México debe terminar con los vaivenes y aprender de la experiencia regional para su proyecto de red troncal

El presidente de México, Andrés López Obrador, anunció el viernes en una conferencia de prensa que “ya está lista” la nueva empresa estatal que buscará explotar pelos de la fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) con el objetivo de dar conectividad troncal con fines sociales.

El proyecto de López Obrador trae más dudas que certezas a un México revuelto en discusiones que ponen en tela de juicio el éxito de algunas medidas de la Reforma Constitucional como la Red Compartida o las medidas de preponderancia. El reciente anuncio de que se podría modificar el plan de cobertura de la Red Compartida parece dar razón a quienes criticaron su efectividad para ayudar en zonas no conectadas. En tanto, la revisión de medidas de preponderancia se envuelve en una serie de enfrentamientos entre operadores en dónde se pone en juego las reglas asimétricas, la competencia y el pedido de Telmex para ofrecer servicios de TV paga.

Lo que sucede con la Red Troncal de fibra óptica no está ayudando al clima de las telecomunicaciones en México. El año pasado se abrió la licitación para el operador que desarrolle el proyecto pero poco después se dejó en foja cero. Más tarde, el gobierno de Andrés López Obrador anunció que crearía un modelo de gestión público-privado para desarrollar una red troncal que tenga como objetivo llevar conectividad a sitios desconectados. De la iniciativa presentada con bombos y platillos se conoce poco más que unas apuradas prebases. Ahora el mandatario parece haber cambiado el rumbo y en los planes se encuentra la creación de una red troncal pero, esta vez, a través de una empresa 100 por ciento estatal.

Del nuevo proyecto poco se conoce. No se sabe si serán finalmente 24.000 kilómetros o 50.000 kilómetros de fibra óptica los utilizados —dependerá de las zonas de México que busque conectar— ni qué sucederá con el proyecto anterior: ¿será el reciente anuncio un proyecto complementario o es que reemplazará al anunciado cuatro meses atrás? Mucho menos se conoce qué sucederá con el proyecto de Red Troncal que prevé la Reforma Constitucional y que se esperaban definiciones que (todavía) no ocurrieron. Si López Obrador quisiera modificar el plan, debería impulsar una reforma en el Congreso Nacional.

Los rumores indican que esta semana se presentará oficialmente el proyecto de creación de una empresa estatal para administrar la fibra óptica de la CFE. Se trata de un paso fundamental para eliminar la incertidumbre que reina en el mercado y que se verifica en la cobertura que se hace de la noticia en los medios de comunicación de ese país. El país tiene la oportunidad de limpiar los errores de los últimos meses y ofrecer un proyecto razonable que despierte interés en la industria.

Todo parece indicar que no hay fórmula mágica para que un proyecto de estas características sea exitoso, menos en América Latina dónde las experiencias fueron variadas y no estuvieron exentas de problemas.

Las empresas estatales pueden ser útiles para cumplir objetivos sociales —así se comprobó en Argentina y Brasil pero también en otros países dónde son ellas las que parecen quedarse con las licitaciones con este fin— pero siempre han generado polémica a su alrededor. A los vaivenes económicos y financieros se suman, en numerosos casos en América Latina, denuncias sobre ineficiencias en su gestión e, incluso, sospechas de corrupción. México no estará exento de estos fantasmas a la hora de crear una empresa estatal.

La experiencia de Arsat en Argentina, por ejemplo, muestra que la empresa mayorista puede ser exitosa si se concentra en su objetivo: ofrecer servicios a zonas no conectadas y reducir los costos mayoristas. Se puede decir que Arsat cumplió en este sentido, pero no sin haber sorteado diferentes dificultades: desde la propia construcción de la red hasta su encendido —la red actual es mucho menor a la proyectada en 2010—, pasando por la gran dispersión de proyectos que incluyó incluso tener también un papel en el negocio móvil. Si bien el discurso fue que la compañia sería exclusivamente mayorista y no competiría con privados, las últimas noticias indican que la administración actual tampoco parece saber bien cuál es el rol que quiere darle a Arsat. La empresa estatal se presentó a licitaciones por la banda de 450 MHz que sorprendieron a operadores pymes que esperaban concursar por licencias y que ahora se quejan porque la empresa busca competir con ellos y subir los precios, publicó iProfesional. México debería aprender de estos vaivenes para no repetirlos en su mercado.

Otorgar la construcción y la gestión de la red a un privado tampoco es garantía de éxito. La experiencia de Azteca Comunicaciones en Colombia y Perú así lo demuestran. En Colombia Azteca Comunicaciones decidió desinvertir mientras que en Perú analiza vías de escape ante un negocio que no resultó suficientemente atractivo. Además, las deficiencias en cuanto al diseño de la licitación en Perú limitan la utilización de la red y ponen presión a las arcas del Estado.

México requiere de una empresa (ya sea estatal o privada o un mix entre ambas) que se ocupe de utilizar fibra óptica de la CFE —se dice que serán dos la cantidad de pelos aprovechados— para poder llevar conectividad a todos los mexicanos. El gobierno de López Obrador eliminó las Zonas Económicas Especiales y, con ellas, las obligaciones de cobertura que tenían los operadores móviles, señaló El Economista. Con cerca del 80 por ciento del país sin conexión, la red troncal vendría a mejorar los servicios de telecomunicaciones y ayudar a eliminar brechas que hoy parecen quedar en manos de proyectos satelitales aislados. 

Del diseño de López Obrador dependerá el éxito de la nueva empresa que se ocupará de dar conectividad a través de los activos de la CFE. México tiene a su alcance diferentes iniciativas en América Latina para aprender de los errores y construir una alternativa que permita reducir los costos y conectar a los mexicanos. Pero antes deberá trabajar en reducir la incertidumbre con planes concretos, que no se queden en el camino.

Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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