Un caso más se agrega a la lista de argumentos que explican por qué las multas no funcionan para corregir la actitud de los operadores de telecomunicaciones en esta parte del mundo. Esta vez el protagonista es TIM Brasil. La Secretaria Nacional del Consumidor (Senacom) encontró a la empresa responsable de publicidad engañosa y tendrá que pagar unos 800.000 reales (150.525 dólares). Podrá recurrir la decisión y si no lo hace recibirá un descuento en la sanción.
Tres son los ítems centrales que hacen que las sanciones pecuniarias no hayan sido remedio suficiente en el sector. La primera es el tiempo que pasa entre el hecho y su sanción, algo que aquí no queda claro pues la Senacom no ofreció fecha de la infracción aunque sí indicó que la falla es en relación a una regulación de 2014. La otra es que el monto resulta insignificante para el damnificado y la tercera es el sinfín de instancias administrativas que deben atravesarse. Todas parecen estar, de alguna forma, presentes en este caso.
La compañía violó su deber de informar e incurrió en publicidad engañosa al no ser explícito en qué ocurriría al usuario al consumir la franquicia de datos contratada. La resolución 632, de marzo de 2014, autorizó a los prestadores a cortar el acceso una vez que el cliente haya consumido todos los datos contratados. Antes de eso estaba obligado a mantener el servicio con la posibilidad de hacerlo a una velocidad menor, indicó el portal CanalTech.
El valor de la multa será redireccionado al Fondo de Defensa de Derechos Difusos. La empresa tiene dos caminos y ninguno de ellos es pagar el monto por el que fue sancionado: puede recurrir o recibirá un descuento si decide aceptar la multa sin pasar por instancias intermedias. En diálogo con TeleSintese, autoridades de la empresa indicaron que revisarán su respuesta una vez que reciban oficialmente el documento.
Por todo esto es que los reguladores de la región buscan nuevos mecanismos para corregir la conducta de los operadores. En Brasil, por ejemplo, ya hablaron de la posibilidad de incorporar una regulación responsiva al tiempo que el propio TIM acaba de acceder al beneficio de cambiar multas por inversiones.