Telefónica emitió esta semana un bono híbrido sostenible, por poco más de 848 millones de dólares (750 millones de euros) y anunció la oferta de recompra sobre otros tres bonos híbridos, que prevé cerrar el próximo 25 de noviembre. La iniciativa se inscribe en una tendencia que ya acredita algunos años en el mercado global pero que por estos días se profundiza.
Sin ir más lejos, ayer fue el propio Iván Dique, presidente de Colombia, durante la inauguración de Andicom, quien se refirió a la estrategia de emisión de bonos verdes y azules para financiar y fomentar la estrategia de “sostecnibilidad” mentada allí, en la que la sostenibilidad ambiental se desarrolla sobre la base de la implementaciones tecnológicas.
“Con ambas operaciones, Telefónica continúa gestionando de manera proactiva su base de capital híbrido”, sostuvo la compañía en el anuncio oficial en el que, además, valoró de forma positiva la respuesta de los inversores institucionales al registrar “más de 175 órdenes, una base inversora ampliamente diversificada y más de un 90 por ciento de participación de inversores internacionales”, sobre un bono cuya fecha de rescate está prevista a 6,5 años con un costo de definitivo de 2,875 por ciento.
En enero de 2019, Telefónica había colocado 1.000 millones de euros en su primera emisión de bonos verdes de su historia que, además, era la primera colocación realizada en este tipo de papeles en el sector de las telecomunicaciones. Hoy, la apuesta realizada por esta empresa española que tiene gran pisada regional, le permitirá financiar proyectos con impacto positivo ambiental y social en sus tres mercados principales: España, Alemania y/o Brasil.
Según lo especificó, contribuirán a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos en su ítem noveno y destinados a construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación; los indicados en el orden octavo para promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible y el empleo; y los señalados en el orden séptimo, tendientes a garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos.
“Los proyectos ambientales se centrarán en continuar la transformación de la red, sustituyendo el cobre por fibra, un 85 por ciento más eficiente energéticamente y con menos averías” dijo Telefónica y confirmó que, con esta estrategia, “refuerza” su compromiso de cero emisiones en 2040, entre las que incluye a su cadena de valor; y que, para lograrlo, continuará reduciendo las emisiones de cara al objetivo de ir hacia un 1,5ºC global con una reducción del 70 por ciento a nivel global para 2025. A su vez, y como objetivo intermedio, la empresa comenzará ese mismo año a neutralizar las emisiones restantes en sus principales mercados.
En este marco, cabe también repasar algunas otras iniciativas regionales vinculadas. Por ejemplo, la desplegada por el Instituto Costarricense de Electricidad (Grupo ICE), quien retornó al mercado de valores internacional tras ocho años de ausencias, para presentar su primera oferta de bonos sostenibles y recibir el apoyo de Clifford Chance, de Estados Unidos, y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El anuncio del ICE se conoció en las últimas semanas de octubre en la prensa local e implicó la presentación de bonos por 300 millones de dólares, a una tasa del 6,750 por ciento y un vencimiento a 2031 que le permitirán, por ejemplo, reemplazar 502.000 medidores eléctricos convencionales por unos inteligentes hasta diciembre de 2025 y reemplazar la totalidad de su parque para 2035, año en que culmina su concesión.
Otro ejemplo fue el paso dado en septiembre en Chile por la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) quien colocó en los mercados internacionales sus bonos sostenibles por 800 millones de dólares, al 2032 y con una tasa de interés de 3,05 por ciento.
“El bono fue considerado un éxito en el mercado, puesto que tuvo una demanda que superó los 2.640 millones de dólares” dijo en su comunicado el operador y especificó que los fondos recaudados se desinarán a financiar o refinanciar el desarrollo de proyectos de acceso a infraestructura básica de telecomunicaciones y a servicios esenciales vinculados a inclusión digital, así como a iniciativas de energía renovable y eficiencia energética, en línea con los principios de proyectos verdes y sociales elegibles definidos por la International Capital Markets Association (ICMA).
Entre ellos, por ejemplo, se mencionó el aporte que hará en la implementación de la red 5G, la expansión y fortalecimiento de la red 4G, en el despliegue de la fibra óptica, y en la operación de sitios en zonas rurales; como también en el fomento a servicios de banda ancha fija inalámbrica en zonas no servidas con cableado. E, inclusive, se adelantó que incluirían el uso de energía renovable para alimentar su red, su data center y su infraestructura asociada.
