Operadores consideran separar las redes del negocio: una Europa hiper-regulada no es atractiva para invertir

Strand Consult ha analizado el mercado de telecomunicaciones europeo por más de dos décadas y publicado reportes sobre los pros y contras de la compartición y la separación estructural de las redes fijas. Operadores como Telefónica, TIM, BT y otros están ahora mismo considerando separar su infraestructura en compañías independientes y en este artículo vamos a analizar los incentivos de esta tendencia, así como sus consecuencias.

No es novedad que Europa esté enfrentando una necesidad de inversión de 150.000 millones de dólares para alcanzar sus metas de conectividad para 2025. La pregunta más interesante es por qué las políticas de la Comisión Europea para impulsar las inversiones no han surtido efecto. Además, ¿por qué la Comisión Europea, en vez de admitir sus errores y cambiar el rumbo, continúa haciendo regulaciones y políticas que no funcionan? Que Europa continúe con estas decisiones nos deja más perplejos al compararse con el suceso de un acercamiento mucho más ligero que han tenido países como Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Estas tres naciones están avanzando en 5G. Es más, los Estados Unidos ha entregado dos veces la inversión por cápita por más de una década, comparada con la Unión Europea. Mucho más importante, ha logrado revertir regulaciones de Internet que han sido un problema para el mercado luego de haber visto una caída en las inversiones de banda ancha y el desarrollo de redes.

Recientemente, los operadores europeos han considerado vender la mayor parte de sus redes. En Dinamarca, TDC ha sido comprado por tres fondos de pensión daneses (ATP, PFA y PKA) y Australian Macquarie. Esta adquisición dividirá TDC en dos compañías, una para infraestructura y otra para retail. En el primer año, la nueva entidad verá la inversión de capital reducida de un 22 por ciento a un 18 por ciento, en un mercado donde TDC representa más del 50 por ciento del Capex del mercado de telecomunicaciones. Las pregunta aquí es quién se beneficia en el corto plazo y cuáles serán las consecuencias a largo plazo.

El acuerdo es una separación funcional que divide la infraestructura de red del negocio de retail. Esta inversión en la infraestructura está realizada por una compañía, mientras que otra vende servicios y suscripciones. Es un concepto en boga entre los reguladores de telecomunicaciones europeos, debido a que se mantiene dominancia de los incumbentes sin crear competencia en infraestructura, una meta totalmente opuesta a la prometida más de una década atrás.

El experto en competencia Bronwyn Howell retoma la experiencia del modelo del sector eléctrico y explica que los costos de contratación se incrementan cuando las operaciones de retail, focalizadas en el corto plazo, están separadas por las inversiones a largo plazo. La combinación de desajustes en horizontes de inversión, barreras de entradas, preferencia a riesgos y asimetrías en materia de información entre operadores y vendedores lleva a contraer mercados, aumentar riesgos, incentivos a una gestión de riesgos mayorista perversa y quiebras. La competencia entre proveedores integrados verticalmente, en tanto, induce a una competencia e inversión más eficiente y sustentable que si estuvieran separados.

De hecho, se parece mucho a la industria de trenes europea, planeada centralmente. Ha sido en algún momento innovadora, pero las compañías ferroviarias creadas y operadas por el gobierno han fracasado. Los trenes en Europa son viejos y lentos, y muchos de ellos están esperando ser electrificados.

Strand Consult observa que la separación estructural es una consecuencia lógica de las políticas de telecomunicaciones de Europa. Los reguladores europeos han hecho que no sea atractivo invertir en redes europeas. Las políticas de acceso o la estimulación artificial a la competencia desde una reventa regulada hace que sea mucho más lucrativo ser un vendedor minorista que un inversor en redes. ¿Por qué alguien invertiría en redes si el gobierno fuerza al dueño a proveer acceso a competidores a bajos costos? No es sorpresivo que los operadores de red estén ahora intentando separar sus redes y focalizándose en la parte del negocio que realmente les da dinero. Irónicamente, los reguladores adoptaron esta política porque creían que los llevaría a mayores inversiones de red y que los minoristas subirían la “escalera de la inversión” para convertirse ellos mismos en dueños de la red. Fuera de algunos casos concretos, esto no fue así como sucedió.

Dado que los reguladores han inclinado la balanza en favor de los vendedores minoristas (al igual que los proveedores OTT que usan la red sin pagar por ella), no es de extrañar que los operadores quieran salir del negocio caro y a largo plazo que es el de la operación de la red, que las regulaciones han hecho poco rentable.

Es importante notar que la separación estructural atrae a distintos inversores, como los fondos de pensión que trabajan con empleados públicos. Los fondos de pensión no esperan dar los mismos retornos que los operadores de telecomunicaciones. Algunos creen que son inversores que no toman riesgos, pero nosotros estamos en desacuerdo. Los fondos de pensión no quieren aportar innovación o desarrollo tecnológico, como los operadores privados, ellos están focalizados en asegurar a sus accionistas un retorno bajo y estable, y ajustar sus inversiones basados en el flujo de caja que generan.

Por algún tiempo, los operadores europeos Telenor, Telia, Vodafone o Telefónica, entre otros, han hecho grandes inversiones fuera de Europa, mientras que la inversión en Alemania de Deutsche Telekom se ha incrementado. Muchos observan que es porque Deutsche Telekom ha invertido históricamente poco en Alemania para priorizar sus inversiones en T-Mobile Estados Unidos, donde podría concentrar mayores retornos. En espera de la adquisición de Sprint en un acuerdo por 26.500 millones de dólares, T-Mobile promete invertir 40.000 millones de dólares en los Estados Unidos para hacer realidad la 5G. Al eliminar la consolidación en Europa, parece que el objetivo de la comisión europea es maximizar la inversión de los operadores fuera de Europa, dónde tienen mejores ganancias.

En el Líbano, los dos operadores móviles estatales hicieron acuerdos con socios minoristas como Zain o Alfa para proveer servicios sobre sus redes. En la práctica, el gobierno libanés decide cuándo desplegar nuevas tecnologías de red. Los resultados hablan por sí solos: el Líbano no desplegó 3G hasta noviembre de 2011 (uno de los últimos países en hacerlo en el mundo) y ha tenido los precios más altos de servicios móviles en el mundo. La separación estructural ha sido el furor en Nueva Zelanda y El Reino Unido. Como documenta Howell, la política en Nueva Zelanda no ha provocado mayor o mejor infraestructura, ni siquiera productos de banda ancha más innovadores.

Si el gobierno tuviera una mejor forma de hacerlo, entonces veríamos infraestructura de comunicaciones “estado del arte” en la ex Europa del Este. Cuando el Muro de Berlín cayó en 1989, difícilmente se pudiera encontrar un teléfono.

Mientras que la separación estructural puede ayudar a algunos inversores en el corto plazo, es más probable que la diversidad de redes y su subsecuente separación vaya a reducir la inversión en redes de próxima generación e innovación, lo opuesto a las metas de Europa. Los generadores de políticas continúan cometiendo errores sin penalidades, sujetas a un mecanismo sin un feedback concreto. La industria de telecomunicaciones perdió muchos puestos de trabajo por la decisión de los reguladores. En cuanto a lo que Strand Consult puede determinar, los reguladores se han quedado en sus puestos y hasta han expandido su cantidad de empleados mientras que las compañías que ellos mismos regulan se han vuelto cada vez menos viables.

Separar las redes no es un plan seguro para los operadores. El esquema está sujeto a riesgos políticos, particularmente en Europa donde tantos países están en contra de Bruselas porque sus políticas no han traído el crecimiento y la competencia esperadas. 

Mientras que los países alrededor de Europa han implementado subsidios a la banda ancha, Strand Consult concluye que estos no son necesarios si el regulador tiene el marco regulatorio correcto. 

John Strand es un verdadero veterano de la industria móvil. Por más de 23 años, él aconsejó al equipo director de los mayores jugadores de telecomunicaciones alrededor del mundo. Es uno de los consultores con mayor conocimiento de la industria. Quien lo haya conocido, sabe que siempre dice su opinión. Ser honesto y ofrecer su visión honesta sobre los diferentes tópicos de la industria se ha vuelto una marca registrada, incluso en asuntos controversiales. El hecho de que John trabaje en una industria que le gusta alabar nuevos productos y servicios no es un secreto y John es el primero en objetar. Él es rápido para revisar y usar los hechos para especificar la diferencia entre “hype” y lo que ocurre en la vida real. Junto con su grupo de analistas, John Strand tiene una habilidad única para predecir el futuro en la industria de telecomunicaciones y el resto de las industrias que están convergiendo. Muchas personas son escépticas sobre los que adivinan el futuro, pero John Strand afirma que no deben juzgarlo por lo que predice sobre el futuro sino por lo que había predicho que ocurriría hoy.

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