Millicom y Liberty Latin America fallaron en alcanzar un acuerdo que permitiría la consolidación de ambas compañías. Una semana después de haber confirmado los rumores de que se encontraban en negociaciones, los operadores publicaron un escueto comunicado informando que habían terminado las discusiones sin haber llegado a un acuerdo.
Se puede creer que se trata de una decisión apresurada, pero en realidad las dos compañías llevan más tiempo del que conocemos negociando un acuerdo. De hecho, hay quienes evalúan la posibilidad de integración desde que Mauricio Ramos dejó Liberty para convertirse en CEO de Millicom. Pero quitando los rumores de lado, lo que sí podríamos decir es que Millicom y Liberty llevan por lo menos seis meses negociando este acuerdo, sólo que la semana pasada tuvieron que apurar la confirmación luego de que saliera la noticia en los medios sobre una posible integración.
No se conocen cuáles fueron las razones del fin de las negociaciones, pero teniendo en cuenta que nunca se conoció una oferta sobre la mesa, podríamos suponer que se trata de la falta de un acuerdo por el precio o la forma de realizar la operación —Bloomberg afirma que existieron presiones para subir el valor o que exista un mayor componente de efectivo en la transacción—. La realidad es que la consolidación no sucederá, al menos por ahora, lo que deja a ambas compañías en la misma situación que el análisis que realizábamos tan solo hace dos semanas atrás.
Millicom y Liberty Latin America tienen como principal meta seguir creciendo en América Latina. De hecho, Liberty Latin America asegura en su comunicado que “seguirá focalizada en su estrategia de crecimiento para entregar valor a sus accionistas y proveer productos y servicios a sus clientes”. La compañía tiene una vocación consolidadora que, por ahora, no parece querer cambiar.
Liberty Latin America deberá ahora resolver cuál será el papel que quiera tomar en la región. La operación con Millicom la hubiese ayudado a posicionarse en el negocio de telefonía móvil fuera de su área de influencia —el Caribe y algunas operaciones de Centroamérica— y fortalecerse como un operador de peso en la región. Además, le hubiera aportado activos para fortalecer el negocio mayorista y de conectividad internacional. Sin Millicom, Liberty Latin America ahora deberá pensar en otros activos que fortalezcan negocios que ya conoce como el de la TV paga —¿seguirá comprando cableoperadores o irá, como se creía hace un tiempo atrás, por DirecTV?— o que le permitan subir unos escalones en la telefonía móvil, que sólo controla en el Caribe. Eso sí, cualquier crecimiento le demandará un esfuerzo mucho mayor del que habría necesitado de tener el empujón de Tigo.
Millicom también tiene una vocación de crecimiento en América Latina y así lo demostró el operador al iniciar la cotización de sus acciones en los Estados Unidos. Es posible que lo intente hacer de forma orgánica peo también comprando activos, como ha venido haciendo a lo largo de los últimos dos a tres años. El operador aparece como uno de los posibles interesados de activos de Telefónica en Centroamérica.
Los dos operadores tienen vocación de jugar con los grandes, pero sin poder unir sus fuerzas, todavía deberán sortear un largo camino para hacerse lugar entre los principales operadores de la región.
