IoT no es sólo migrar a LPWA: 3G y 4G acapararán el 72% de los ingresos M2M en 2024

La cantidad de objetos conectados a las redes celulares se quintuplicará en los próximos años de 620 millones de conexiones registradas en 2019 a 3.000 millones estimadas para 2024. La cifra puede variar entre consultoras y de acuerdo a la segmentación que se hace del mercado de conectividad máquina a máquina (M2M) pero la tendencia es clara: IoT va a crecer en los próximos cinco años. Y será exponencial.

En el imaginario se entiende este crecimiento de la mano de nuevas tecnologías de conectividad: las redes no licenciadas (Sigfox, LoRaWAN), las versiones de baja potencia de LTE (NB-IoT y LTE Cat M1) y, fundamentalmente, la 5G, esa tecnología que fue pensada justamente para atender este crecimiento exponencial. Sin embargo, la realidad muestra otra cosa y es que la mayoría de las conexiones M2M hoy se realizan por redes que ya llevan algunos años en el mercado.

En una primera etapa eran las redes 2G las que estaban acaparando parte del mercado M2M y, por lo tanto, lo que hacía que su apagón se demore más de lo previsto —especialmente en América Latina—. Ahora, son también las redes 3G y 4G las que se están utilizando para distintos proyectos IoT que se encuentran en fase de producción. Y, justamente, son estas redes las que soportarán buena parte del mercado IoT en los próximos años.

De acuerdo con ABI Research, mientras que los ingresos por conexión celular se duplicarán hasta 32.000 millones de dólares —unos 10,6 dólares por dispositivo—, estos ingresos representarán únicamente el 14 por ciento de los ingresos esperados por servicios de valor agregado. “Para capturar una porción más grande de la oportunidad de ingresos M2M, los operadores deberán expandir sus capacidades de forma horizontal, asociarse con especialistas en verticales y moverse por encima de la cadena de valor”, repite, una vez más, ABI Research. Incluso señala que solo pocos operadores han podido generar ingresos mayores a los 1.000 millones de dólares anuales por servicios M2M, y esto es porque pudieron avanzar más allá de la conectividad y el dispositivo.

Esta afirmación es verdadera y, mucho más, si tenemos en cuenta que los operadores deberán realizar una inversión importante para lanzar las nuevas redes, y que éstas deberán poder monetizarse de algún modo. Sin embargo, también es cierto que los operadores buscarán —y de hecho ya lo están haciendo— capitalizar sus redes ya activas, que están amortizadas y, además, tienen un ecosistema de dispositivos suficientemente desarrollado —y un modelo de negocio claro—.

A esto se suma que los clientes M2M que ya tienen instalados dispositivos, exceptuando algunos casos, son reacios a cambiar un sistema que, actualmente, está funcionando. En general, podríamos pensar que las empresas no migrarán sus sistemas excepto que encuentren beneficios significativos en NB-IoT, Cat M1 y 5G (cuando ésta esté disponible) o, por el contrario, que los operadores lo acompañen en el proceso ofreciendo los dispositivos nuevos de forma gratuita o económica.

Es posible que esta sea la explicación a por qué la consultora ABI Research indica que en los próximos cuatro a cinco años las conexiones 3G y 4G representarán cerca del 72 por ciento del total de ingresos por servicios M2M de valor añadido. “Este resultado es parte por la influencia de los vehículos conectados que se han apoyado en tecnologías 3G y 4G”, indicó la consultora —justamente esta misma semana la compañía Chevrolet (General Motors) anunció nuevos modelos de vehículos con conexión Wi-Fi a bordo, aprovechando la conectividad celular LTE de sus automóviles—.

El reporte parece, en algún punto, venir a contradecir los informes que aseguraban que LPWA —fundamentalmente en su versión celular— vendría a superar el resto de las conexiones en los próximos años. Seguramente lo haga, pero no sin tener que batallar con dos redes que están hoy entregando buena parte de las conexiones M2M y que, al menos hasta el 2024, representarán la mayor parte de los ingresos por este tipo de servicios.

De acuerdo con un informe de Vodafone publicado hace algunos meses, sólo el 25 por ciento de las compañías que adoptaron IoT ya están utilizando redes de baja potencia (LPWAN) como LTE-M (Cat-M1) y NB-IoT. Sin embargo, un porcentaje no menor, el 52 por ciento, está considerando utilizar 5G ni bien esté disponible. No hay que olvidar que con cada generación móvil hay una tendencia a la aceleración en los tiempos de adopción por lo que se podría esperar que la migración sea más rápida ni bien la red móvil esté disponible.

Lo que queda claro es que las redes de tercera y cuarta generación —y, en algunos mercados, quizás también de segunda generación— se mantendrán activas, e incluso podrían crecer para servicios IoT, como el caso de Chevrolet y sus automóviles conectados. Con redes LPWA desplegadas comercialmente, con un ecosistema más desarrollado y operadores capaces de migrar hacia servicios más allá de la conectividad, la migración a nuevas redes, de menor consumo de energía y más eficientes, será solo cuestión de tiempo. Nada que no haya sucedido antes.
Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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