Los fundadores estuvieron cerca de arrojar la toalla, pero pasó esto …

Como sabemos, Tele-Semana había sido concebida durante una turbulencia, y sus primeros años de existencia también estuvieron signados por muchos momentos de inquietud. Los primeros dos años, Rafael Junquera y Juan Giménez trabajaban de sol a sol, intentando abrir puertas. Pero aún no eran lo suficientemente conocidos en el sector. Al menos, no para terminar de completar el despegue. 

“De alguna manera, Rafa me había convencido de sus cualidades como periodista y su ojo crítico y analítico, que era lo que nos daba un valor diferencial. Pero lo fuerte ahí fue creerlo, porque mirando hacia atrás, sinceramente nos faltaba algo de pedigree para que nos abrieran las puertas fácilmente”, recuerda Juan. Creo que subestimé la dificultad. Fueron dos años de picar y picar, llamar y llamar. Bastante frustrante: no cerramos nada, no vendimos nada; no entraba un centavo”.

Portazo y momentos de quiebre

Rafa y Juan hacían todos los viernes lo que en ese entonces se conocía como “llamado telefónico” —el equivalente a lo que hoy es una reunión virtual sin cámara— y se animaban uno a otro. Aquellos llamados parecían más una terapia de grupo a distancia para no tirar la toalla cuando todos los parámetros indicaban que quizá era el momento de saltar del barco.

Uno de esos viernes, por la mañana, Juan llamó a uno de sus prospectos,  una persona de apellido francés quién le dijo muy enérgicamente que cuanto más insistiera en tomar contacto con él, menos iba a considerar trabajar con Tele-Semana. Fue un golpe duro. Otro de una larga lista, como cuando otro contacto de la industria le había comentado a Rafa, sólo unos meses antes, que la venta del producto de Tele-Semana era un “tough sale”. Años después ambos se harían camisetas con esa frase, “tough sale”, y las iniciales G.K. del autor de la misma, en honor a la premonición.

Juan consideró seriamente abandonar el proyecto. Pero en ese momento, Rafa lo animó con uno de sus cuentos de fantasía y emotividad. Juan, por su parte, sabía que su talón de Aquiles eran justamente los discursos idealistas cargados de emotividad, y decidieron seguir adelante como dos caballos con orejeras, no sabían a dónde iban, pero la tozudez pudo con el desánimo. 

Expocomm México: el corretaje

Dos años después, llegaría el momento de producir un número especial de Expocomm México (aún Tele-Semana en formato PDF)—para el cual Tele-Semana arriesgó e invirtió lo que ni Juan ni Rafa tenían para asistir al congreso— . Dicha cobertura especial sería patrocinada por UTStarcom, Huawei y Agilent Technologies. “Ése fue el primer dinero que entró; lo vivimos con mucha alegría e ilusión. Fuimos al restaurante del hotel Sheraton Centro Histórico para celebrar ese primer gran hito”, recuerda Juan. Fue una ráfaga de aire fresco: Tele-Semana empezaba a carretear por la pista. 

Crisis publicitaria y génesis de un modelo

Por los años 2004 y 2005, ya estaba claro para los fundadores de Tele-Semana que iba a ser muy difícil generar un flujo de ingresos únicamente a partir de la publicidad tradicional, e incluso, de las coberturas especiales de eventos. El plan original de Rafa, que contemplaba sustentarse con publicidad al comienzo y luego desarrollar una oferta de servicios complementarios a empresas, se desvanecía. Era necesario un cambio de ruta. En ese momento, adquirió fuerza la idea de desarrollar los ahora ampliamente generalizados webinars. 

El primer webinar de Tele-Semana, a modo de piloto, fue realizado con el CDMA Development Group (CDG) y el operador brasileño Vivo. Luego vino el segundo, con Genesys —una empresa que brindaba servicios basados en localización (LBS), algo muy innovador para la época—, que fue muy exitoso para todos: fue muy importante en términos económicos para Tele-Semana, y generó una buena cantidad de leads al cliente. 

El motor educativo de Tele-Semana

El surgimiento de los webinars fue un punto de inflexión para el medio. Al tiempo que permitió su subsistencia, modificó también su lógica de funcionamiento y con el tiempo también su fisonomía. A partir del éxito de Genesys, Juan se enfocó en los webinars como alternativa para rentabilizar el medio. 

Siguiendo las pautas de respeto a la audiencia que guiaron a Tele-Semana desde el inicio, se fijó un límite de dos webinars mensuales para no fatigar a la audiencia, y se contrató la plataforma de la brasileña MZ Consult, que brindaba la solución técnica llave en mano, pero era altamente costosa. Pero pronto fue reemplazado por un procedimiento con tecnología nativa, in-house, con los avances que había disponible hasta el momento: streaming de audio y una galería de imágenes para la presentación —por esas épocas, por ejemplo, YouTube recién había sido creado y no sería hasta 2006 que fuera adquirido por Google—. Esta movida significó un ahorro del 30 por ciento en costos, un detalle sumamente importante. 

Tele-Semana comprendió que, además de su rol informativo, había espacio para jugar un papel didáctico o formativo en la industria, lo que a su vez fue determinante para completar su despegue. 

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