2024

Cada año las personas pasan por el mismo ritual, ese que surge a medianoche del 31 de diciembre y que promete que el cambio de un segundo estará cargado de indulgencias y promesas realizables. Es como si anualmente nos quisiéramos convencer de la llegada de una nueva realidad que se va desdibujando con el paso del tiempo.

No obstante, ya casi cuando estamos al borde del precipicio del cinismo y la incredulidad nos encontramos con una persona que sí ha logrado cumplir con sus objetivos. Ahí se renueva la esperanza y tal vez el próximo año sí nos toque el cumplimiento de nuestras metas.

Pocas personas se toman el tiempo para preguntar a la persona afortunada cómo se dio el cambio. ¿Cuál es la formula mágica para perder peso, llegar a un mejor trabajo, abandonar relaciones tóxicas o finalmente entregar la tesis después de tantos años? La respuesta tiene más que ver con el esfuerzo propio que con la naturaleza, estrellas o el universo utilizando su magia para regalarnos un milagro.

Sí, lograr cambios importantes toma esfuerzo. Así como la nueva realidad que se pintaba durante la pandemia era una mentira elitista que servía para vender humo y exculpar a quienes no habían hecho mucho por la conectividad en zonas rurales, pensar que en 2024 veremos cambios importantes sin que haya un trabajo extenso detrás de ellos es una fantasía.

Queda claro que en el sector de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) y de las telecomunicaciones los avances más importantes se darán en aquellos mercados donde los tomadores de decisiones de política pública se comprometan a impulsar la llegada y adopción de nuevas tecnologías. Una postura apática, de relegamiento del sector, implicaría mayormente una continuidad del status quo como se ha visto en Costa Rica durante los pasados años bajo diferentes administraciones de gobierno.

Si la postura es de enfrentamiento con el sector, por ejemplo, en una justa por el poder entre distintas agencias publicas y el gobierno central como se observa en México desde hace años, los avances serán mínimos. Asimismo, cuando el antagonismo es entre el gobierno y un sector privado acusado de robarse el patrimonio y dejar poco o nada en la nación, el resultado es similar el atraso en el arribo y adopción de innovaciones tecnológicas.

Como se puede inferir, los principales avances en telecomunicaciones y TIC se estarán dando en aquellos lugares, como República Dominicana, donde el gobierno ha estado trabajando activamente para solventar los problemas existentes de conectividad y accesibilidad. Para emular al caso dominicano es necesario tener la estabilidad necesaria y el apoyo de los distintos sectores del gobierno. De lo contrario, la situación pasa a ser como la que se vive en Ecuador o Chile donde las protestas y otras emergencias toman primacía hasta el punto de forzar un cambio de gobierno o la derrota de dos proyectos de reforma constitucional respectivamente.

No se puede describir en palabras la importancia de la estabilidad política, sobre todo el mantener en las agencias de gobierno a los expertos que puedan comenzar a implementar la política pública deseada para fomentar el desarrollo del país. Perú nos dejó una lección muy clara con sus constantes cambios en el sector de telecomunicaciones, que como consecuencia estuvo paralizado mientras continuaba la puerta rotatoria en el MTC.

Otro elemento que debe considerarse al momento de pensar en los posibles avances de las telecomunicaciones y las TIC gracias a impulsos surgidos de la política pública, es esa triste manía de muchas agencias de gobierno de prácticamente dejar de operar en los meses anteriores a unas elecciones presidenciales. Claro que en aquellos lugares donde parezca que se mantiene el mismo gobierno después de las elecciones, usualmente las autoridades continuarían trabajando sin esperar el establecimiento de un comité de transición – seria genial que se mantuviese el mismo equipo que tantos éxitos le ha dado a INDOTEL en los pasados años.

Sin embargo, dos de los países en donde hay alta probabilidad de que esto ocurra, El Salvador y Venezuela, no se han caracterizado por su gran actividad en impulsar al sector de telecomunicaciones en los pasados tres a cuatro años. Esto significa, que la situación no pueda cambiar en el futuro.

Entre los países donde podría haber un cambio de gobierno, por ejemplo, Uruguay, el temor es el regreso a un marco legal anacrónico que no se centra en maximizar los beneficios que pueden recibir los ciudadanos. Simplemente no puedo olvidar la locura de quienes afirmaron que la portabilidad numérica era un engendro del Consenso de Washington para controlar a los países latinoamericanos.

También están pendientes las elecciones de Panamá, Puerto Rico y las Islas Vírgenes Estadounidenses donde haya o no cambio de gobierno, la historia nos indica que las telecomunicaciones y las TIC se encuentran bastante lejos de las principales prioridades de sus gobiernos. Ojalá los esfuerzos que surgen del sector académico y privado en estos tres mercados sean más exitosos en un futuro cercano de lo que han sido hasta este momento.

Quizás las elecciones que más interés generen en la región sean las que ocurren en noviembre en los Estados Unidos. El resultado de estas definirá cuál será la postura de este país hacia América Latina y las acciones que se tomarán en torno a esfuerzos por mantener la seguridad de la región apuntando a la infraestructura de telecomunicaciones y la ciberseguridad. Estos dos pilares a su vez determinarían inversiones, préstamos y colaboración con la región. Aunque quedaría ver cuál sería la contraparte que juramenta la presidencia en octubre en México, pues la relación de estos dos países cada vez se hace más simbiótica a pesar de que a los políticos a ambos lados de la frontera no le apetezca nada esta realidad.

Mirando al sur queda ver cómo Colombia luego de una subasta declarada exitosa por el gobierno comienza a trabajar para que la inversión en las tuberías que transportan datos en regiones apartadas no se queden vacías. Los operadores cumplirán su obligación de llevar conectividad, pero aún hay que trabajar en el tipo de servicios que transportarán las tuberías para que sean atractivos y asequibles a la población. Esa parte ya no es responsabilidad de los prestadores de servicio celular.

Los problemas en Argentina pasan por otro lado, una economía llevada a la hiperinflación por la continua impresión de dinero y que ahora, bajo el nuevo gobierno, está experimentando una terapia de choque para tratar de solventar las dificultades económicas del país. En estas semanas iniciales de incertidumbre, quedaría ver hacia donde marcha el país. Sobre todo, si los planes de gobierno se cumplen y junto a la proliferación de señales satelitales de baja orbita se contempla la venta de ARSAT y su activo más importante, la red federal de fibra óptica (REFEFO).

Por su parte Brasil, continuará liderando el sector de telecomunicaciones regional. El crecimiento de 5G permitirá observar la falsedad de las hiperbólicas promesas de más de un mercenario, pues ni en Brasil ni en ninguna zona rural de América Latina o el Caribe tendremos la maquinaria o el personal para efectuar procesos quirúrgicos utilizando 5G como plataforma de conectividad. Por otro lado, veremos un creciente interés en la digitalización por medio del Internet de las Cosas, la utilización de la inteligencia artificial y la automatización de procesos. La reducción en el costo de teléfonos 5G que se espera ocurra en 2024 permitirá tasas saludables de adopción de la tecnología en el gigante sudamericano.

Finalmente, países como Honduras, Jamaica y Nicaragua continuarán intentando modernizar su marco de regulación para adecuarlo a las nuevas tecnologías que continúan surgiendo en la tercera década del Siglo XXI.

José F. Otero es instructor adjunto en la Universidad de Nueva York. Ha colaborado en más de 100 proyectos de investigación y es autor de numerosos estudios sobre la industria de telecomunicaciones. Su experiencia incluye trabajar en proyectos relacionados con el desarrollo social, la convergencia, la adopción de nuevas tecnologías y el lanzamiento de nuevas operaciones en los mercados de América Latina y el Caribe. Su experiencia laboral incluye investigación en temas de políticas públicas de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) para instituciones como la Casa Blanca, el Senado de la República de México, la Unión de Telecomunicaciones del Caribe, el Banco Mundial y la Corporación Interamericana de Inversiones. El Sr. Otero formó parte de la Junta Asesora que revisó la metodología para la sección de TIC del Índice de Conocimiento Global publicado por el Proyecto de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Fundación de Conocimiento Mohammed Bin Rashid Al Maktoum. Su formación académica incluye estudios en diversas instituciones como la Universidad de Boston (EE. UU.), La Universidad de Leicester (Inglaterra), la Universidad de Edimburgo (Escocia), la Universidad de Barcelona (España), la Universidad de Georgetown (EE. UU.) y la Universidad de Cambridge (Inglaterra). El Sr. Otero también es Vicepresidente para América Latina y el Caribe de 5G Americas, donde promueve el uso de tecnologías de la información y las comunicaciones como catalizador del desarrollo económico y social de la región.

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