Resulta lejos pensar la vida en la pre-pandemia pero lo cierto es que la eventualidad sanitaria planetaria exhibió con crudeza de los aciertos y desaciertos de los Estados en su apuesta por la transformación digital. La salud, la educación y el trabajo, por mencionar tres vectores centrales de la vida humana, quedaron atados a la posibilidad (o no) de desarrollarse en escenarios virtuales y, en ese sentido, Uruguay sirve como botón de muestra.
En lo que refiere a la digitalización de su gestión, “el paisito”, como cariñosamente le dicen sus 3,5 millones de habitantes, tiene buenas experiencias que miran al futuro y, para profundizar en uno de los vectores antes señalados, cabe mirar al sector de la salud: hace nueve años trabajan en la plataforma Salud.uy, pensada inicialmente como una herramienta de apoyo para el sistema nacional integrado de prestaciones, que en marzo de 2019 ya transfería la primera historia clínica electrónica y que hoy alcanza a toda la población. El mismo sello tuvo la app lanzada hace poco más de un año para centralizar la información acerca del Covid-19, CoronavirusUy, y que hoy también podría servir como pasaporte sanitario.
Pero ¿cuántos uruguayos se conectan a Internet realmente? Una radiografía actual exhibe que hay 22.716 personas que no poseen acceso a Internet y que se suman a las 394.101 que lo hacen pero con servicios 2G y que, a esa población desconectada o mal conectada, se agregan unos 390.986 habitantes que poseen 3G y la gran masa de 2.693.447 uruguayos que poseen 4G o LTE.
Los datos que pincelan ese estado de situación fueron publicados en el periódico local El País, en el marco de una entrevista realizada a Guzmán Acosta y Lara, director nacional de Telecomunicaciones de aquel país, en la que se señala que los desconectados o mal conectados en Uruguay componen una brecha que se prevé zanjar antes de culminada la actual gestión, iniciada en marzo de 2020 y que se extenderá por cinco años.
Para afrontar ese desafío, el funcionario calculó que se deberán invertir 12 millones de dólares e instalar entre 100 y 120 antenas repetidoras de la señal 4G; al tiempo que adelantó que los servicios sobre 5G llegarían antes de fin de año.
“La gente cambió los usos de internet y consume más datos; necesita más bajada y más subida. Para eso requiere una conexión más ágil y potente. Por eso consideramos que lo ideal es migrar a 4G total”, dijo en dicha entrevista Acosta y Lara.
En este escenario, el artículo señala visible la “dificultad” que implica la existencia de zonas que no resultan “del todo rentable” para el despliegue de infraestructura, pero que la apuesta es equiparar los servicios que se ofrecen en los centros urbanos con las zonas más alejadas, al tiempo que admitió que trabajan en “estructurar” las condiciones de la subasta para internet móvil de alta velocidad para lo que se convocará a los interesados, sobre la banda de 3,5 megahertz.
“El objetivo que tiene el gobierno es llegar a todos los rincones del país con una tecnología igual en Montevideo que en el interior. LTE parece hoy lo más razonable. Al mismo tiempo, preparar el desembarco de la tecnología 5G que será a partir de setiembre de este año, cuando se cumpla con la subasta de bandas”, agregó el funcionario.
La apuesta es que el dinero obtenido a partir de la licitación de la banda de 3,5 GHz permita robustecer la infraestructura disponible “en los lugares donde hay carencia” para alcanzar la meta de ofrecer conectividad total en el país, y que no vaya exclusivamente a la dependencia de Rentas Generales, tal como sucedió en 2019 cuando los 46 millones de dólares que ingresaron por las subastas de las dos bandas de 2,6 megahertz fueron captados por la Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antel) y por Telefónica.
No está de más recordar, además, que Uruguay es el primer país de América Latina en desarrollar Internet 5G, cuyo despliegue dio sus primeros pasos en 2019 en las localidades de La Barra de Maldonado y en Nueva Palmira.
En este momento, el país atraviesa diversas discusiones que hacen pensar que es posible un replanteo de su escenario de telecomunicaciones, signado por el avance de las discusiones para sancionar una nueva Ley de Medios y por alcanzar la portabilidad numérica.
