“Falta un integrador de soluciones”, dijo Vinícius Oliveira Caram Guimarães, superintendente de Subvenciones de la Agencia Nacional de Telecomunicaciones de Brasil (Anatel) y ofreció una foto del contexto local pues valoró “natural” que empresas como Petrobrás adopten iniciativas en las que se desplieguen redes privadas 5G para optimizar sus procesos productivos pero no sucede lo mismo en todos lados. “Cuando voy a las otras miles de empresas en Brasil (pequeñas y medianas empresas), alguien tiene que ir y capacitarlas, informarlas sobre el potencial, sobre cuál es la mejor solución”, sostuvo y señaló la importancia de crear un ecosistema que facilite escala de precios.
El análisis de Caram fue expresado en el marco de una actividad organizada por TeleSíntese y en días en que la propia Petrobrás anunció haber iniciado la actualización tecnológica necesaria, entre la que se encuentra la expansión de 1.600 kilómetros de su red de fibra óptica para disponer de conectividad 5G en 29 plataformas productivas en 2024 con el afán de utilizar Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) y realidad aumentada (RA), como insumos estratégicos.
Pero el de la petrolera de bandera no es el único caso en danza, se inscribe en un contexto. Hace algunas semanas, Embratel y Claro anunciaron la apuesta conjunta para ofrecer este tipo de soluciones a la empresa de acero Gerdau Açominas, ubicada en Ouro Branco, Mina Gerais; y en días en que el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovaciones (MCTI) y la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep) anunciaron la existencia de una línea de fomento no reembolsable, por más de 2,3 millones de dólares (12,5 millones de reales) y disponible hasta (ayer) el 29 de agosto próximo para facilitar el “desarrollo de proyectos de investigación, desarrollo e innovación relacionados con el desarrollo de aplicaciones (plataformas y/o software o sistemas informáticos) que soporten la implantación de nuevos servicios potenciados por las características de las redes privadas 5G”.
Pero la necesidad de crear ese tan mentado ecosistema está presente en Brasil. “De nada sirve que una empresa quiera usar una solución LoRaWan, otra empresa usar Wi-Fi 6E, la otra usar 5G, entonces estoy creando nichos que al final no han ganado en escala”, dijo Caram y definió la necesidad de “tener un ecosistema donde pueda escalar la solución”. Sin dudas, la cuestión del precio forma parte del problema a resolver.
Cabe recordar, además, que en julio, la agencia había publicado las condiciones de uso de los sistemas terrestres que operen en la banda dedicada a las redes privadas 5G, en buena medida de 3.7 a 3.8 GHz, para evitar interferencias; recordando que el uso debe ser propio del usuario o grupos de usuarios, pero no para terceros.
