Las deudas en telecomunicaciones esconden una industria intensiva en inversiones y con problemas para hacer crecer el negocio

Las compañías de telecomunicaciones han sido, históricamente, poseedoras de grandes deudas que utilizaron para invertir en infraestructura y que repagaron con beneficios de un negocio en pleno auge. Sin embargo, en 2018, todo parece estar por cambiar.

Los números demuestran que, especialmente en los Estados Unidos, la deuda de los operadores se ha incrementado e incluso duplicado en aquellos operadores más intensivos en la adquisición de compañías, como es el caso de AT&T. No obstante, el incremento en el endeudamiento no se traduce en un crecimiento del porcentaje que representa la deuda sobre los activos, ya que, al aumentar el valor de los activos, la proporción se mantiene. Y, en los casos en que sí representa un crecimiento, no parece una cifra lo suficientemente preocupante, al menos a simple vista.

TeleSemana.com comparó la deuda a largo plazo de algunos de los principales grupos de telecomunicaciones en el mundo y determinó que la relación entre sus activos y deudas no supera, en ningún caso, el 50 por ciento. Verizon, por ejemplo, aparece entre los primeros lugares en términos de nivel de endeudamiento, con una deuda que representa el 44,3 por ciento de sus activos. Lo sigue América Móvil con poco más del 43 por ciento, escoltado por AT&T (37 por ciento) y Telefónica (36 por ciento). De hecho, si AT&T —una de las compañías más endeudadas del sector— quisiera liquidar sus deudas contraídas a largo plazo, le alcanzarían los ingresos que cosecha anualmente para hacerlo.

En el siguiente gráfico se muestra la relación entre los activos del operador y sus deudas. Cuánto más alto es el índice, significa que el operador está más endeudado en relación a sus activos. Por supuesto, se trata de un análisis acotado, que no tiene en cuenta los vencimientos de pago de deuda, su liquidez, ni el uso que se le ha dado a los recursos obtenidos por el endeudamiento.

Ahora bien, teniendo en cuenta estas cifras, ¿por qué la deuda de los operadores de telecomunicaciones preocupa tanto al mercado? Ya comentamos que en una industria de capital intensivo como es la de las telecomunicaciones, los operadores deben endeudarse para cumplir sus propósitos de crecimiento. Y, eso incluye, especialmente en épocas de vacas flacas, la compra o fusión con otros otros operadores para fortalecer su negocio.

El problema es que la industria de telecomunicaciones ya no tiene un ritmo de crecimiento acelerado y, a falta de una perspectiva clara de aumento de ingresos, los accionistas parecen ir hacia títulos mucho más atractivos. Es así que el valor de la bolsa de los operadores muestra una línea hacia abajo en casi todos los casos, con algún que otro repunte que no llega a revertir la tendencia.

Un índice que a los especialistas de finanzas les gusta revisar para analizar cuán saludable es una empresa es la relación entre la deuda y el patrimonio —es decir, el capital de una empresa—. El resultado muestra qué porcentaje del endeudamiento de la compañía está en créditos a terceros en relación a los aportes de accionistas. Cuanto más alto es el índice, mayor deuda a terceros y menores posibilidades de hacer frente a las obligaciones de deuda con recursos propios.

De acuerdo con cálculos de Macrotrends, mientras que AT&T aumentó su deuda y también su patrimonio en 2018, el ratio entre ambos se ubicó estable en 0,91, por debajo incluso de los picos de 1,20 o 1,23 alcanzados en 2015 y 2017, respectivamente. Esto significa que AT&T tiene 0,91 dólares de deuda por cada dólar de patrimonio.

Verizon es uno de los operadores con un ratio más elevado, del 1,90, aunque todavía muy por debajo de las cifras que se vieron en 2015, cuando el ratio alcanzó 10,3. Telefónica, que acapara todos los titulares de periódicos sobre su deuda, cierra septiembre con un ratio de 1,97, estable desde 2014 hasta la fecha. El operador español, incluso, ha sido muy eficiente en reducir su deuda en 10.000 millones de euros entre junio 2016 y 2018, de acuerdo con cifras que ofreció el propio CEO de Telefónica, José María Álvarez Pallete, recientemente.

Entonces, ¿por qué la industria parece estar preocupada por la deuda si los balances de los operadores no parecen mostrar índices tan preocupantes? Una razón puede ser la que comentábamos más arriba: una industria que ha madurado y cuyos ingresos comienzan a estancarse no resulta atractiva para los inversores, por lo que los valores en bolsa caen, presionando los índices que miden la deuda en relación a su patrimonio.

Más allá de lo que sucede en el mercado financiero, existe una presión del mercado real. Los operadores deberán realizar en los próximos años grandes desembolsos de dinero para afrontar el crecimiento de la demanda de conectividad y tener un lugar relevante en el negocio de la 5G, que, a pesar de que su modelo no está tan claro, parece ser el único salvavidas para esta industria en contracción. Y es que la 5G no solo demanadará inversiones millonarias en infraestructura y tendido de fibra para sostener esas promesas de velocidad y baja latencia, sino que la 5G demandará espectro, mucho espectro, lo que significa llegar a invertir hasta 2.400 millones de dólares por operador en una única licitación.

Ahora bien, ¿de dónde sacarán los operadores los recursos suficientes para invertir en 5G? Probablemente, la respuesta sea en conseguir más deuda. Con niveles altos de endeudamiento, las posibilidades de contraer créditos se reducen, algo que los directores de finanzas deben haber alertado a sus CEOs.

Algunos operadores lograron tener un flujo de caja abundante que les permite estar más tranquilos para realizar inversiones pero otros deberán buscar la forma de hacerse de dinero suficiente para encarar la próxima revolución industrial. Es entonces que aparecen en los titulares noticias sobre posible venta de filiales y negocios no estratégicos como es el caso de la venta de los centros de datos de Verizon o AT&T o, en el caso de Telefónica, la venta de un porcentaje de su negocio de infraestructura, Telxius.

La venta de activos no estratégicos tiene suficiente puntos positivos para que siempre aparezcan entre las posibilidades de las compañías que tienen deudas abultadas. Por un lado, permiten deshacerse de activos que pueden estar generando déficit o eliminar de la ecuación recursos que actualmente se escapan en negocios que el operador no considera estratégicos. Por otro lado, trae ingresos frescos que le permiten al operador saldar o refinanciar deuda, realizar inversiones para el crecimiento del negocio o, en algunos casos, comprar otras compañías. Estas adquisiciones, además, suelen empujar hacia arriba el valor de mercado de sus acciones.

Lo cierto es que por más voluntad que exista de parte de los vendedores, la venta de activos depende de conseguir los compradores interesados, por lo que no puede ser la única solución para sanear la deuda ni conseguir los recursos para realizar nuevas inversiones. En la capacidad de los CEOs y directores de finanzas está el éxito de los operadores de telecomunicaciones de cara a la 5G y la cuarta revolución industrial. La pregunta que queda por hacerse, entonces, es, ¿hasta dónde se podrá presionar la deuda del sector?

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Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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