El Barómetro de Brecha Ciudadana Digital de Chile muestra que el déficit es estructural

Las personas que tienen bajos ingresos y menores niveles educativos, al igual que las mujeres, representan los grupos sociales más alejados del acceso a servicios digitales como el teletrabajo, la educación en línea y el comercio electrónico, así como a realizar trámites virtuales, según lo exhibió el Barómetro de Brecha Ciudadana Digital, encuesta realizada entre enero y abril de 2021 por la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), en conjunto con la Universidad Adolfo Ibáñez y Con@cción, iniciativa perteneciente al Observatorio Iberoamericano de Comunicaciones Digitales (OCD).

El Barómetro de la Brecha Digital Ciudadana es un instrumento pensado para medir la percepción de las personas acerca de cómo viven el proceso de transformación digital y cómo lo enfrentan, y para el que esta edición -descargable aquí- contó con una muestra de casi 967 cuestionarios respondidos (547 completos en su totalidad) y que reflejaron el estado de situación de las 16 regiones chilenas.

“Como gobierno estamos desplegando una serie de iniciativas que se hacen cargo de la dolorosa brecha digital que afecta a nuestros usuarios”, sostuvo Pamela Gidi, subsecretaria de Telecomunicaciones en el marco de la presentación de los resultados y señaló que la implementación de redes fijas de alta velocidad que se desarrollan en el país (como los proyectos Fibra Óptica Nacional, Fibra Óptica Austral y Última Milla, que duplicarán los kilómetros de fibra óptica disponible) y el despliegue de las redes de 5G con contraprestaciones sociales, permitirán “reducir” la brecha digital, al comprometer inversiones por 2.000 millones de dólares.

Las sentencias de la funcionaria se suman a anuncios realizados hace pocas semanas tendientes a fortalecer las políticas públicas de achicamiento de esta urgencia de accesibilidad digital.

Entre los resultados expuestos hay indicadores casi obvios como que “existe una correlación lineal entre menores niveles de ingresos y mayores grados de dificultad para el uso de los servicios analizados”, y subraya al segmento con mayores dificultades a aquel cuyos ingresos mensuales no llegan a los 500 dólares (352.743 pesos) en comparación con el que percibe 852 dólares (611.729 pesos), aunque este último tampoco exhiba una buena performance.

En esa comparación de accesibilidad a herramientas digitales por parte de los sectores más vulnerables, el informe señala que la exclusión se profundiza al querer desarrollar trabajo remoto, por ejemplo, al dejar afuera al 86 por ciento del primer grupo y al 68 por ciento del segundo.

Lo mismo sucede en otras variables como educación en línea, al alcanzar al 87 por ciento del primer segmento y al 64 por ciento del segundo; trámites virtuales del Estado (80 por ciento y 55 por ciento, respectivamente), trámites virtuales de salud (83 por ciento y el 57 por ciento, respectivamente), y comercio electrónico (85 por ciento y 50 por ciento, respectivamente).

La falta de acceso a la educación formal es, con claridad, otro factor de exclusión social en general y que no excede a la brecha digital, por ello, este relevamiento compara las diferencias de accesibilidad entre quienes alcanzaron un nivel educacional básico y quienes lograron realizar estudios de posgrado.

En este tópico, las diferencias de excusión son evidentes: el 91,1 por ciento del primer grupo no accede a soluciones de teletrabajo, frente al 62,5 por ciento del segundo grupo. Y el margen se repite en las demás prácticas observadas, como la educación en línea, donde la brecha ubica por fuera de acceso al 90,2 por ciento de quienes sólo recibieron educación básica versus el 60,71 por ciento entre quienes obtuvieron formaciones de posgrado; pero también lo refleja a la hora de hacer trámites virtuales del estado (el 84,6 por ciento versus el 55,4 por ciento), de salud (el 87 por ciento versus el 53,6 por ciento), y comercio electrónico (el 88,6 por ciento contra el 46,4 por ciento).

Las mujeres son el otro grupo analizado y cuya muestra para este análisis fue del 74 por ciento de los casos, frente a la participación de un 24 por ciento de hombres. El resultado de esa observación arrojó que el 77 por ciento de ellas tienen mayores dificultades al momento de acceder a servicios digitales, en comparación con el 61 por ciento registrado por ellos.

Y en este aspecto, Gidi subrayó su preocupación por que “ya la pandemia está generando enormes consecuencias para las mujeres de todo el mundo y Chile no fue la excepción”, sostuvo que se “están agravando” las brechas previas a la llegada del Covid-19 y que “amenazan con ampliarse aún más”.

A su vez, y en el abordaje concreto sobre las prácticas analizadas, este barómetro arrojó que en teletrabajo, la brecha ubica al 82 por ciento de las mujeres y al 66 por ciento de los hombres; en Educación en línea, al 82 por ciento versus el 65 por ciento, respectivamente; y lo mismo sucede con los trámites virtuales del Estado (71 por ciento y 60 por ciento, respectivamente), los de salud (74 por ciento versus 62 por ciento), y el comercio electrónico (74 por ciento versus 53 por ciento).

En ese sentido, además, la funcionaria citó indicadores de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) en el que se advierte que aunque existen 4.100 millones de personas conectadas en el mundo, el uso de Internet entre las mujeres está disminuyendo y que 61 de los 85 países que respondieron aquel relevamiento reflejaron que la cantidad de hombres con teléfonos móviles es mayor que la de mujeres.

“La ciudadanía comprende, requiere y demanda inclusión digital” dijo Arturo Alba, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez y señaló que “analizar a fondo estos temas permite avanzar en el desarrollo de iniciativas que ayuden en aspectos como la reducción de pobreza, el acceso a la educación, el trabajo y la salud, para movilizar, de forma activa, el desarrollo sustentable e inclusivo de los ciudadanos”.

El relevamiento arrojó, además, la masividad de valoración positiva acerca del aporte que la transformación digital hace a la vida en sociedad y el 74,41 por ciento de los entrevistados consideró que tiene un “alto valor” (el grado más alto de la escala de valoración).

El estudio también permitió reflejar la problemática que la mayoría de la población tuvo para desarrollar su trabajo o continuidad educativa en pandemia porque las empresas y/o las instituciones no estaban preparadas para poner en marcha herramientas de teletrabajo o educación en línea.

E, inclusive, que los hogares tampoco estaban preparados para incorporar esas exigencias (trabajo y educación remotas) y reflejaron las dificultades que tienen en materia de conectividad a las redes y de acceso a los dispositivos, pero también de carencias a la hora de acceder a otros servicios básicos, como la energía eléctrica, sobre todo, en las comunas rurales.

Noelia Tellez Tejada se desempeña como Editora Adjunta en TeleSemana.com. Periodista y analista, acredita más de 20 años de labor ininterrumpida en medios gráficos, digitales y radiales. Está especializada en tecnología, negocios y telecomunicaciones. Su correo es [email protected]

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