Reglas dispares para OTT y operadores

Llevamos cierto tiempo investigando el posible impacto de los proveedores over the top (OTT) en el negocio de la telefonía móvil. Muchos de ustedes ya sabrán que nuestra visión siempre ha sido la recomendar a los operadores que intenten competir como respuesta a la entrada de nuevos rivales al mercado, ya sean legales o incluso ilegales (la piratería de contenidos, por ejemplo). Nuestra visión se basa en que en el mundo actual, como en cualquier otra época, la oferta de valor prevalece, es decir, lo que el usuario obtiene por lo que le cuesta en tiempo y dinero manda, ya sea por encima del manto de la ley o por debajo.

En nuestra lectura de diferentes visiones topamos con una nota de Strand Consult que aseguraba que Facebook era realmente el verdadero enemigo de los servicios de SMS, ya que según esta firma, los usuarios utilizan este sistema como sustituto de SMS. No va desencaminada la consultora, lo que sucede es que no es sólo Facebook el problema, sino cualquier servicio OTT que permita la comunicación instantánea sin costo adicional al de la conexión a una red de datos.

El impacto de los OTT en el negocio de las telecomunicaciones se dejará notar cada vez más con la masificación de los smartphones. El problema no es sólo para los operadores, sino que también para los reguladores de todo el mundo. Inicialmente la idea de los reguladores es asegurarse de que los operadores no cierren el grifo que frene la innovación en Internet. Por ello, en cuanto hay un amago de querer estrangular a algún proveedor de Internet, las administraciones se movilizan para frenar estos intentos. A TeleSemana.com le parece bien que el regulador está atento a estas maniobras que consideramos perjudiciales en general.

Dicho esto, también debemos empezar a evaluar cuáles son las reglas que deben seguir los OTT, pues los operadores de telecomunicaciones tienen licencias de concesión supeditadas a todo tipo de contraprestaciones. Además, los operadores juegan este partido bajo un océano de leyes y reglamentaciones. Y mientras la realidad jurídica de los operadores es una, la de los OTT, por estar en Internet, es otra.

¿Qué pasaría si mañana un regulador descubriera que un operador local está ofreciendo comunicaciones de mensajería instantánea insegura a través de sus puntos de acceso públicos Wi-Fi? Posiblemente habría una multa económica importante. Y cuál sería el castigo su un servicio estuviera caído varias horas. Pues que se lo pregunten a Movistar en Argentina y pronto a Claro en ese mismo mercado.

WhatsApp no sólo ha tenido varias fallas importantes en los últimos tiempos, producto —imaginamos— de su popularidad y de la necesidad de incrementar capacidad en sus servidores, sino que además Gdata asegura en su blog que las comunicaciones de WhatsApp en su versión para Android y a través de Wi-Fi no son seguras porque no están encriptadas. Las últimas actualizaciones de la aplicación para Android no han resuelto el problema de la seguridad, dicen desde esta compañía que, todo hay que decirlo, se dedica a la seguridad.

Los OTT no garantizan la seguridad ni disponibilidad de sus servicios, y hasta poniéndonos con la lupa, podríamos acusarles de jugar al juego del subsidio cruzado o incluso de “dumping”. Sabemos que WhatsApp ingresa dinero por la descarga de su aplicación por 99 centavos de dólar para el iOS para tener uso ilimitado del servicio de por vida —por ahora—, que en Android es gratuita la descarga y el servicio gratuito durante un año, después del cual el usuario debe suscribirse por 99 centavos de dólar al año para tener acceso ilimitado al servicio. ¿Es posible sostenerse con ese tipo de facturación? Y si no lo es, ¿que le estaría permitiendo a WhatsApp mantener su operación? Y ¿dónde paga impuestos por lo que factura en los países latinoamericanos?

Este análisis no viene a ser una defensa de los operadores y una denuncia contra los OTT —somos felices usuarios de WhatsApp—, sino una reflexión sobre hacia dónde se dirige el mercado con la llegada de Internet a las redes móviles y la entrada de los OTT. La legislación de Internet está siendo una de las más difíciles de promover, por ser un tema políticamente sensible.

Seguiremos defendiendo que los operadores no deben quejarse del impacto de los OTT en su negocio, sino buscar mecanismos de competencia que les hagan más fuertes, sobre todo porque creemos que es posible competir —o colaborar— contra proveedores que no pueden garantizar sus servicios y cuya seguridad es cuestionable. Pero dicho esto, las reglas del juego cuando se cruzan operadores y OTT deberían ser lo más parecidas posibles, para que en nombre de la innovación no se esconda un equipo de tramposos.

Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

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