¿Pasó de moda la estrategia de diversidad, inclusión y sustentabilidad medioambiental?

Sobre los cambios de rumbo en los lineamientos políticos y empresariales sobre inclusión y sostenibilidad medioambiental

Los consensos sociales reflejan el pacto social de una época y, en torno a ello, delinean sus regulaciones. Sin embargo, hay momentos en los que esos acuerdos entran en conflicto con intereses globales, los liderazgos políticos y empresariales, y entonces se los prorroga y hasta abandona. Un ejemplo lo ofrece Estados Unidos, donde la actual administración de gobierno de Donald Trump ofreció un viraje a la mirada política en varios sentidos, también en torno a su estrategia de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) al desmantelarla. Esto fue un guiño que acató parte del sector privado y que la reciente aprobación que recibió Verizon, de parte de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) para fusionarse con Frontier, va en ese sentido. En ese mismo camino se inscriben los pasos dados por Amazon, Google, Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp), y T-Mobile, pero también por empresas referentes de la industria aeronáutica, el retail, la automotriz y más.

Las políticas DEI se delinearon para equilibrar el acceso, por ejemplo, para un puesto de liderazgo a las minorías que tradicionalmente estaban en desventaja, con el afán de “nivelar la cancha” en materia de posibilidades y oportunidades, sin distinción de sexo o color de piel. Sin embargo, sus detractores plantean que esto propicia una discriminación inversa, cuya priorización de ciertos sectores podría ir en detrimento de otros. Lo cierto es que la asimetría existe en todo el mundo y solo en materia de inclusión digital de las mujeres, hay indicadores que precisan lo mucho que falta por hacer.

El caso de Verizon  

La semana pasada, la FCC comunicó la aprobación de la adquisición de Frontier por parte de Verizon con un par de requerimientos específicos: asegurar la construcción de nuevas infraestructuras y la inversión para las zonas rurales de Estados Unidos, cuya expansión involucra a 25 estados, además del compromiso de Verizon de desplegar fibra en un millón de hogares (o más) por año; que se garanticen beneficios a los trabajadores (por ejemplo, en material salarial) y “poner fin a las políticas discriminatorias de DEI”.

Foto de Cytonn Photography en Unsplash

“Verizon también se ha comprometido a poner fin a las prácticas relacionadas con la DEI, tal como se especifica en el registro de la FCC, y ha reafirmado el compromiso de la entidad fusionada con la igualdad de oportunidades y la no discriminación. Esto garantizará que el negocio combinado promulgue políticas y prácticas consistentes con la ley y el interés público”, dice el organismo en el anuncio que, a su vez, involucró la firma de un memorándum –disponibles aquí-.

“Al aprobar este acuerdo, la FCC asegura que los estadounidenses se beneficien de una serie de victorias buenas y de sentido común. La transacción liberará miles de millones de dólares en nuevas construcciones de infraestructura en comunidades de todo el país, incluidas las zonas rurales de Estados Unidos. Esta inversión acelerará la transición de las antiguas redes de líneas de cobre a las modernas de alta velocidad.  Y cumple con los equipos de torres y telecomunicaciones de Estados Unidos que hacen el trabajo necesario para construir redes de alta velocidad”, dijo Brendan Carr, presidente de la FCC.

Algo similar ocurrió con T-Mobile en abril de este año, al tramitar la aprobación de adquisición del proveedor de fibra Lumos, con el que aspira a llegar a entre 12 y 15 millones de hogares hacia 2030, tal como lo reflejó Fierce Networks. En el artículo se cita la carta enviada a la FCC –disponible aquí– donde se advierte que la empresa modificó su “enfoque” y disolvió sus Consejos ad hoc creados hace cinco años junto a organizaciones de derechos civiles, pero también aclaró al medio en una misiva posterior que “no hay cambios en lo que respecta a nuestros valores fundamentales”.

Amazon también abandonó su compromiso de atender las estrategias DEI y lo comunicó mediante un memorando interno que reflejó CNBC (aquí), aunque se supone que sigue en pie el cumplimiento del compromiso de limpieza de basura espacial comprometido con la anterior administración de gobierno. Un camino similar es el anunciado en enero por Meta y en febrero por Google.

¿Y los ODS?

Aún a pesar de los esfuerzos y del consenso global en torno a la pertinencia de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que abarcan las dimensiones económica, social y ambiental, no se logró crear un órgano que diera un seguimiento centralizado al tema.

Trascendió que muchas empresas de diversas industrias (retail, automotrices y más) redujeron sus objetivos climáticos con el argumento de la “incertidumbre regulatoria” y la necesidad de replantear sus ecuaciones de rentabilidad. Además, que la innovación involucra nuevos desafíos, tal como lo refleja la huella ambiental que produce el desarrollo de la inteligencia artificial o que hacia 2030 se habrán generado 82.000 millones de kilogramos de desechos electrónicos en todo el mundo.

Los lineamientos de sustentabilidad de la industria telco habían sido refrendados en 2024, tanto en el evento sectorial que se realiza en Barcelona (MWC) como ante la ONU. Allí, la baja de las emisiones de carbono, la atención al cambio climático y el establecimiento de estrategias de circularidad de las cadenas de suministro y de los materiales del ecosistema estaban entre las urgencias. Sin embargo, 2025 parece haber comenzado con menos lugar para las campañas verdes, aunque queda poco más de medio año por delante.

En materia de eficiencia energética, por caso, la industria telco mantiene firme su objetivo, entre otras razones porque su logro apalanca su estrategia de reducción de costos. Pero no es tan sencillo. El grupo de Reguladores Europeos de las Comunicaciones Electrónicas (Berec, por sus siglas en inglés), reconoció que la envergadura de la apuesta no le posibilitará cumplir con los objetivos de apagado de redes de cobre previstos para el fin de la década para el continente europeo.

Otro buen ejemplo lo ofreció Nokia, cuando presentó su informe de sostenibilidad titulado People and planet 2023, en el que planteó que la apuesta pasa por minimizar la huella de carbono a la vez que impulsar el desempeño de la actividad económica.

¿Todo esto involucra negar el cambio climático o el aporte que las estrategias de inclusión y de diversidad tienen sobre el bien común? Nada es tan lineal, pero es una buena pregunta para abrir el debate.

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Noelia Tellez Tejada se desempeña como Editora Adjunta en TeleSemana.com. Periodista y analista, acredita más de 20 años de labor ininterrumpida en medios gráficos, digitales y radiales. Está especializada en tecnología, negocios y telecomunicaciones. Su correo es [email protected]

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