió que debe armonizarse respecto de esta tecnología para evolucionar más rápidamente hacia lo digital? Es una necesidad. América Latina no sólo cuenta con 210 millones de desconectados sino que, además, necesita mejorar las velocidades y latencia de los que ya están conectados porque, de lo contrario, se profundizará la brecha con el mundo desarrollado. La pandemia puso en evidencia esta situación como también que los hogares necesitan un Wi-Fi potente —que a la vez necesita una conexión fija de calidad, de lo contrario nada de esa mejora se recibirá—.

¿Por qué insistir con la frecuencia de 6 GHz si todavía quedan bandas milimétricas que pueden ser consideradas para 5G?

Tal como están planteadas las cosas, y a sabiendas que las necesidades de una región son bien diferentes a las de otras, por qué no comenzar a plantear desde ahora mismo la necesidad de buena convivencia entre el Wi-Fi 6 hogareño y el 5G que dominará el exterior.

Hay buenos antecedentes. Cuando el consumo de Internet móvil y el aumento del tráfico a través de 3G comenzó a colapsar a estas redes, el Wi-Fi les terminó salvando las papas cuando esos teléfonos llegaban al hogar. ¿Por qué no pensar en esquemas similares, aunque evolucionados, para lo que traiga 5G que, justamente, no estará orientado a los consumidores?

¿Por qué plantear dicotomías ante una amistad entre Wi-Fi y la tecnología móvil que ya está probada? Las empresas deben ayudar a generar ecosistemas de red para que se complementen. O, como ya lo dijo la Wireless Broadband Alliance (WBA) en enero pasado, “la convergencia entre las tecnologías de acceso Wi-Fi y 5G es fundamental para permitir una nueva generación de servicios, aplicaciones y experiencias como Industria 4.0, AR / VR, Ciudades Conectadas y Edge Computing”.

Hay trabajo por hacer. Cuando 5G sea una realidad más homogénea seguramente se puedan crear no sólo casos de negocios para esta tecnología, sino para ambas complementándose. Basta recordar los problemas con el Wi-Fi que suelen haber en hoteles, alojamientos turísticos más pequeños, centros de exposiciones, centros comerciales, universidades, escuelas, estadios como para pensar en que 5G llegará hasta las puertas de esos espacios con latencia y velocidad ansiadas y que, ya ingresada, esa conectividad puede ser distribuida con las mismas características gracias a Wi-Fi 6.

Como están las cosas en el mundo, tal vez sea mejor proyectar ideas nuevas o repetir las que funcionaron antes que plantear nuevas discrepancias. Ya hay demasiadas grietas como para inventar una más.

Andrea Catalano es la Editora en Jefe de TeleSemana.com. Andrea es periodista y licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Cuyo. Desde hace más de 20 años sigue al sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones y su impacto en la economía y la sociedad. A lo largo de su carrera se ha desempeñado en prensa escrita, on line, radio y televisión.

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