El Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés) que se inició este lunes en Davos volvió a poner en el centro de la escena la discusión vinculada con el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad. En este 2024, y de manera específica, sobre el impacto de la inteligencia artificial en el mundo del trabajo y de la economía. Y cómo las telcos se erigen como protagonistas excluyentes en este escenario, no sin desafíos, por supuesto. No es el único actor. El Fondo Monetario Internacional (FMI) también dio su perspectiva.
“Reconstruir la confianza” es el lema sobre el que girarán las discusiones en este foro que se apalancarán en cuatro ejes: seguridad y cooperación internacional, crecimiento y empleo, inteligencia artificial y crisis climática. Discusiones que se abordarán desde el preconcepto que asegura que “el mundo está fracturado”, por lo que el objetivo es que los debates en torno a estos cuatro pilares finalicen si no con iniciativas concretas, al menos con ideas para llegar a soluciones efectivas.
El WEF plantea la cuestión vinculada con la ciberseguridad, el empleo y la inteligencia artificial con un nivel de optimismo bastante alto, que se contrapone al lema que da por sentado que la desconfianza es, lamentablemente, el signo de los tiempos. Y titula uno de sus enfoques sobre este tema con una pregunta indirecta: Por qué las telecomunicaciones son clave para la ciberseguridad y lA para el bien.
Allí señala que la producción de datos que se genera hoy a través de la digitalización de los servicios alimenta de manera fenomenal a la IA, que a su vez tiene el potencial de encontrar soluciones para diversos temas, como los ambientales y de sustentabilidad. En este punto, aparecen las telcos como actores claves en dos frentes, el de las infraestructuras críticas, y el de la protección de datos y la ciberseguridad.
A las telcos les están endilgando una gran parte de la responsabilidad que se requiere en estos campos. “La industria de las telecomunicaciones desempeña un papel vital en el fomento de la IA, asumiendo la responsabilidad de la ciberseguridad y la resiliencia de las infraestructuras críticas. Ese papel es fundamental para la IA y nuestro futuro, ya que la tecnología encierra un gran potencial para ofrecer soluciones de sostenibilidad y climáticas en nuestro mundo cada vez más digitalizado”, asegura el WEF.
En relación a al resiliencia de las redes, asevera que como la IA producirá el 10 por ciento de los datos que se generen a nivel global en los próximos tres años, el rol de las operadoras de telecomunicaciones será fundamental en términos de inversiones tanto para garantizar conectividad como para ser “columna vertebral” de las infraestructuras críticas. Y pone un caso de estudio efectuado por Telenor.
Aquí es donde aparece el tema de la ciberseguridad. La IA puede ayudar a mitigar riesgos informáticos aunque también formará parte de los ataques de los ciberdelincuentes para ser más efectivos. No hace falta realizar ningún informe para advertir que este comportamiento crecerá en todo el mundo. Por eso, se propone la necesidad de comenzar a definir contramedidas para prevenir los ciberataques. Pero advierte no queda claro si todas las empresas podrán realizar inversiones en esa dirección.
Señala la necesidad de contar con un marco normativo global que promueva las buenas prácticas de uso de la IA. Recomienda, en ese sentido, el informe de la GSMA, AI for impact, y su Manual de Ética, además de las iniciativas lideradas por Telefónica y Deutsche Telekom. La Ley Europea también es considerada valiosa para avanzar con las nuevas medidas a implementar con el foco puesto en la responsabilidad.
“La colaboración entre la industria de las telecomunicaciones y otros proveedores de infraestructuras críticas, como el sector energético, el transporte y el suministro de agua, es indispensable para detectar vulnerabilidades, compartir información sobre amenazas y desarrollar conjuntamente estrategias de defensa contra las ciberamenazas”, agrega el WEF.
En este punto, menciona las cuestiones relativas a lo que implica la automatización de procesos, aspecto que forma parte de las discusiones del sector telco, al igual que en otras actividades económicas que también se verían impactadas por ella.
La cuestión de la responsabilidad implica, asimismo, la toma de decisiones a tono con las demandas ambientales y de sostenibilidad, un punto que la industria telco parece tener bien incorporado.
Puesta la responsabilidad en el mundo del trabajo, vale traer un informe que acaba de publicar el FMI sobre los efectos de la IA en el mercado laboral. También apunta sobre la necesidad de contar con nuevos marcos normativos, especialmente en los mercados emergentes, dados los impactos negativos que tendrá sobre los segmentos menos calificados.
El reporte, de 42 páginas -que puede descargarse desde aquí-, destaca los beneficios de la IA pero advierte sobre la necesidad de tomar acciones para proteger a quienes están más expuestos a quedar relegados de esta tendencia. Enfatiza la necesidad de prepararse desde ahora para realocar a estos trabajadores y prevenir una profundización de la inequidad.
Toma el AI Preparedness Index que aborda estrategias en múltiples áreas donde señala, a su vez, que la infraestructura digital y la integración de la economía y la innovación son dos ejes claves para avanzar en la transformación. Pilares que van en paralelo a las nuevas regulaciones y políticas laborales que respondan a estos cambios.
Subraya, en este sentido, que la infraestructura digital, como componente clave del desarrollo de las TICs, puede promover el desarrollo de aplicaciones locales basadas en IA que impacten positivamente en la economía y el mundo del trabajo.
De no encarar estos nuevos abordajes, se corre el riesgo de que más personas se queden sin empleo y sin posibilidad de reinsertarse, lo que se traducirá en mayor inequidad. Como conclusión no es nada que no se pueda vislumbrar. A favor del estudio se mencionan algunas propuestas para encarar los cambios que se necesitan en los distintos segmentos sociales.
La IA está en la agenda. Los actores que más se benefician, como los países desarrollados, piden normativas nuevas que se pongan en marcha rápidamente. A esto lo acompaña una visión de la responsabilidad y de la ética, tal como se propone desde Davos, donde se pide a las telcos continuar asumiendo un fuerte rol inversor para responder a las demandas de los tiempos digitales.
Y aquí entra a jugar fricción: en la previa al inicio del WEF, el presidente de Telefónica, José María Alvarez Pallette, recordó una vez más que “en Europa la fragmentación de las telecomunicaciones en insostenible”. Una declaración que amplía todavía más esta discusión.
