En los últimos años, las operadoras de telecomunicaciones de América latina han venido ejecutando inversiones millonarias, pero a medida que pasa el tiempo esos desembolsos se vuelven cada vez menos sostenibles. Y de continuar esta situación, el estado de la infraestructura y de los servicios se verá impactado. Entre 2018 y 2021 el sector invirtió 78.000 millones de dólares pero si se pretenden cerrar las distintas brechas existentes, equivalente al 23,4 por ciento de las ventas. La proporción no es suficiente para mantener el ritmo inversor que se requiere.
Así lo dejó expresado Maryleana Méndez, secretaria general de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (Asiet), durante las Jornadas Internacionales que se realizan en Buenos Aires, Argentina, organizadas por ATVC, durante el panel “Sustentabilidad financiera: ¿utopía o realidad?”. Allí presentó el estudio realizado por el Centro de Estudios Latinoamericanos Cet.la en conjunto con el BID, en donde quedó claro que los ingresos del sector en los últimos años están decreciendo. Y que es necesario revertir una serie de variables para lograr un mercado sustentable.
Subrayó esta necesidad como prioritaria para el buen funcionamiento de la industria. Y apuntó que “si se va a tomar la tendencia, lo que se va invirtiendo en el sector y se ponen metas a cumplir por los operadores en términos de cobertura 4G, conectividad 5G y casas pasadas se van a requerir hasta 17.000 millones de dólares adicionales” en inversiones. Se trata de una mirada hacia 2030 que pretende cerrar distintas brechas, tanto las de conectividad como las de uso, educativas, y otras que aparecen atadas a la expansión de la cobertura.
Por eso, insistió en que “tenemos por un lado que la inversión está tocando cifras que no son sostenibles, pero si nos vamos a esas metas tenemos que y que se necesitarán incrementar en un 16 por ciento para la cobertura adicional”.
Ese porcentaje promedio varía en proporciones importantes si se mira un país u otro. En un extremo se encuentra Colombia, que requerirá un 28 por ciento de inversión adicional para alcanzar esos objetivos, mientras en el otro extremo se encuentra Trinidad y Tobago, con un 11 por ciento para añadir. La Argentina, por caso, necesitará un 19 por ciento adicional mientras que Brasil lo resolvería con un 12 por ciento más de sus inversiones.
“Sin redes no podemos aprovechar las bondades del mundo digital pero el tema es cómo hacer de esto un negocio sostenible”, enfatizó. Por esta razón, subrayó al necesidad de encarar procesos de mejora regulatoria teniendo en cuenta que las regulaciones actuales se diseñaron en un contexto de la industria muy diferente al actual.
Destacó el caso de Brasil que, en la previa de la licitación 5G, efectuó un trabajo importante para definir los aspectos básicos para mejorar las infraestructuras. También resaltó lo que viene realizando Colombia en término de sandbox regulatorios.
“Tenemos más tráfico y menos ingresos, y eso es una ecuación difícil de balancear. Tenemos tráfico creciente, ingresos que han venido a la baja fuertemente producto de múltiples aspectos, competencia y en algunos países producto de una regulación desfasada. Es una ecuación que debe balancearse”, aseveró.
Y apuntó la necesidad de “ver a la conectividad como algo transversal a a todos los sectores de la economía y tratar temas como vandalismo en redes, piratería, entre otros, como una serie de elementos que deben ser tomados en consideración en las políticas públicas”, concluyó.
