El despliegue de 5G avanza de manera decidida en Brasil. Luego de haberse cumplido en tiempo y forma la activación de antenas en las 27 ciudades capitales del país, ahora la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) estima que el 1° de enero se liberará la banda de 3.5 GHz en 420 municipios, lo que habilitará los futuros despliegues de esta tecnología para cuando las operadoras de telecomunicaciones lo determinen.
Esta próxima apertura implicará la inclusión de 26 ciudades con más de 500.000 habitantes, un factor gravitante a la hora de determinar en dónde se realiza un despliegue. Más allá de que 5G es una tecnología móvil pensada para impactar en el sistema productivo, la necesidad de generar ingresos obliga a las compañías a venderles también la promesa de la máxima velocidad y la baja latencia a los usuarios finales.
El Grupo de Monitoreo de Interferencias de la banda, conocido como Gaispi, es el que autoriza las liberaciones. Lo hace teniendo en cuenta una serie de aspectos técnicos que resultan fundamentales para prevenir cualquier tipo de interferencia.
La cantidad de municipios con la banda liberada de cara al año próximo se redujo respecto de las proyecciones realizadas hace un mes atrás, cuando se estimaba que serían 480 ciudades las que contarían con esa posibilidad. Según informó el medio Teletime, “la lista actualizada se refiere a los municipios autorizados por Gaispi para la migración de TVRO de banda C a banda Ku”.
Moisés Moreira, presidente del Gaispi, aclaró al medio local que las tareas de migración de espectro no significa que las operadoras vayan a comenzar a dar el servicio 5G de manera inmediata pues las estrategias de despliegue de red varían de una compañía a la otra de acuerdo a sus estrategias.
No obstante, existe cierta expectativa de que las activaciones se produzcan antes de los tiempos establecidos en los avisos relativos a la licitación y adjudicación de frecuencias. En verdad, que el Gaispi vaya liberando bandas es garantía de que, a la hora de activar y disponibilizar el servicio, se contará con la seguridad de que no se producirán interferencias, o se reducirán a su mínima expresión.
La cuestión de las interferencias siempre fue una prioridad para el Gaispi y para la Anatel que no dudó en señalar, a medida que se avanzaba en la liberación de las frecuencias, que si 5G tenía que demorarse un poco por cuestiones técnicas se demoraría. El regulador puso, ante todo, la cuestión técnica como un factor que garantizaría, luego, rápidos despliegues en el gigante sudamericano.
