Fue amor a primera vista. Probablemente. La editorial en la que trabajaba Rafael por ese entonces —antes de concebir siquiera Tele-Semana— tenía un acuerdo o alianza con una publicación británica del sector de Energía. Y tuvo lugar uno de esos encuentros corporativos que a Rafa tan poco le atraían, pero con los que había que cumplir.
La imagen que Rafa recuerda es de haber visto, entre tanto vendedor y comercial veterano, un “chaval muy joven”, que parecía encajar muy bien y agradar a sus colegas. La impresión fue tal que, a su regreso, Rafa intentó convencer a sus superiores para que contrataran a Juan Giménez para el departamento de marketing de la editorial. Sin embargo, no logró una respuesta positiva.
“A Rafa lo conozco por primera vez en Las Vegas; él como editor de una revista de energía, y yo como responsable de ventas para Latinoamérica, España y Portugal de un grupo editorial del mismo sector, que tenía un convenio con la revista”, rememora Juan. No recuerda el momento concreto en que lo vio, pero posiblemente haya sido en el stand de una feria del sector. Juan, que estaba basado en Londres en funciones comerciales, estaba rodeado de su equipo, mientras que Rafa, que desempeñaba su rol editorial desde Miami, era visto como un outsider. El idioma y las semejanzas culturales hicieron que pegaran onda rápidamente.
Sin embargo, a pesar de algunos encuentros más —alguno en San Pablo, Brasil—, ambos no tenían contacto en el día a día.
Algún tiempo después, mientras Rafa en Miami le daba vueltas al nombre de su nuevo proyecto, en Buenos Aires ya estaba Juan de regreso. Había dejado atrás su residencia y su trabajo y sus expectativas en Londres. Un nuevo proyecto personal lo había hecho despedirse de Gran Bretaña, pero al cabo de unos meses, todo había dado un vuelco y estaba de nuevo en fojas cero. Una hoja en blanco.
Fue por ese tiempo cuando llegó el llamado de Rafa.
Se habían ensayado los primeros pasos de Tele-Semana con otro equipo, que resultó una etapa efímera, dado que desde un primer momento se presentaron desavenencias en cuanto a los rumbos del proyecto. Así las cosas, Rafa tenía una silla vacía y necesitaba un copiloto.
No podía decirse que Juan y Rafa se conocieran. Habían compartido bastante poco en breves encuentros en distintas ciudades, pero no sabían demasiado el uno del otro. Pese a ello, finalmente, se aferró a la propuesta como un salvavidas. Había cambiado sus planes de vida por otros que se habían desvanecido en cuestión de meses, y el llamado que iba a signar sus próximos 20 años de vida —y contando— llegó en el momento justo.
Algunas semanas después, Juan Giménez se sentaba frente a su escritorio y abría su laptop para digitar “weather in Miami” en la barra de dirección de Internet Explorer antes de conectar su Vonage a la red y comenzar los llamados a los primeros prospectos de Tele-Semana. El dúo fundador ya estaba definitivamente completo y listos para salir al campo de juego.
