“Colaboración para no fundirnos, concentración para seguir subsistiendo”. Con esta frase, que bien podría convertirse en un eslogan de trabajo, la Cámara Argentina de Telefonía IP y Comunicaciones Convergentes (CATIP) desafió a sus asociados y a otras cámaras del sector a realizar una propuesta común que permita sacar adelante al sector a partir del aprovechamiento de los recursos existentes -desde espectro en poder de Arsat hasta infraestructura disponible de otros actores económicos- y formar parte de los despliegues de 5G en el país, junto con las tres principales operadoras, Claro, Telecom y Telefónica; además de las cooperativas, las pymes y otros actores del mercado.
Para elaborar esa propuesta, el presidente de CATIP, Franco Cecchini, expuso en una reunión con sus asociados y cámaras invitadadas, de la que participó TeleSemana.com, los ejes sobre los que debería surgir una propuesta común que nuclee al grueso del sector de las telecomunicaciones de la Argentina: el espectro que tiene Arsat en su poder, la infraestructura distribuida a lo largo del territorio argentino que no es de las celcos, y la administración de ese espectro a cargo de Telefónica, Claro y Telecom.
“Argentina tiene un montón de espectro libre. Con la entrega efectuada en 2023, Arsat cuenta con 200 MHz para 5G”, apuntó en primer lugar Cecchini. Espectro que recibió en el marco de la licitación 5G y del remanente que tiene de la licitación 4G, efectuada hace casi 10 años.
En relación a al infraestructura disponible, el directivo indicó que “Argentina está llena de infraestructura que no es de las celcos, como la que está en poder de las empresas de energía, de transporte y demás, que pueden participar del negocio de 5G”.
Integrado, entonces, el espectro en poder de Arsat con los sitios y espacios disponibles de otros actores económicos, se desplegaría la red 5G “y darles la administración a los que saben. Las tres grandes operadoras móviles pueden administrar. Se les entrega como un activo que figure en los balances y funcionando a nivel operativo, con todo, como el sistema de roaming”, ejemplificó Cecchini. Para el directivo, las tres compañías vienen manejando “con éxito” el negocio, “porque el mercado móvil no está funcionando mal en la Argentina”, apuntó, más allá de la caída del ARPU.
Puestos en juego estos tres ejes sobre los que articular una propuesta a futuro, se fundamentó por qué para esta cámara es la única salida que hoy tiene el sector de las telecomunicaciones en la Argentina. Uno de los puntos que se esgrimió es que, en un contexto de crisis como el que atraviesa este país, la situación apremia aún más.
“Acá hay una oportunidad -aseveró Cecchini- Quiero sentarme en una mesa en donde sea posible que todos ganen. Logrado el acuerdo entre los integrantes tenemos que ir a la autoridad y llevar la solución porque no tenemos solución de parte del Estado. Al menos, llevemos un borrador para que el Estado esté alineado”, subrayó.
Si bien CATIP tiró la propuesta para que los socios de la cámara e invitados comiencen a masticarla y elaborar una más contundente, también advirtió que esa hipotética propuesta de trabajo colaborativo de la industria y de acuerdos entre los distintos actores debería articularse sobre seis contratos base: tres de revendedores, dos de operador móvil virtual (MVNO), y uno de infraestructura compartida para todo el país. “Y que cada actor de pequeño porte opte por uno de los seis modelos que se proponen”, agregó Cecchini, quien consideró que esta es la forma de ser parte de la utilidad del sector de las telecomunicaciones.
“Tenemos que admitir que los pequeños prestadores no podemos dar mejores servicios móviles que las tres operadoras, pero sí sabemos que damos mejor otros servicios de telecomunicaciones”, aseveró, para admitir luego que son los pequeños prestadores los que deben dar un primer paso para el trabajo colaborativo que consiste en dejar de lado los personalismos.
A la hora de delinear barreras para efectuar esta propuesta, dijo que “el mayor problema son los personalismos que tenemos los (ISP) chicos. Las tres grandes tienen que convencerse que ganan, no pierden”. Y lo enmarcó en la necesidad de “gastar inteligentemente, producir servicios en competencia con los tres operadores afincados y con 5G a la vista”. Para Cecchini, este es el momento para hacer la propuesta porque las celcos están definiendo sus inversiones futuras y, en vez de que se produzcan desembolsos superpuestos, se busque el modo más eficiente y sustentable de invertir, que les sirva a todos los actores del mercado.
La Cámara Argentina de Pequeños Proveedores de Internet (CAPPI), presente en el encuentro, aseguró tener modelos de negocios que pueden formar parte del proyecto, mientras que de parte de una de las grandes prestadores se observó que no hace falta un gran acuerdo para trabajar con un objetivo en común sino que alcanza con acuerdos particulares. Otra voz recordó que hoy nada impide encarar una propuesta conjunta, punto en el que se coincidió: nada impide que un proyecto de estas características pueda hacerse, pero… “los chicos no hemos podido convencer” al resto del sector, apuntó Cecchini. Aunque el caso de Imowi podría ser un ejemplo.
¿Y la Mesa de la Industria TIC? ¿Acaso no es el espacio para poner en discusión estos temas? Los prestadores chicos no sienten tener un lugar relevante, aunque también se coincidió en que es el ámbito para debatir “y eliminar la conflictividad”, que hoy forma parte de la vida político-institucional cotidiana de la Argentina.
En este punto apareció otro mea culpa de los prestadores chicos. “Para entrar en la mesa hay que hacer el duelo del cuarto operador”, sentenció Cecchini, la figura a la que siempre aspiraron los proveedores de Internet que no participaban del negocio móvil y por la que siempre Telecentro generó más conflictos en el sector. Previo a ello, se había mencionado que ya no es posible seguir pensando en la posibilidad de un cuarto operador en la Argentina, aunque existe el caso de Imowi, que apenas si fue mencionado, y que es ejemplo de acuerdo de colaboración entre jugadores de la industria. Para refrendar la afirmación del anfitrión, se trajeron los casos de los países en donde esa figura desapareció sin olvidar los conflictos en aquellos en donde todavía existe, tal como sucede en Chile.
Por eso, CATIP insistió en la necesidad de realizar una propuesta conjunta entre todos los integrantes del mercado, que el momento es ahora porque se está en la antesala de los despliegues 5G -aún cuando algunos participantes señalaron la necesidad de contemplar también los despliegues 4G-, y que Telecom, Telefónica y Claro sean parte “porque ya no hay espacio en el mercado para estar en contra”, subrayó el directivo.
“Se acabó la etapa de la competencia feroz. Ahora es colaboración y concentración inevitable para lo que viene. Moldeemos el sector para lo que va a pasar, que es gastar poco. Hay que buscarle la vuelta porque la fiesta se terminó”, sentenció Cecchini.
En definitiva, el encuentro convocado, el primero del sector privado para sí en este 2024 incluyó una propuesta para trabajar en conjunto y que todos los integrantes de las telecomunicaciones ganen, un mea culpa y la necesidad de hacer un duelo, una invitación a dejar de lado los personalismos, y llevarle a las autoridades una idea que se alinee con los objetivos que hoy se traza el Gobierno que, entre sus planes, quiere privatizar Arsat. De eso trató la idea arrojada por CATIP a la mesa de sus asociados, en la que hubo invitados, como CAPPI, la Cámara Argentina de Internet (Cabase), las tres grandes operadoras y otros referentes del sector. A la cita faltó CATEL. Ahora hay que ver si hay disposición a que esto tome forma concreta.
CATIP tiene razón cuando dice que en los últimos 25 años no hubo soluciones de parte del Estado para el sector. El año pasado, en la reunión de la Mesa de la Industria TIC, algo de eso también se mencionó. Fue Infraestructura Digital Argentina (IDA), la cámara más joven de la industria, la que avanzó y trazó un diagnóstico con esbozos de propuestas para expandir la conectividad meses después. La licitación 5G, que entregó espectro a bajísimo costo sin obligaciones de despliegue, fue el paso siguiente que se dio a nivel gubernamental, con Arsat sumando más recursos y, en la actualidad, con expectativa de novedades en breve. Con el cambio de gobierno aún no hay trazadas políticas en torno al sector, más allá de un nuevo organigrama y dos excepciones: la intervención en el Enacom, y la habilitación para el ingreso de operadoras satelitales LEO al país.
El sector de las telecomunicaciones fue invitado, nuevamente, a darse un debate en un nuevo contexto de país y de la industria de las telecomunicaciones. Como se ve a lo largo de esta nota, hay muchas cámaras, reflejo de las discrepancias existentes entre los distintos jugadores, los grandes, los medianos y los pequeños. ¿Llegó la hora de encarar una nueva discusión y poner manos a la obra de una vez, más allá de dónde venga la propuesta? ¿De dejar de competir ferozmente para colaborar y compartir, sin dejar de competir con la sustentabilidad como faro? ¿Y de dejar de lado los personalismos? ¿Es posible? ¿Hay disposición a ceder en pos de un objetivo común? ¿Existe esa madurez? ¿Qué dirán los accionistas de las empresas? ¿Y los vendors?
Dicen que no hay peor batalla que la que no se da. Podría afirmarse también que no hay peor discusión que la que no se enfrenta, más allá del resultado. Parece ser una deuda del sector telco argentino. La propuesta parece tan razonable como provocadora y utópica. Pero, sin dudas, la pelota del cambio en materia de telecomunicaciones en la Argentina la tiene el sector privado.
