La conectividad es una necesidad fundamental en la era digital en la que vivimos. Las redes de comunicaciones juegan un papel fundamental en la transmisión de información y en la conectividad de las personas en todo el mundo. En este sentido, la conexión submarina entre Ushuaia (Argentina) y Puerto Williams (Chile), las dos ciudades más importantes de la zona más austral del continente americano, es de gran importancia estratégica para el desarrollo económico, social y cultural de la región.
La Isla de Tierra del Fuego, en Argentina, tiene una superficie de 987.168 kilómetros cuadrados y una población de 190.641 habitantes, según el Censo 2022. Su capital es Ushuaia.
Del lado chileno, la isla tiene una superficie de 22.553 kilómetros cuadrados y cuenta con unos 8.354 habitantes, según datos del año 2017. Puerto Williams tiene una población de 2874 ciudadanos, según el censo de 2002.
La región de Tierra del Fuego, ubicada en la Patagonia austral, es una zona rica en recursos naturales y turísticos. Ushuaia es un importante destino turístico, conocido por sus paisajes espectaculares, su fauna y su flora únicas. Por su parte, Puerto Williams es la capital de la comuna de Cabo de Hornos, en la región de Magallanes y Antártica Chilena. Esta ciudad es el centro de operaciones de la Armada de Chile en la Antártida y punto de partida para los viajes de expedición hacia el llamado continente blanco.
La vinculación submarina entre Ushuaia y Puerto Williams permitiría una mejora significativa en la conectividad de la región. Actualmente, la comunicación entre estas dos ciudades se realiza a través de conexiones satelitales y terrestres, con velocidades y calidad limitadas. La conexión submarina permitiría una mayor velocidad y capacidad de transmisión de datos, lo que impulsaría el desarrollo de diversas actividades en la zona.
En términos económicos, podría estimular el crecimiento de los sectores turístico, pesquero y minero, entre otros. Por ejemplo, el turismo es una actividad clave en la región y el cableado submarino permitiría una mayor promoción y visibilidad de los destinos locales. Una conectividad de estas características también podría mejorar la eficiencia y la seguridad de las operaciones en los puertos y los muelles de la región.
En el ámbito social, un proyecto de este tipo mejoraría la comunicación entre las comunidades locales y las autoridades, lo que permitiría una mayor coordinación en casos de emergencia y desastres naturales. También mejoraría la educación y la investigación, ya que permitiría una mayor relación entre las instituciones educativas y de investigación de la región.
Para encarar este proyecto decidimos realizar un DTS en base a las recomendaciones del ICPC 9, tomado como referencia para la instalación de cable. Este ejercicio de investigación definió la franja para instalar la primera red de fibra submarina que conectará a través del mar a Chile y Argentina.
Realizamos un análisis de la ruta marina que, potencialmente, podríamos realizar. Luego deberán efectuarse los estudios on site para verificar y confirmar que podrá construirse según los hechos on site.
La ruta del cable fue propuesta en las zonas de mayor protección y profundidades en el canal de Beagle, de manera de poder llegar lo más seguro a las costas. La longitud del cable para la planta húmeda es de aproximadamente unos 70 kilómetros más 3 kilómetros BU.
El estudio del perfil de lecho marinos y sus profundidades muestra que son suficientes para que la ruta del cable sea segura, a pesar que existen algunas deformaciones o cambios en el perfil.
El proyecto prevé, en la parte terrestre del lado argentino, conectarse a la REPROFO, la red de fibra óptica de la provincia de Tierra del Fuego que conecta con el continente. Se trata de una red totalmente subterránea (soterrada, sub-ductada), hecho que la convierte en muy segura. Tiene una longitud en tierra de 400 kilómetros terrestres para luego ingresar al mar, cruzando el Estrecho de Magallanes unos 40 kilómetros hasta llegar a Cabo Vírgenes, en la provincia de Santa Cruz, Argentina. Desde este punto la red terrestre continúa hacia el norte del país. Esta solución técnica contempla redes de fibras ópticas de gran altura, considerando el cruce de la cordillera de Los Andes, y grandes profundidades como las que se dan en el Canal de Beagle.
A través de esta red ubicada en el lado argentino se podría conectar el lado chileno por San Sebastián. Desde ahí es posible cruzar hacia Chile a través de este paso fronterizo, para luego transportar los servicios a la isla como al continente por medio de la red del gobierno o las dispuestas por las empresas establecidas en la zona.
En cuanto a la transmisión se pueden utilizar distintas tecnologías, como DWDM, SDN, smart grid con capacidad de transmisión de 1,2 Tb/s por par de fibras. Esta capacidad podría incrementarse integrando hardware al sistema, lo que permitirá ganar en menor latencia y velocidad. El aumento de esta capacidad dependerá de las necesidades de tráfico de cada país. Llevar conectividad a la región permitirá, al mismo tiempo, segurizar las redes ópticas, tener sistemas de gran disponibilidad en la isla y sobre las redes que actualmente están cursando tráfico entre Argentina y Chile.
Es por ello que sería muy importante integrar a las empresas estatales y privadas para que amplíen sus capacidades, y contar con los recursos suficientes en caso que haya que atender alguna contingencia, daño o corte del cable submarino de un lado o de otro de la isla. Sabemos que, cuando esto sucede, lograr que un buque de reparación para cables submarinos llegue en corto plazo no es posible: de acuerdo a su localización, tardaría unos 21 días al menos para trasladarse desde Curaçao, en el Caribe, hasta Tierra del Fuego. Con esta solución podemos tener caminos de restauración para las redes ópticas, asegurando la conectividad.
Los puntos de amarre (landing points) se ubicarán en Ushuaia y Puerto Almanza, en la Argentina, y en Puerto Williams, en Chile. El cable que unirá estos puntos tendrá una extensión de 73 kilómetros. En el análisis consideramos realizar una derivación hacia Puerto Almanza porque actualmente no tiene conectividad.
En el proyecto se propone un cable tipo URC-1 y URC-2, con protecciones DA y SA, con las consideraciones propias para ambos tipos, DA para los tramos próximos a las costas y SA para los tramos más profundos. La cantidad de fibras ópticas será de 24 FO, aunque esto podrá cambiar luego de realizado el estudio batimétrico a nivel local.
En conclusión, la conexión a través de una red submarina entre Ushuaia y Puerto Williams es de gran importancia estratégica para la región de Tierra del Fuego. Ambos estados nacionales son actores importantes y necesarios para abordar el proyecto con el objetivo de que se incorpore en las agendas y sea tratado para el futuro de ambos países. El beneficio se volcaría de manera directa a unos 250.000 habitantes y, de manera indirecta, a quienes quieran conectarse a estas soluciones de redes ópticas mixtas terrestres y submarinas.
Esto permitiría mejorar la conectividad, impulsar el desarrollo económico, social, en educación e investigación, medicina, turismo, seguridad y mejorar la calidad de vida de las personas en la región. Es necesario tomar medidas para llevar a cabo este proyecto, que sería una inversión en el futuro de la región y de sus habitantes.
