En pleno despliegue de redes 5G, de búsqueda prioritaria de casos de negocios que garanticen el retorno de la inversión, y de reconfiguración del ecosistema digital, las operadoras de telecomunicaciones tienen un gran trabajo que hacer. Es parte de un informe elaborado por PwC que identificó siete ejes sobre los cuales debe trabajar el sector para transformarse en el nuevo contexto en que debe moverse, entre ellos, no temer a incrementar los precios de los servicios. Y lo hace con una mirada a cuatro años.
Es lo que surge del informe llamado Perspectivas del Panorama Global de las Telecomunicaciones 2023-2027 mediante el cual delineó la hoja de ruta para generar mayor valor, competitividad y crecimiento.
Como prioridad número uno, PwC sostuvo la necesidad de reinventar el modelo de negocio. Planteó el doble juego en el que se mueve el sector donde, por un lado, debe enfrentar grandes inversiones en infraestructura de red con retornos de largo plazo, mientras por el otro, la innovación de productos habilita un retorno más rápido aunque con un mayor nivel de riesgo.
Señaló que, debido a las diferencias de estrategia existentes entre las distintas operadoras es necesario adoptar una visión de los negocios donde se definan límites, objetivos, recursos y activos, además de las prioridades del mercado y su transformación. A su vez, formar unidades de negocio autosuficientes en torno a una estrategia clara de negocios y contar con las métricas adecuadas.
Como segundo punto, abordó la necesidad de fortalecer la competitividad y la innovación comercial. Aquí aparece la inteligencia artificial (IA) como factor de cambio en la productividad y la rentabilidad de los negocios. A contramano de lo que suele suceder en la industria, especialmente en tiempos de crisis, el reporte señala que quienes lideran a las operadoras pueden valerse de la IA y subir sus precios. Justifica esta sugerencia en que los servicios de conectividad son esenciales para el trabajo y la vida digital, y un aumento de precios difícilmente se traduzca en una menor demanda.
Agrega que este incremento de precios puede verse amortiguado por la inserción de atributos de valor como mejorar la experiencia del cliente repensada en su totalidad. En ese sentido, la sugerencia pasa por reconocer qué costos no pueden manejarse, como la energía o la inflación, y trasladarlos al precio final. A esto se suma la creación de paquetes de contenidos más completos que vayan más allá de las ofertas convergentes clásicas que combinan servicios fijos y móviles. Y adoptar un enfoque de mejora continua y ágil.
Es un punto no menor por cuanto el sector, en la actualidad, está cuestionado el exceso de competencia, tal como lo ha expresado Claro en Colombia, o dejar de lado la competencia feroz, como lo describió hace unos días CATIP en la Argentina, en el marco de una propuesta conjunta al sector.
Alejandro Rosa, socio de PwC Argentina, consideró que “el aumento del uso de datos, la dificultad de fijar precios y la necesidad de realizar importantes inversiones en redes ejercen presión. Para adaptarse a este esquema, los líderes deben desarrollar la fortaleza competitiva a través del reposicionamiento de la base de costos, y la generación de oportunidades de crecimiento mediante la expansión de su base de clientes y de la aplicación de una estrategia ágil y flexible de fijación de precios y promociones”.
El tercer punto sobre el que se sugiere trabajar, curiosamente, es la adopción de la nube, uno de los servicios que venden las operadoras al segmento B2B. Advierte que desde que se decide implementar la nube hasta que se migran los servicios y aplicaciones pasa mucho tiempo para concretar el cambio. Y expresa el desafío comercial y técnico que esto supone para los operadores con grandes redes, estructura fragmentada y donde operan varias empresas.
Ante este escenario, la recomendación es analizar cuál sería la mejor tecnología de nube para elevar la experiencia del cliente, adoptar IA y la automatización para lograr cambios significativos, y comprender las implicancias legales y normativas en temas como soberanía de datos, redundancia física de las redes centrales, propiedad y control de las redes locales y aplicación de leyes de interceptación.
Vamos al cuarto. La consultora señala la necesidad de convertir a la IA en un vehículo impulsor. Determinó que quienes lo hagan primero tendrán una “significativa” ventaja competitiva, y que esto puede suponer ventajas al habilitar un uso más eficiente de activos como el espectro radioléctrico, las redes y los enlaces. Admite, no obstante, que el sector no termina de asimilar cuánto cambiará el negocio y en qué tiempo. Por eso, propone el uso de plataformas y de la IA generativa (GenIA, por sus siglas en inglés) incluidas en las aplicaciones empresarias para reinventar sus modelos de negocios.
Propone, en este punto, algunas obviedades para el sector tal como experimentar con una mirada de escala para identificar casos de uso, incluir a las personas como el centro de la estrategia y encontrar el equilibrio entre ser rápido y prudente para mitigar riesgos. Y tal vez este último punto sea el de más difícil resolución que tiene el sector: no se pueden dar el lujo de dejar sin servicio a los usuarios.
Como quinta prioridad, PwC plantea la necesidad de renovar la fuerza de trabajo. Y es un tema no menor puesto que el 46 por ciento de quienes trabajan en telecomunicaciones no creen que la empresa seguirá activa en 10 años. Otro 32 por ciento espera cambiar de trabajo en el próximo año, según datos que surgen del Global Workforce Hopes and Fears Survey, y que puede descargarse desde aquí.
Ante estos datos tan categóricos, la consultora propone cambiar el enfoque de la toma de decisiones basado en la diferenciación de capacidades y habilidades y no en la clásica estructura jerárquica. A esto suma vincularse con instituciones educativas que garanticen la afluencia regular de jóvenes profesionales. Esta propuesta resulta interesante ya que se trata de una acción que, por ejemplo, tiene bien aceitada la industria de la economía del conocimiento ante la escasez de talento.
El sexto pilar en esta idea de despabilizar a la industria de las telecomunicaciones en el nuevo universo digital, apunta a mejorar la resistencia al riesgo y responder con rapidez a los cambios normativos. Aquí se apunta en particular a la ciberseguridad, y al crecimiento de los ataques informáticos a medida que se expande la digitalización. En este escenario, el reporte promueve el trabajo proactivo con los reguladores para definir nuevas normas y destinar una parte del presupuesto al área de ciberseguridad para enfrentar los riesgos. A esto agrega un programa integral de privacidad de datos, con un área específica que aborde esta cuestión. Punto que, hay que decirlo, no parece estar lo suficientemente incorporado aún en el sector, especialmente en las operadoras medianas y pequeñas, que son parte del ecosistema.
Finalmente, el punto siete está orientado a fomentar la sostenibilidad, aspecto que se ha convertido en prioritaria dentro de la industria de las telecomunicaciones. El reporte de PwC, que puede descargarse desde aquí, alude tanto a la necesidad de brindar información sobre los resultados e incidencias en cuestiones ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) como una prioridad, al igual que un compromiso sobre cero emisiones.
Para alcanzar este objetivo, recomienda realizar informes de sostenibilidad corporativa que impulsen la estandarización y las mejores prácticas, además de incorporar la ESG a la estrategia.
“La agenda de los CEO de telecomunicaciones contiene desafíos complejos y oportunidades atractivas. Sin embargo, asumir los riesgos y aprovechar las oportunidades no es tarea de un solo líder, sino de todos. No basta solo con adoptar estrategias ambiciosas y ejecutarlas a la perfección, se requiere además un cambio de mentalidad significativo. Los líderes deben ser fundamentalmente prácticos para desarrollar planes realistas y enfrentar las poderosas fuerzas de la inercia, que pueden ser un obstáculo para el cambio, en estas organizaciones que suelen tener grandes estructuras y fuertes culturas corporativas”, concluyó Alejandro Rosa.
