José Raúl Mulino se consagró como el nuevo primer mandatario de Panamá, luego que este domingo 5 de mayo ganara los comicios en el país, para una presidencia que se extenderá hasta 2029. Según trascendió en la prensa internacional y con el 94,96 por ciento de los votos escrutados, el sistema de Transmisión Extraoficial de Resultados (TER) confirmó que Mulino obtuvo más del 34,38 por ciento de los votos, unas 751.184 boletas a su favor, en una jornada en la que participó el 77,59 por ciento de la población panameña. Este candidato, abogado y considerado en la prensa internacional como un representante de la derecha local, se erigió como delfín del exmandatario Ricardo Martinelli (2009 a 2014), quien fuera condenado a más de una década de prisión e inhabilitación por corrupción.
En la plataforma de propuestas de gobierno de Moulino –disponible aquí-, adelanta que “las bases de este plan de gobierno serán la unión de esfuerzos para generar empleos, hacer crecer la economía, enfocados en oportunidades para todos, innovación y un firme compromiso con el desarrollo sostenible”.
Entre sus objetivos, plantea la mejora en la competitividad de los sectores productivos, la modernización del estado mediante el uso de las TICs, la inversión en “Capital Humano y Tecnología” y mejorar la educación, entre otros; con la aspiración económica de lograr un siete por ciento de crecimiento económico nominal y reducir el desempleo.
Al momento de referirse a las apuestas vinculadas a la tecnología y las comunicaciones, la plataforma señala que el enfoque estará puesto en incluir a la innovación, la educación y la técnica como las bases del sistema educativo local, además de promover el desarrollo de las empresas locales para que sean “creadoras, operadoras y exportadoras de alta tecnología” además de “atraer empresas internacionales de tecnología para que se radiquen en Panamá”.
La apuesta en innovación y transformación digital se observa en diferentes ámbitos: por ejemplo, en su plataforma vinculada a la salud, señala la importancia de incrementar el servicio de telemedicina y dotar de equipos tecnológicos a los centros de salud; en la de educación, habla de garantizar el servicio de Internet gratuito en las escuelas pero también de desarrollar un sistema de actualización y capacitación permanente, mediante el uso de las TICs.
Pero no sólo eso, este nuevo gobierno enfrenta desafíos vinculados a la actualización regulatoria no sólo de su Ley TICs, sino también de la generación de nuevas normativas vinculadas al blockchain, a las fintechs, al agrotech, a la biotecnología y a la economía digital en general, sobre todo por la potencialidad que ofrece el nearshoring.
Hace una semana, y en coincidencia con el último tramo de la campaña, +Móvil de Cable & Wireless Panamá, anunció que daba el primer paso para probar su red 5G en la banda 3.5 GHz, con espectro gratuito prestado por la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (ASEP). Horas después, la GSMA hacía pública su listado de políticas que la industria móvil considera prioritaria, entre las que se destacó el rol del espectro radioeléctrico y de la regulación, como estrategias para achicar la brecha digital.
Digicel, claro, es otro de los desafíos que tiene por delante esta nueva administración del país, cuyo apagado de red y migración de clientes se inició hace pocas semanas tras un proceso complejo que acumula años.
