Google volvió a poner el tema de la construcción de infraestructura sobre la mesa. Luego de que desactivara los proyectos para desplegar redes de fibra óptica en Estados Unidos, y otros más exóticos en otras partes del mundo, como los globos de conectividad conocidos como Loon, el año pasado, la compañía volvió con Google Fiber. Y anunció que llevará el servicio de Internet de alta velocidad a diversas ciudades de Arizona, Colorado, Idaho, Nebraska y Nevada en los próximos cinco años.
El nuevo director ejecutivo de Google Fiber, Dinni Jain, dijo en una entrevista con Reuters que la división volverá al ruedo con estos despliegues luego de más de cuatro años de perfeccionamiento en estas tareas. Hace algo más de una década, las grandes compañías digitales, con la ex Facebook, Google y Microsoft a la cabeza, comenzaron a hacerse un lugar importante en los despliegues de infraestructura, especialmente en lo referido a cables submarinos. Pero esa fuerza inicial se fue debilitando con el tiempo, especialmente en lo referido a redes domésticas, al punto que las acciones que venía encarando la hoy Meta están prácticamente desactivadas, con excepciones como Internet para todos en Perú; y la misma historia se fue produciendo con Google que, hace seis años, protagonizó una ola de despidos en Google Fiber porque la cosa no funcionaba. No obstante, logró registrar patentes con las diversas investigaciones y desarrollos que fue haciendo. Y, ahora, volvió sobre las huellas de la fibra.
Y estos cuatro años de “perfeccionamiento”, y no de freno –como parece haber quedado a los ojos de la industria– han dado lugar a esta nueva etapa que implicará desplegar nuevas redes pero en zonas determinadas, con la previsión de tocar a 22 ciudades de Estados Unidos en un plazo de cinco años. En otras palabras, Google no tiene la intención de enterrar fibra en todo Estados Unidos, tal como lo aseveró a la agencia de noticias.
¿Qué pretende entonces la compañía con esta unidad? En principio, “construir negocios que sean exitosos por sí mismo y es lo que estamos tratando de hacer en Google Fiber con seguridad”. Esto supone la posibilidad de buscar fondos externos para encarar estos proyectos. Esto responde al hecho de que, aún cuando este plan se reactiva, también se tiene plena conciencia de que el mundo atravesará una etapa recesiva, y que habrá que recurrir a ideas nuevas para surfear estos tiempos, que no todo vendrá de mamá Alphabet.
Esta búsqueda se apalancará, además, en lo aprendido en estos cuatro años donde hubo pérdidas, peleas regulatorias, subsidios e iniciativas fallidas, variables que le permitieron desarrollar lo que Jain ahora llama “excelencia operativa”, concepto que se impuso al más glamoroso “cultura de innovación”.
Sucede que, en este tiempo de perfeccionamiento, Fiber tuvo que reducir sus millonarias pérdidas anuales y, una vez aprendida esa lección, volver al ruedo pero sin hacer mucho ruido y aprendiendo de aquellas compañías cuyo negocio principal pasa por los despliegues de red. Esto implicó la necesidad de optimizar los precios a partir de configuraciones apropiadas que permitan mantener una buena atención al cliente y, por sobre todo, bajos costos.
Google Fiber brinda hoy velocidades de 2 GB de descarga contra 1 GB de carga, a 100 dólares por mes. Y sobre él monta prestaciones como DirecTV Stream, YouTube TV, FuboTV (deportes en vivo) y SlingTV, entre otros.
El despliegue de fibra se complementa con la prestación de servicios inalámbricos, tal como lo es Webpass, que se brinda como alternativa para la conectividad en edificios. Y aquí también aprende de la industria: si conviene alquilarle la infraestructura de fibra a un tercero, no tendrá problemas en hacerlo. Parece que el gigante está comprendiendo lo complejo que resulta construir una red, disponibilizarla, mantenerla y lograr ingresos que le den sustentabilidad al negocio.
