Francisco Moreno Guzmán es, desde hace una semana, el nuevo subsecretario de Telecomunicaciones de Chile, quien asumió en lugar de Pamela Gidi. Si algunas críticas sobre la ex funcionaria se concentraban en falta de conocimiento profundo sobre algunos temas de la industria, será difícil imaginar hasta dónde llegará el filo de las cuestionamientos hacia el nuevo funcionario quien nunca tuvo vinculación con las operadoras de telecomunicaciones y sus karmas.
Tal como informó la presidencia de Chile el pasado 10 de junio, Moreno Guzmán, un abogado de 44 años, egresado de la Universidad Católica, y con un máster en Derecho en la Universidad de California, fue subsecretario de Hacienda entre marzo de 2018 y noviembre de 2020, cargo que ocupó desde la segunda asunción de Sebastián Piñera como jefe de Estado de este país.
Antes de su ingreso a la arena política fue secretario de la Asociación Nacional de Prensa y asesor en la municipalidad de Putre, ubicada en la región de Arica y Parinacota, en el extremo norte de Chile, habitada por unas 2.000 personas. Durante la primera presidencia de Piñera fue jefe de Gabinete del ministro de Planificación de ese entonces, Felipe Kast.
Si bien a finales del año pasado dejó su cargo en Hacienda no se retiró de la política. En las elecciones de convencionales constituyentes celebradas en mayo pasado, la primera trompada en las urnas que el oficialismo recibió después de la crisis social del 14 de octubre de 2019, Moreno Guzmán, como militante de la Unión Democrática Independiente (UDI) se presentó en la lista Vamos por Chile para obtener un lugar en representación del Distrito 8. Se trata de un sector del área metropolitana de Santiago, conformada por Maipú, Pudahuel, Cerrillos, Estación Central, Quilicura, Colina, Lampa y Tiltil, en la que vive 1,5 millón de habitantes equivalente a un 10 por ciento de la población chilena, aproximadamente. Pero no logró ese objetivo.
De ahí que quienes conocen el devenir de la política y de las telecomunicaciones en Chile aseguren que “Moreno Guzmán va a ser un palo blanco”. En Chile, “palo blanco” se les dice a aquellas personas que están para figurar pero sin cumplir un rol de trascendencia, o quien deja la vía libre para que se concrete una trampa.
Más allá de las consideraciones de quienes no disimulan su enojo con lo que sucedió en los últimos días con las telecomunicaciones en Chile, lo cierto es que a casi una semana el primer comunicado que surge de la Subtel en su gestión tiene que ver con un oficio contra VTR por haber dejado sin servicio a los usuarios tras el corte de fibra óptica producto de un cable quemado.
En las redes sociales, si bien no parece mostrarse muy activo, desde el 10 de junio el subsecretario sólo hizo dos retuits: uno, este martes, de la Subtel, sobre el oficio contra VTR, otro anterior, el sábado pasado, relacionado con los servicios de transporte público que se dispusieron el pasado domingo “para la segunda vuelta de gobernadores/as”, y en la que la administración Piñera recibió la tercera trompada del electorado pues el país parece haberse decidido a desaprobar una y otra vez a su gestión.
Si en las elecciones de constituyentes el poder para dictar la futura constitución chilena quedó en manos de los independientes y la izquierda, y en las de gobernadores – con un bajísimo nivel de participación – la Unidad Constituyente (ex Concertación) se quedó con 10 de las 16 regiones, el oficialismo tiene una gran tarea por delante para revertir estos resultados en noviembre próximo cuando la ciudadanía chilena se acerque a las urnas para votar a un nuevo presidente.
Esta expresión de la ciudadanía chilena y la toma de decisiones que se efectúa en áreas como la de telecomunicaciones – la que nos compete en este espacio – es lo que molesta tanto a quienes siguen de cerca las alternativas de esta industria. Porque entienden que el próximo gobierno, que deberá tomar el guante de lo que deje la administración Piñera, tendrá que poner atención a muchas cosas que sucedan, o no, en estos meses. De ahí también la desconfianza sobre quién fue nombrado al frente de la Subtel.
Pero también porque, si bien en este país – como en muchos otros – los cargos que ocupan los ministros y subsecretarios son políticos, es cada vez más necesario que en materia de telecomunicaciones asuman quienes conocen y entienden el funcionamiento de la industria, como también la forma en que se mueven sus actores. La Subtel es un organismo técnico y si bien hay quienes han sabido darle ese cariz, no deja de ser un terreno de la política. El perfil conocedor de las telecomunicaciones de quienes la conducen es necesario para avanzar en urgencias como cerrar la brecha digital.
“El actual subsecretario nombrado tiene como mérito ser el sobrino de Jaime Guzmán, que fue asesinado. Como candidato a constituyente le fue mal y, ahora, le dieron el cargo para que tenga un buen sueldo. Es una persona que intentó ser representante de la ciudadanía y no lo logró pero ahora tiene cargo. La ministra va a tomar decisiones con ese funcionario”, cerró la fuente consultada.
Jaime Guzmán fue uno de los fundadores de la Unión Democrática Independiente (UDI), un partido de derecha, en 1983, asesinado por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, en 1991, luego de haberse opuesto férreamente, ya como senador, a la reforma de la Constitución chilena.
La carta magna de este país ahora sí experimentará cambios. Y, por esos designios del destino, un heredero de quien se opusiera a su modificación hace 20 años, está al frente de un organismo cuya actividad adquirió más relevancia que nunca por lo que dejó en evidencia la pandemia en materia de conectividad. Todo esto en un escenario de crisis política y social y de caída constante de la credibilidad de un presidente que no duda en sostener a la ministra de Transporte y Comunicaciones, Gloria Hutt y a su gente de confianza, como tampoco de nombrar a un inexperto en telecomunicaciones bajo sus designios. Un palo blanco.
