Caminos a seguir para facilitar el urgente desarrollo de infraestructura digital

Resolver la brecha digital se convirtió en una cuestión de Estado en varios países. La necesidad de compartir infraestructura es más urgente que nunca. La pandemia lo dejó en evidencia. De ahí que los organismos internacionales insistan en la necesidad de compartir infraestructura y bajar las barreras de entrada para los despliegues de red, incluyendo en este último aspecto nuevos abordajes para la licitación de espectro en tiempos en que varios países de la región buscan avanzar con 5G. Hubo momento para las odiosas comparaciones que, lamentablemente, en este escenario urge advertir para evitar que la distancia con los países centrales se haga más extensa.

Fue lo que, en resumidas cuentas, dejó un seminario organizado por Chile Telcos, la asociación que nuclea en ese país a los principales operadores de telecomunicaciones conocida, hasta ahora, como Atelmo, y que encaró un cambio de identidad. Del encuentro participaron la ministra de Transporte y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, y la subsecretaria de Telecomunicaciones, Pamela Gidi, quienes destacaron las medidas puestas en marcha en esa área para llevar más conectividad a los chilenos.

También quedó claro que es necesario encarar un esfuerzo de comunicación para que se comprendan en todos los niveles de la sociedad las complejidades de la industria para, así, favorecer la construcción de infraestructura. Fue el tema que se desarrolló en el panel sobre el presente de la industria de las telecomunicaciones y las proyecciones de cara al futuro.

La compartición de infraestructura fue mencionado por Verena Weber, economista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), quien sostuvo que una de las recomendaciones clave es que las municipalidades compartan la información catastral para los despliegues de infraestructura además de contar con un sistema nacional que lleve la información complementaria de los activos de gobierno para usarlos en el mismo sentido. Algo así, describió como, “un mapa de los edificios del Estado que se puedan usar para el despliegue de antenas”.

Si bien Weber se refería a Chile, la consideración bien puede aplicar para cualquier otro país de la región en donde este tema no esté resuelto, sea porque falta una regulación, sea porque es necesario que los organismos involucrados tomen acción cuando la norma no se cumpla. El caso de México fue expuesto como uno de los ejemplos en los cuales se pueden inspirar medidas en ese sentido.

Tras indicar que también urge bajar las barreras de entrada para que las empresas del sector puedan moverse más rápidamente frente a despliegues u otras acciones orientadas a mejorar la conectividad, se refirió al espectro de manera específica.

Sostuvo, en ese sentido, que “es clave desarrollar directivas estratégicas y transparentes y esto resulta clave no sólo por la responsabilidad actual sino también para el futuro en función de las necesidades y la inversión tecnológica”. Consideró que es necesario definir criterios técnicos para “obligaciones razonables en las futuras asignaciones”, además de incluir la cobertura de servicios de infraestructura estratégicas, tales como autopistas o puertos, como criterios adicionales para futuros procesos de asignación de espectro.

Es decir, aprovechar lo que se vaya construyendo en materia de infraestructura – que América Latina necesita, y mucha – para incluir en ellas a las telecomunicaciones. En cuanto a las modalidades en que se entregan las frecuencias, la experta de la OCDE subrayó que es necesario “crear nuevas reglas a una asignación más flexible del espectro”.

Carolina Limbatto, analista de Cullen International, repasó las medidas que tomaron los gobiernos en el primer año de la pandemia, y las abordó en cinco ejes: espectro, accesibilidad, asequibilidad, banda ancha y regulaciones. Algunas de ellas serán relevantes para el mediano plazo y, otras, para el largo plazo.

Las de accesibilidad, asequibilidad y regulaciones fueron las que más permearon las tomas de decisiones en los distintos países, de acuerdo a lo que expuesto por la especialista. Sostuvo, por caso, que en relación a la accesibilidad hubo definiciones en cuanto a la facilitación de contenidos e información relevante en el marco de la pandemia, como los relacionados con salud y/o beneficios sociales. La necesidad de proteger a los consumidores, principalmente a través de la implementación de medidas que les permitieran operar a distancia como realizar los pagos de los servicios en forma virtual hasta suspender actividades como la portabilidad por la exigencia de la presencialidad en ciertos países.

“Lo que dejó el primer año de pandemia fue la necesidad de impulsar más infraestructura digital y más asequibilidad para el desarrollo de habilidades digitales, además del estímulo a la inversión para la infraestructura mientras se mantienen niveles sensibles de competencia; y promover marcos regulatorios ágiles y simplificados frente a nuevos modelos de negocios”, concluyó Limbatto.

La cuestión de la conectividad fue lo que tomó, a su turno, Fernando Rojas, asistente senior de asuntos económicos de la CEPAL, quien tras señalar que la conectividad es el pilar fundamental de la digitalización, tanto de los procesos productivos como de la industria, recordó las “brechas limitantes” existentes en la región que van desde el ingreso, la conectividad, la asequibilidad y la calidad del servicio.

Destacó que en lo que respecta a la conectividad la brecha entre el área rural y urbana se amplió y, en casos como el de Brasil, es de hasta 35 veces. En cuanto a la calidad y la asequibilidad, describió la diferencia existente entre países. En Bolivia, por ejemplo, Rojas aseguró que un acceso de 100 mb cuesta unos 20 dólares, valor que representa un siete por ciento de los ingresos, mientras en Chile por ese mismo monto se accede a un servicio de 200 mb que impacta en apenas un 1,2 por ciento de los ingresos de los usuarios. Parte de esta diferencia puede explicarse, por la imposibilidad que todavía tiene Bolivia para tener una salida a Internet propia que permita desarrollar mejor el servicio, como también a la falta de competencia. En Bolivia hay solo tres operadores, entre ellos el estatal, mientras en su vecino esa cantidad se duplica.

“La calidad del servicio nos limita y condiciona, más en un contexto de pandemia donde en los hogares se necesita de conectividad simultánea en varios dispositivos”, apuntó Rojas que recordó también que la caída del PBI regional es del ocho por ciento, situación que impactó en el crecimiento de pobres y el cierre de empresas, entre otros indicadores que no dejan de generar preocupación.

En este contexto es donde la conectividad vuelve a adquirir relevancia pues señaló que los nuevos trabajos tienen que ver con habilidades digitales que no siempre se encuentran en el mercado, lo que calificó como un “desacople”.

Planteó la necesidad de avanzar con “políticas activas de digitalización” puesto que el nuevo modelo de producción mundial es poco intensivo de la mano de obra. De no avanzar en procesos que contemplen esta situación las brechas se podrían profundizar.

Es un riesgo que se corre si se miran las acciones que impulsan los países y regiones del mundo. Europa destinará 724.000 millones de euros en un plazo de cinco años para la recuperación de los cuales el 20 por ciento, es decir, 177.400 millones de euros se orientarán al desarrollo tecnológico y las nuevas tecnologías.

Por países, Francia destinará 100.000 millones de euros en el mismo lapso, de los cuales 14.400 millones serán para ciencia y tecnología, mientras que Alemania subirá hasta los 130.000 millones de euros para dirigir el 38 por ciento, es decir, 50.000 millones de euros al mismo sector.

Es bien conocido por estos días el plan de Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, que también apuesta a destinar 2,25 billones de dólares a infraestructura de los cuales 100.000 millones de dólares serán para banda ancha, otro tanto para el desarrollo de capacidades y 174.000 millones en el desarrollo de vehículos eléctricos.

China, en tanto, prevé desembolsar entre 10 y 17 trillones de dólares hacia 2025 para infraestructura digital.

Así es como se prepara el mundo para el futuro de corto, mediano y largo plazo por lo que enfatizó que América Latina también va a requerir “inversiones estratégicas, en magnitudes grandes”, sobre las que recomendó cuatro prioridades: invertir en infraestructura digital, promover la digitalización de las empresas, impulsar el desarrollo de habilidades y trabajar en la universalización.

Como se advierte, hay coincidencia entre los distintos espacios que se deben encarar acciones urgentes en materia de conectividad como concepto general para evitar, así, que la distancia con los principales centros globales se haga más extensa, y lograr que los latinoamericanos formen parte de estos nuevos tiempos.

Andrea Catalano es la Editora en Jefe de TeleSemana.com. Andrea es periodista y licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Cuyo. Desde hace más de 20 años sigue al sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones y su impacto en la economía y la sociedad. A lo largo de su carrera se ha desempeñado en prensa escrita, on line, radio y televisión.

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