AT&T se queda helado ante la intervención del Departamento de Justicia


En más de una ocasión hemos defendido que una compra de 39.000 millones de dólares—oferta de AT&T a Deustche Telekom por su filial T-Mobile en Estados Unidos—no se lanza al mercado sin tener ciertas garantías de que va a ser aprobada con más o menos concesiones, pero aprobada al fin y al cabo. Pero resulta que esta vez el Departamento de Justicia (DoJ, por sus siglas en inglés), ha decidido todo lo contrario aduciendo que:

“la transacción reduciría la competencia en el sector de los servicios de telefonía móvil, resultando en mayores precios, peor calidad de servicio, menos opciones y menos productos innovadores para millones de consumidores americanos”.

Ayer, justo antes de que se produjera el anuncio AT&T, que evidentemente estaba en total fuera de juego, seguía llevando a cabo su lenta estrategia de mercado para asegurarse la aprobación anunciando que de ser

aprobada generaría 5.000 nuevos puestos de trabajo. Desde que en marzo se hiciese público el anuncio, sus lobby ha llegado a situaciones extrañas como la de dos grupos latinos de Estados Unidos apoyando la jugada por considerarla positiva para los intereses de los latinos en ese mercado.

El principal argumento y del que muchos dudan, incluido en DoJ a juzgar por su decisión, es precisamente que con la adquisición de T-Mobile, AT&T podría mejorar la calidad de sus servicios así como poder expandir su cobertura LTE de forma más acelerada. Los detractores apuntan a que la compra es, en general, negativa porque AT&T, en realidad, únicamente busca asegurarse el liderazgo de la banda ancha móvil adquiriendo a un competidor con infraestructura que le permitiría adelantar a Verizon Wireless  con mayor velocidad. Este argumento se basa en el hecho de que Verizon Wireless cuenta con recursos espectrales similares y no sufre los mismos problemas de saturación que AT&T—dicen que la explicación es que AT&T lleva desde 2007 vendiendo el iPhone—.

Curiosamente no ha sido Verizon Wireless, supuestamente el gran perjudicado—sin contar a LightSquare que perdería a un posible cliente para su red wholesale LTE— el que más se ha opuesto de forma pública a la compra. Es más, por momentos parecía que dicha transacción estaba sucediendo en otro planeta para los ejecutivos de Verizon Wireless; no así para los de Sprint. Este operador, que desde nuestro punto de vista saldría ganando con la compra de T-Mobile, pues si alguien necesita tener menos competencia ese es Sprint, no sólo ha sido vehemente en su ataque, sino que sigue en ello y, a la vez que AT&T anunciaba la creación de nuevos trabajos como consecuencia de la absorción, Sprint aparecía con otro estudio, realizado por petición del propio operador, por David Neumark, profesor de economía y director de economía  del Center for Economics and Public Policy en la Universidad de California, el cual concluía que la fusión destruiría puestos de trabajo en lugar de crearlos.

A todo esto, los proveedores de ambos operadores siguen el asunto como si fuese la final de la Copa del Mundo, pues Alcatel-Lucent es el principal proveedor de AT&T, y T-Mobile cuenta con Nokia Siemens Networks (NSN). Además hay otras empresas periféricas como Tekelec o Juniper Networks que tendrían más o menos trabajo, según del lado del que caiga la pelota.

En TeleSemana.com tenemos una visión un tanto peculiar de la situación que, en general, ponen en duda los razonamientos del DoJ. En principio la compra de T-Mobile evidentemente elimina a un competidor nacional, dejando el número en en tres operadores, dos de gran tamaño y uno, Sprint, de menor poder. Por debajo de estos estarían los operadores regionales, por lo que la eliminación de un jugador nacional no afecta a todo el país por igual.

Pero los razonamientos de mejor servicio, mayor innovación y menos opciones no está garantizada si T-Mobile sigue en el mercado. Sólo que hay ver el caso de Sprint, uno de los operadores que más sufre en el mercado y que peor parado ha salido desde la implementación de la potabilidad en Estados Unidos. Sprint ha estado en un mercado en “plena” competencia, y sin embargo, no ha sabido o podido innovar. La bajada de precios también es relativa, porque T-Mobile y AT&T no compiten precisamente por el mismo tipo de usuario. El operador de DT en Estados Unidos se ha centrado en el usuario de menores recursos—poca innovación ha aportado al mercado ya que ni siquiera contempla ir a por LTE—, mientras que AT&T se ha dedicado a potenciar las compras de dispositivos de alta gama, o smartphones—y su mayor innovación no ha venido de la batalla entre cuatro operadores, sino de Apple—. Casi se podría decir que en Estados Unidos hay dos duopolios uno encima del otro: AT&T y Verizon, y T-Mobile y Sprint.

Pero la duda fundamental radica en la racionalización de las inversiones y el nuevo modelo wholesale. No son nuevas las teorías que apuntan a que dos redes nacionales por país y múltiples prestadores de servicios podrían producir una mejor distribución de la inversión. ¿Tiene sentido que Estados Unidos construya múltiples autopistas de la información provocando un uso ineficiente del espectro? Con esto no decimos que AT&T tenga razón al pedir que se apruebe la compra de T-Mobile para poder contar con más espectro, pero sí es cierto que en algunos mercados los operadores tienen el mismo número de MHz, y sin embargo, una alta disparidad de usuarios, por lo que uno de los dos operadores tiene espectro de sobra y el otro puede estar en déficit.

Querer tener muchos operadores es ideal, pero los que llevamos tiempo en esta industria y en otras donde la inversión de capital es masiva, hemos visto como se tiende a la concentración. Esto parece un detalle menor, pero Estados Unidos lo ha vivido ya en múltiples ocasiones en su sector de las telecomunicaciones. Este es un fenómeno que no se pelea frenando este tipo de compras, porque de no llevarse a cabo, es muy posible que haya otro tipo de maniobra en el mercado que intente concentrar a varios jugadores.

No queremos ser defensores de la compra ni tampoco del bloqueo, pero si queremos alertar que la innovación, la calidad del servicio, la reducción de precios y las inversiones racionales no provienen, únicamente, de contar con multitud de jugadores, y menos, si algunos de estos jugadores están deseando abandonar el mercado, como es el caso de DT (T-Mobile).

Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

Recuperar contraseña

Por favor ingrese su nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirá un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.