Los centros de datos y las nubes de Huawei ya cubren toda América latina. La influencia tecnológica de China es un regalo a los países que no respetan los derechos humanos

Huawei está construyendo una red fuerte y poderosa de 2G, 3G, 4G y 5G en América latina. La compañía está desarrollando este programa en la región en los últimos 15 años e invierte de manera significativa en las 33 naciones que la componen, incluido el Caribe. Estados Unidos ha pedido a estos estados restringir las actividades de Huawei debido a los peligros a la seguridad nacional, pedido que ha caído en la indiferencia y silencio de legisladores y reguladores.

Los gobiernos de América latina con el auspicio de las Naciones Unidas están activamenete participando en la elaboración de planes digitales que estimulan el crecimiento económico. Este foco en 5G y en el desarrollo de las redes de telefonía móvil ha hecho que la atención de los centros de datos sea menor. Los centros de informacion de datos en la nube son muy importantes para 5G, tal como lo muestran los distribuidores de contenidos.

Detrás de la agenda para tratar de establecer 5G y, en muchos casos, sacando ventaja del sentimiento anti-Estados Unidos que algunos de los países (y líderes populistas) albergan, Huawei y el Gobierno de China han sido bienvenidos a invertir en la región. Ambos han explotado la percepción de que los Estados Unidos tiene muy poco interés de invertir en proyectos de desarrollo. Brasil, Chile y otros países han tomado la actitud, e incluso activamente han realizado gestiones para que la inversión de Huawei crezca también en centros de datos en la nube. China es, en este momento, el más importante socio de comercios digitales de Chile, y esto es una prueba de la presencia todopoderosa de Huawei en toda América latina, lo que produce que la posibilidad de acceder a la demanda de Estados Unidos de restringir su acceso tecnológico haya disminuido significativamente. Es más, China ha lanzado un programa detallado para extender su programa asiático de la “Ruta de la Seda” en la región.

La región ha tenido colaboración de los Estados Unidos, reflejados en los vínculos históricos, económicos, y por intereses geopolíticos comunes. Esos vínculos están actualmente debilitados y China ha provisto recursos económicos para fundar sus ambiciones. Hoy, el tráfico de Internet de Estados Unidos es transmitido y guardado en redes de nubes y centros de datos construidos y mantenidos por Huawei y otras compañías chinas.

El efecto de tener menor seguridad y privacidad está vinculado a la amenaza al menoscabo y erosión de los derechos humanos en la región. En China, la ley del estado y de gobierno ejerce control sobre Internet y todos los productos de IT o de servicio hechos por una compañía china. Es más, el gobierno chino puede obligar a cualquier ciudadano chino a proteger los intereses del Estado Chino, y puede en cualquier momento ejercer derechos e intereses sobre cualquier dato guardado por cualquier producto o servicio hecho por una compañía china en cualquier lugar del munco. Regularmente, las compañías chinas presentan reportes detallados de los datos que guardan de sus clientes al gobierno como parte de su evaluación de reputación y lealtad. Huawei ha trabajado con el gobierno de su país en la elaboración de sistemas de control y monitoreo de la población y vende estos productos con descuentos significativos. Los defensores de Huawei quieren que en los nuevos protocolos de Internet los estándares chinos se conviertan en una regla internacional a nivel de las Naciones Unidas.

En este contexto los reportes de Huawei colaborando con gobiernos mediante el uso de sus equipos y technología son un peligro para la normas de libertad civil y las leyes locales. Lamentablemente, hay muy poca protección regulatoria de los derechos contra el abuso de aquellos que pueden hacer uso de estos equipos, y la protección de los ciudadanos y sus derechos es muy limitada. Pero no son solo las instituciones locales, regionales, y de gobierno que ha contrado los servicios de Huawei y otras compañías chinas, sino también los proveedores de salud pública y compañías privadas que hacen uso de los centros de datos y redes en la nube de Huawei.

El gobierno chino ha perfeccionado los sistemas de monitoreo como una solución extremo a extremo (end to end) con productos y technologia de Huawei. Países con condiciones muy desfavorables a los derechos humanos están haciendo uso de esas facilidades. La generación de una tormenta perfecta de abusos de derechos humanos se está creando con la combinación de la tecnología de Huawei y la vasta experiencia en opresión y monitoreo de población que los chinos han padecido – tal como ocurrió con el abuso de los Uyghur, una minoria etnica en China-, y la facilidad con la que estas herramientas de control de población se adoptan en una región que registra mucha inestabilidad política en los ultimos 20 años. Regímenes con poca credibilidad democrática pueden extender sus períodos de poder usando la tecnología de comunicaciones de manera intensa controlando la actividad de la población latinoamericana. China ofrece soluciones muy sofisticadas tecnológicamente para el control y monitoreo de población, que dictadores de la región en el pasado solo pudieron soñar que existian.

El agresivo plan de Huawei de expansión y desarrollo está muy avanzado y genera rápidos beneficios. Huawei tiene dominio en las redes 4G de la región que, unido a los planes de crecimiento en los próximos dos años de cables submarinos y redes XG expandiendo redes 3G a 5G, dará lugar a la nube -Huawei Cloud -de más rápida expansión en la región.

El avance explosivo de la red de nubes de Huawei Cloud tiene consecuencias geopolíticas de importancia. Huawei lanzó la primera red de nubes en Chile en el 2019, debido a su proximidad a la Antártida y el conteo bajo de emisiones globales de contaminación, pero también debido a que AWS y Google tienen en Chile centros de datos. Actualmente, Huawei brinda servicios de centros de datos a la región desde tres paises: Chile, México y Brasil. Chile ha sido designado el centro de datos para Mercosur (sin incluir a Brasil) y la parte sur de la Communidad Andina (ex Pacto Andino) incluye a Argentina, Uruguay, Paraguay, Peru y Bolivia. Una segunda red de nubes electrónicas se está desarrollando en México.

Brasil es un mercado digital autónomo debido a su tamaño, diferencia en el lenguaje y leyes diferentes al resto de la región. Este país adoptó muy temprano los principios de la jurisdicción para servicios de datos, con uso de bases locales para el guardado de esta informacion, muy similar a la GDPR europea. Por esta razón, Huawei ha establecido un centro de datos en el país. Esta estrategia se combina con los cables submarinos de telecomunicaciones que se están construyendo entre Brasil y Africa, financiados por capitales chinos.

Finalmente, el centro de datos de Huawei en México, que ha sido desarrollado para competir y vigilar el tráfico que va a los centros de Internet (hubs) en Dallas y Miami, también tiene como misión ser el centro de almacenamiento de datos para América Central (Honduras, Nicaragua, Salvador, Costa Rica y otros), el Caribe y los países de la Comunidad Andina no servidos por el centro de datos en Chile: Venezuela, Colombia y Ecuador.

Estos hechos pueden ser una sorpresa para legisladores y emisarios de los Estados Unidos promoviendo OpenRAN como una solución al problema de Huawei, pero en América latina, debido a la presencia dominante de redes 2G y 3G, OpenRAN no es utilizable. Los norteamericanos, con una visión miope para enfocarse on 5G, han sido incapaces de conceptualizar el vasto problema de Huawei en la región. No tiene ninguna importancia si un componente de la red no es interoperable cuando se da la situación de que los datos de la redes son procesados en servidores chinos en una red de nubes china. Por el contrario, las restricciones que los Estados Unidos han impuesto a Huawei han tenido cero impacto en la expansión de la compañía en “el patio de los Estados Unidos”.

La ampliación de Huawei sigue los objetivos geopoliticos de China. China ha expandido su área de influencia en Africa, y en los últimos cinco años en la región sur de los Estados Unidos desde México hasta Argentina. El Programa para Latino America del Centro Wilson ofrece informaciones ilustradas a la dedicación de Huawei por convertirse en el líder de las telecomunicaciones en la región.

The Economist llama a los datos “el nuevo oro”, otros llaman a esta explosión de datos “la nueva polución” debido al consumo y emisión de los centros de datos. No importa cómo los datos son recolectados, los centros de datos solo incrementarán su importancia debido a la posición estratégica geopolítica de los proveedores. El crecimiendo de Huawei es una señal de alarma para los que defienden las libertades civiles, pues se trata de una compañía con vínculos muy cercanos al gobierno chino, que mantiene un régimen no democrático con un nivel de respeto a los derechos humanos muy pobre.

Mucha gente en la región toma la situación de Venezuela como el ejemplo a no seguir pues se trata de país que ha sido terriblemente golpeado en sus recursos humanos y naturales y que ha provocado una de las más grandes migraciones civiles de la región en tiempos de paz. Huawei también trabaja con el gobierno venezolano.

Como dice el refrán “lo que se come de alguna manera se paga“, la llamativa y muy atractiva idea de comunicaciones baratas no es un almuerzo gratis, y más tarde será cobrado de alguna manera, y es una perfecta metáfora a las muchas promesas falsas de las compañías chinas en la región. Muchos países de Africa están endeudados y sintiendo el peso de préstamos chinos que fueron cedidos con un nivel muy alto de corrupción, poco análisis del impacto ambiental y facilitando prácticas de monitoreo de población. América latina es un objectivo chino que está permitiendo fuerte interferencia extranjera en los asuntos internos de la región.

La lucha por el control digital es muy activa y conflictiva. De acuerdo al Centro Wilson el impacto de la pandemia de covid ha acelerado la expansión de Huawei en la región. En parte, por la necesidad de implementar una estructura digital que permita continuar creciendo y reemplazando las maneras de trabajar pre pandemia.

Muchos políticos y reguladores de los Estados Unidos han expresado su deseo de reducir la presencia de Huawei y los chinos en la región, pero este diálogo ha tenido un resultado muy limitado, casi inexistente. Un especialista en asuntos chinos, el teniente coronel Andrew Croft, segundo comandante militar del Comando Sur de los Estados Unidos ha dicho: “Ya sea parando a Huawei y 5G, parando el robo de propiedad intelectual, o los esfuerzon chinos de penetrar Europa, Africa y Latinoamérica, Estados Unidos necesita una estrategia integral y comprensiva con una visión y perspectiva norteamericana”. Y agrega que “no hay una división entre política y economía en las actividades chinas” pues se trata de una estrategia de propiedad en la región.

Dada la naturaleza particular de los negocios chinos, que son controlados por el estado chino, la realidad es que el estado chino usa compañías privadas para alcanzar sus objectivos políticos. La Heritage Foundacion observa que “Huawei funciona como una extensión de las empresas de seguridad del Partido Comunista Chino. Si Huawei desarrolla redes de 5G en América latina, China tendrá el control de las redes de comunicaciones y tecnología sensible a sufrir de espionaje”.

Los Estados Unidos parecen estar atrapados en el “dilema del innovador” una falta típica de compañías y países grandes. La decisión de sobre enforcarse en la innovación más popular como es 5G, ha oscurecido la visión y perspectiva de los Estados Unidos cuando viene a considerar el rol de la competencia inesperada en áreas muy importantes, como Huawei en redes de nubes y centros de datos. Los esfuerzos de los Estados Unidos de proteger 5G no tienen ningún valor si Huawei guarda y procesa los datos.

John Strand es un verdadero veterano de la industria móvil. Por más de 23 años, él aconsejó al equipo director de los mayores jugadores de telecomunicaciones alrededor del mundo. Es uno de los consultores con mayor conocimiento de la industria. Quien lo haya conocido, sabe que siempre dice su opinión. Ser honesto y ofrecer su visión honesta sobre los diferentes tópicos de la industria se ha vuelto una marca registrada, incluso en asuntos controversiales. El hecho de que John trabaje en una industria que le gusta alabar nuevos productos y servicios no es un secreto y John es el primero en objetar. Él es rápido para revisar y usar los hechos para especificar la diferencia entre “hype” y lo que ocurre en la vida real. Junto con su grupo de analistas, John Strand tiene una habilidad única para predecir el futuro en la industria de telecomunicaciones y el resto de las industrias que están convergiendo. Muchas personas son escépticas sobre los que adivinan el futuro, pero John Strand afirma que no deben juzgarlo por lo que predice sobre el futuro sino por lo que había predicho que ocurriría hoy.

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