El Plan Nacional de Inteligencia Artificial (IA) es la noticia que desde Chile ilumina posibilidades en la región, para cuyo desarrollo prevé destinar 32.259.100 dólares (26.000 millones de pesos) y mediante el que aspira a crear un marco normativo acorde para promover su desarrollo y su uso responsable. Sí, un paso más en el decidido camino de hacer de 5G una realidad tangible y sostenible, con investigación y experimentación para crear modelos de negocios y comenzar a saldar discusiones existenciales.
El propio Andrés Couve, ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de aquel país sostuvo que “con esta acción, Chile cierra brechas presentes en el hemisferio sur respecto de IA”, y valoró que “en esta parte del mundo estamos marginalmente involucrados en las colaboraciones para desarrollar y adoptar la IA, y las discusiones éticas que la actividad conlleva”; pero también subrayó que el lanzamiento de una política pública concreta en la materia permitirá “abordar la conversación global, desde las convicciones propias”.
El anuncio involucró la presentación de esta estrategia de política pública, que puede consultarse aquí, y en el que se establece que “esta Política de IA termina fundamentándose en cuatro principios transversales: IA con centro en el bienestar de las personas, respeto a los derechos humanos y la seguridad; IA para el desarrollo sostenible; IA inclusiva; e IA globalizada”.
Pero también involucró la exhibición de una hoja de ruta en la que se establecen 70 acciones prioritarias y 180 iniciativas que se desarrollarán entre 2021 y 2030; es decir, un plan de acción concreto y delimitado que apuesta al desarrollo con continuidad de iniciativas durante una década y que, -disponible aquí-, aspira a promover el desarrollo sostenible de esta tecnología.
Con todo, se trata del resultado del largo trabajo realizado por un comité, integrado por una docena de especialistas, y de la consulta pública que convocó a más 8.000 personas a participar de actividades presenciales y virtuales; nada sorprende si se recuerdan los pasos que el país viene dando en su camino hacia la transformación digital y en el despliegue de la tecnología de quinta generación.
En todo caso, este anuncio se inscribe y enmarca en otros, que van delineando los ecosistemas digitales que estos avances requerirán para que la estrategia general tenga cuerpo y sustento; por ejemplo, la construcción de los Campus 5G, la confirmación que sus más 3,2 millones de estudiantes tendrán Internet de alta velocidad para fin de 2022 o la convocatoria para crear al primer “centro de escalamiento y nuevos negocios en torno a la tecnología 5G”.
Todo forma parte del mismo camino y, entre las acciones prioritarias que se establecen en materia de infraestructura tecnológica en este plan, se señala el objetivo de “convertir a Chile en un hub global para el hemisferio sur en infraestructura tecnológica que esté a la vanguardia global en IA”.
E, inclusive, se reafirma la apuesta de fomento a para la aceleración del despliegue del Sistema de Conectividad Nacional 5G, impulsado por la Subsecretaría de Telecomunicaciones, como la creación del Centro de escalamiento y nuevos negocios en torno a Tecnologías de 5G, pero también advierte la intención de aumentar la capacidad de almacenamiento y de procesamiento local.
A los fines prácticos, la estrategia apunta a adaptar y potenciar instrumentos de certificación de habilidades en IA, fomentar la base científico-tecnológica instalada, y promover la capacitación de los recursos humanos, como la generación de incentivos y de nuevos acuerdos público-privados para promover el empleo calificado en el territorio.
El plan a diez años se organizó a partir del abordaje de tres ejes, signados por los factores habilitantes; el desarrollo y la adopción; y la ética, los aspectos normativos, y los efectos sociales y económicos. El documento caracterizó al primer factor como “aquellos componentes sin los cuales el uso y desarrollo de esta tecnología se hace imposible” para señalar al desarrollo de talentos, de infraestructura tecnológica y de datos; mientras que al segundo lo vinculó a los actores que “crean, proveen y demandan” de IA, es decir, todos: la academia, el Estado, el sector privado y la sociedad civil.
A su vez, al tercer eje lo definió como “el más heterogéneo” porque prevé abordar las discusiones que se dan en torno a la interacción humano-máquina y al sistema socio-técnico.
“Es una demostración de cómo el ministerio de Ciencia no solo financia la investigación, el desarrollo y la innovación, sino que anticipa y orienta estratégicamente el desarrollo del país a través de la generación y transferencia de conocimiento”, indicó el ministro a la prensa local.
