Las telcos europeas lanzan un nuevo SOS a los reguladores ¿la 5G es más un problema que una solución?

No me queda claro, y no será porque no llevo años cubriendo el sector de las telecomunicaciones, dónde estamos en esta película. Me siento como un personaje de “El Juego del Calamar” recién llegado al recinto donde transcurre la famosa serie de Netflix: desconcertado. Otros pensarán que con esta carta han caído presos de la película “El Día de la Marmota” de Bill Murray, pues no es la primera vez que los operadores, especialmente los europeos, hacen este tipo de planteamiento: pedir que los Over The Top (OTT) paguen un peaje o ayuden con las inversiones en la infraestructura de red. Y con este nuevo llamado de socorro ¿dónde queda parada la 5G a las puertas del Mobile World Congress 2022 (MWC)?

Esta pregunta no es retórica, la hago totalmente en serio. Sabemos, porque para eso llevamos años en este mundillo, que el sector es propenso a exagerar, al “hype“. No en vano somos un sector, el de las telecomunicaciones, que ha permitido que las videollamadas entre naves de Star Treck sean una realidad, o que incluso nuestro reloj sea como el de Dick Tracy. A pesar de ser propensos a la ciencia ficción, siempre pensé que teníamos controlado el nivel de exageración. Hoy tengo serias dudas y me siento, de algún modo, estafado.

Este lunes, cuatro CEOs de grupos europeos de telecomunicaciones, lease Telefónica, Vodafone, Orange y Deutsche Telekom (DT), lanzaron una carta abierta alarmante, preocupante. En ella se quejaban de que no podían ser ellos los únicos responsables en pagar la factura de las redes de telecomunicaciones y que los grandes jugadores de Internet, especialmente aquellos que se lucran a través de los servicios de video o videojuegos, deberían ser corresponsables de las inversiones millonarias que se necesitan en las redes para sostener dichos servicios. “El tráfico de datos, que aumenta hasta un 50 por ciento anualmente, es el factor determinante del tamaño y la capacidad de nuestras redes”, dice la carta..

Después de hacer un alegato sobre la importancia de las redes durante la pandemia para mantener la actividad económica, social, cultural y educativa, la misiva pasa a la acción demandando que otros ayuden con las inversiones o sino Europa y sus ciudadanos se verán afectados por redes de mala calidad. “La situación actual no es sostenible. La carga de la inversión debe repartirse de forma más proporcionada. En la actualidad, el streaming de vídeo, los videojuegos y las redes sociales originadas por unas pocas plataformas de contenidos digitales representan más del 70 por ciento de todo el tráfico que circula por las redes. Las plataformas digitales se benefician de modelos de negocio ‘hiperescalables’ a bajo coste mientras los operadores de red asumen las inversiones necesarias en conectividad. Al mismo tiempo, nuestros mercados minoristas están en perpetuo declive en términos de rentabilidad”.

Un párrafo que resume una compleja situación donde pareciera que los operadores no tuvieran ninguna responsabilidad sobre el futuro o rentabilidad de sus propios negocios, o reconocieran que su modelo de negocio es obsoleto, anticuado y poco competitivo, y quizás la solución no sea que otros ayuden, sino que otros encuentren realmente cuál es el negocio, estructura y posición de los operadores de telecomunicaciones.

“Tal como están las cosas, los operadores de red no están en condiciones de negociar condiciones justas con estas gigantescas plataformas debido a su fuerte posición en el mercado, su poder de negociación asimétrico y la falta de igualdad de condiciones reglamentarias”, dice la carta. Aquí habría que hacer todo un ejercicio filosófico sobre cómo se determina la capacidad competitiva de cada jugador y los factores que lo afectan. ¿Es la regulación la que está causando el problema descrito en la carta? ¿O son otros factores relacionadas con las dinámicas de un mercado teóricamente en libre competencia? O, para ser más precisos ¿Cuánto impacta cada factor en esa competencia y, por lo tanto, cuánta ayuda puede solicitar los operadores?

Y aquí viene la parte preocupante: “En consecuencia, no podemos rentabilizar nuestras cuantiosas inversiones, lo que pone en riesgo el desarrollo de nuevas infraestructuras”. ¿Y la 5G? ¿No era una tecnología que iba a cambiar la posición de los operadores? ¿No era una tecnología monetizable y que abría la puerta a nuevos modelos de negocios, especialmente en el sector del B2B o B2B2X?

“Con las grandes plataformas de contenidos digitales presionando continuamente por una mayor calidad de streaming, el cambio de ritmo en el tráfico de datos que estamos experimentando aumentará constantemente sin límites. Si no solucionamos esta situación de desequilibrio, Europa se quedará atrás con respecto a otras regiones del mundo, lo que en última instancia degradará la calidad de la experiencia de todos los consumidores”, continúa la carta conjunta. Con un argumento curioso pues ¿no es el tráfico lo que permite a los operadores tener un negocio? ¿Sería deseable que no existiera demanda por más tráfico? ¿O cómo se venderían los accesos a 5G o a fibra de no contar con servicios atractivos detrás de esas conexiones?

Los cuatro CEOs apuntan a que en otras regiones del mundo existen ya iniciativas para nivelar lo que perciben como un terreno de juego desequilibrado en favor de las grandes tecnológicas. “Corea del Sur está debatiendo una ley nacional para crear condiciones de regulación que permitan una contribución más justa a los costes de la red. Esto es consecuencia de los litigios en curso tras el aumento del tráfico impulsado por la serie «El Juego del Calamar». Y en Estados Unidos, los responsables políticos están avanzando hacia un servicio universal también financiado por las plataformas digitales”, dicen.

La carta además acusa a las grandes tecnológicas de no tener ningún cuidado en la optimización de sus productos y su impacto en el tráfico de datos, ya que no tienen ningún incentivo para hacerlo porque saben que serán los operadores los que acabarán haciéndolo. Este punto sería cuestionable, porque cuanto más ganan estas empresas, más precauciones toman en forma de inversiones en sus infraestructura cloud y optimización de sus servicios, pues también tienen competidores y también sienten la presión de ofrecer una mejor calidad en sus servicios. Si HBO Max optimiza y su servicio funciona en redes incluso de baja capacidad, y Netflix no hace lo mismo ¿quién saldría ganando? Por lo tanto, no pareciera racional pensar que los grandes de proveedores de contenidos no buscan maximizar sus propios servicios en aquellas áreas que sí controlan fuera de la red para que el servicio sea óptimo.

De hecho el propio Netflix ya ha anunciado en el pasado mejoras en la optimización de su contenido para consumir menos datos con miras a mejorar la experiencia de los usuarios, especialmente aquellos con una mala conexión a Internet.

No es casualidad que los operadores hayan lanzado esta carta en estos momentos, ya que simplemente se están subiendo al reciente compromiso de la Comisión Europea de desarrollar “marcos adecuados para que todos los agentes del mercado que se benefician de la transformación digital (…) contribuyan de forma justa y proporcionada a los costes de los bienes, servicios e infraestructuras públicos”. Por eso los operadores, que se sienten perjudicados en el mundo digital, piden a los legisladores que hagan realidad esta promesa empezando por la relación de las telco con las grandes tecnológicas.

La carta termina con un ultimatum fatalista: “El tiempo apremia, sobre todo teniendo en cuenta las enormes inversiones que aún se necesitan para alcanzar los objetivos de conectividad para 2030 fijados por la Comisión Europea en su Comunicación sobre la Década Digital Europea. Sin una solución equitativa, no lo conseguiremos”.

Y con todo este discurso en mente, tenemos que volver al inicio como el pez que busca su cola para mordérsela y preguntarse cómo ha podido pasar la 5G de ser una solución a ser un problema —siento, por momentos, que he tirado una década de mi vida profesional por el retrete; espero que esta sensación sea solo una nueva exageración personal que se pase lo más rápidamente posible—.

Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

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