El Salvador inauguró su era de bitcoin como moneda oficial con varias deudas pendientes en conectividad

La de hoy es una historia entre paréntesis en TeleSemana.com. Pero un entre paréntesis que no se puede dejar pasar, aunque en unos días nos olvidemos y el tema no aparezca más en los medios. El Salvador, el país de América Central que en 2019 tenía un nivel de pobreza cercana al 30 por ciento con una proyección por encima de ese nivel para 2020, ingresó en la era del bitcoin. La criptomoneda es la moneda oficial después de haberse aprobado en el Congreso una ley a tal fin. Este martes, miles de salvadoreños protestaron en distintos puntos de la capital de ese país para que se dé marcha atrás con un decisión que se tomó en junio pasado y que entró en vigencia plena este siete de septiembre.

La decisión del presidente Nayib Bukele, quien no ha tenido empacho en promocionar a través de su red social Twitter una foto de Pizza Hut porque allí la pizza se puede pagar con bitcoin, suma profundos cuestionamientos de quienes más estudian el fenómeno de las moneda digitales.

Pero vayamos por partes, sólo para comprender lo que está pasando. Luego, cada quien saque sus conclusiones.

Como se dijo, en junio pasado el parlamento salvadoreño aprobó el uso del bitcoin como moneda de curso legal en un trámite express, sin mucha discusión. En ese momento, estableció que su uso sería “irrestricto, con poder liberatorio e ilimitado en cualquier transacción y a cualquier título que las personas naturales o jurídicas públicas o privadas quieran realizar”. La norma puede consultarse aquí.

Acto seguido, se dio luz verde a la conformación de un fideicomiso por unos 150 millones de dólares para comprar la criptomoneda, instalar unos 200 cajeros automáticos y poner en marcha el nuevo sistema. Por estos días, y después de meses de caídas y fluctuaciones varias, el bitcoin venía rondando los 52.000 dólares pero este martes, justo este martes, cayó más de 10 por ciento y andaba por los 46.500 dólares, centavo más, centavo menos.

En el día de su debut como criptomoneda de curso legal, la billetera Chivo (@chivowallet en Twitter), donde se guardan los bitcoin, se cayó. Todo chivo, por más destreza que tenga en subir y bajar cerros, puede tropezarse con su propias piedras. Con la tecnología pasa lo mismo. Bitso es la plataforma en la que se soporta esta iniciativa y que tiene operaciones en Argentina, Brasil y México con más de 2,7 millones de usuarios registrados, según señaló El Economista de México, que también detalló que esta empresa posee un acuerdo con Silvergate Bank, un banco regulado de los Estados Unidos, con el fin de facilitar las operaciones en dólares.

Uno de los primeros servicios en los que se concentrará Bitso, vía Chivo Wallet, es el de las remesas. El Salvador recibió en el primer trimestre de 2021, más de 1.700 millones de dólares por este concepto, un 30,4 por ciento más en la comparación interanual, según el Banco Central de Reserva (BCR). Más del 24 por ciento de los hogares salvadoreños se sostiene con remesas.

La Chivo Wallet está disponible tanto en iOs como en Android. El presidente Bukele decidió entregar 30 dólares a cada quien se descargara la aplicación. Primera condición: ese monto deberá ser gastado en su totalidad y no podrán ser convertidos en dinero físico.

La cadena de valor tecnológica se completa con Binance que, junto con Bitso, se ocuparían del intercambio de bitcoins. Coinbase se sumaría a ellos para la custodia; CipherTrace y Elliptic tendrían la responsabilidad del rastreo de las operaciones; Strike provee la infraestructura; y VU Securities el servicio de Conoce a tu Cliente (KYC, su sigla en inglés), de acuerdo a información que circuló en los últimos días. TeleSemana.com pudo confirmar la participación de VU.

¿Por qué los salvadoreños se levantaron contra la puesta en marcha del sistema? Apenas una de cada 10 personas en El Salvador tienen una idea correcta del bitcoin, y dos conocen sobre su valor, según un estudio del Instituto de Opinión Pública de la UCA (IUDOP) al que se refiere el economista salvadoreño Luis Vargas, uno de los principales críticos del sistema.

Vargas señala que parte de la protesta que se registró este martes se debe a que los salvadoreños tienen todavía varias necesidades insatisfechas, que la pandemia profundizó, y que prevalece cierta desconfianza sobre los fondos públicos destinados a comprar la criptomoneda para echar a andar el sistema. Por eso, subraya, se entiende que un 70 por ciento de la población quiera que se derogue la ley, postura a la que él también adhiere y que aquí se puede leer con mayor profundidad.

¿Cómo es que El Salvador se subió de una manera tan definitoria al bitcoin? La historia, en verdad, comenzó en El Zonte, un pueblo pesquero y uno de los destinos de surf más emblemáticos de este país, ubicado a unos 45 minutos de la capital del país, San Salvador. Cuenta con una población de unos 12.000 habitantes, de los cuales se estima que el cinco por ciento utiliza criptomonedas, tal vez porque encontraron en ellas la manera de mejorar algunos ingresos.

En ese lugar se puso en marcha el Bitcoin Beach, un proyecto que activó Mike Peterson, un norteamericano que un día llegó a este lugar y le gustó tanto que decidió involucrarse en los proyectos sociales de la ONG Hope House. Este hombre, dueño de una empresa de catering, fue contactado por un anónimo que decidió donarle bitcoins para apalancar sus iniciativas a cambio de evangelizar sobre la criptomoneda en la zona. Así se difundió su uso en este lugar del mundo, el que inspiró a Bukele a trasladar la experiencia a todo el país, con ley, Twitter y todo.

El caso de El Zonte es un caso. Y nada más. Un artículo de BBC Mundo apuntó que no hay mediciones sobre si el uso del bitcoin le mejoró la vida a la gente aunque los testimonios son auspiciosos. La diferencia entre El Zonte y El Salvador es que, mientras en el primero, los bitcoin se fueron introduciendo con donaciones, los segundos supusieron el uso de fondos públicos.

Acá es donde aparece la crítica de Andrés Guadamuz, abogado especializado en propiedad intelectual por la Universidad de Sussex y editor en jefe del Journal of World Intellectual Property. Plantea, entre otras cosas, que uno de los problemas más serios de la Chivo Wallet es que centraliza lo que debería ser una solución descentralizada puesto que el Gobierno puede tener un registro de cada una de las operaciones. Gobierno que, advierte, controla a los tres poderes.

Este punto es clave: los evangelizadores de las criptomonedas ponen el acento en su capacidad de ser descentralizadas, de que no hay una autoridad o ente de control responsable de sus movimientos. Esto se estaría rompiendo en este país.

El experto no sólo cuestiona su implementación con fundamentos fuertes desde lo legal sino que también advierte que la norma, así como expresa su obligatoriedad, también establece excepciones cuando no hay acceso a la tecnología. Sus argumentos son por demás sólidos y en este artículo profundiza en cada uno de los aspectos involucrados.

¿Cómo está parado El Salvador en términos tecnológicos? La penetración de los servicios móviles superan el 100 por ciento, y son provistos por Claro, Tigo, Digicel y Movistar, aunque más del 90 por ciento de la base funciona en el sistema prepago y sólo el 54,5 por ciento de las líneas activas cuenta con Internet móvil. En otras palabras, sobre una población de 6,5 millones de habitantes, unos 3,28 millones tienen acceso a Internet por esta vía, de acuerdo a datos de Hootsuite. La banda ancha fija es prácticamente inexistente.

Si estas son las variables en términos de conectividad, y si sólo un 30 por ciento de la población comprende de qué se trata la criptomoneda , sólo hay que revisar datos del Banco Mundial y otros organismos para advertir las necesidades sociales que todavía persisten en este país de América Central al que no le bastó tener al dólar como moneda oficial sino que, ahora, será conejillo de indias del bitcoin como moneda de curso legal.

Renata Ávila, una abogada guatemalteca especializada en tecnología, escribió que “en vez de un enfoque visionario y experimental para probar alternativas (con pequeños pilotos y una evaluación independiente de riesgos), la ley de bitcoin salvadoreña es una imposición, imprudente, apresurada y desconectada del contexto social y económico del país”. Y agregó que “nunca había visto tanta incongruencia ideológica, jurídica, matemática y económica-monetaria en convergencia, en tres páginas”.

¿Qué se puede esperar de este experimento en El Salvador? Por el momento surgen más dudas e incertidumbres que otra cosa, por no decir que aparenta ser una gran locura, la que ameritó este paréntesis.

El pueblo salvadoreño podrá gastar dólares en bitcoin pero no comprarlos con la criptomoneda. El gobierno tiene los acuerdos con los proveedores de infraestructura. Gurúes de redes sociales pueden hacer subir o bajar el precio de las monedas digitales después de una noche de insomnio… o de juerga, por capricho o porque sí. Es difícil imaginar cómo evolucionará El Salvador con la Chivo Wallet mientras los medios del país se hacen eco de las protestas y el presidente Bukele retuitea tutoriales y le cuenta a la ciudadanía que “el café y el postrecito de la tarde también lo podés pagar con #bitcoin”.

Andrea Catalano es la Editora en Jefe de TeleSemana.com. Andrea es periodista y licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Cuyo. Desde hace más de 20 años sigue al sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones y su impacto en la economía y la sociedad. A lo largo de su carrera se ha desempeñado en prensa escrita, on line, radio y televisión.

2 Comentarios

  1. Interesante planteo. Buen enfoque.

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