El año 2020 fue desafiante y no era ilógico pensar que los reportes anuales de resultados mostraran una caída en los negocios de los operadores. Los balances, golpeados por la pandemia, muestran un recupero a partir de la segunda mitad del año y, en concreto, en el último trimestre. Sin embargo, no siempre ese recupero sirve para mejorar los niveles con respecto a 2019.
Esto parece ser para todos los operadores, excepto para Telefónica, que anunció un beneficio neto de 1.582 millones de euros en 2020, un 38,5 por ciento más que en el año anterior. Esto, a pesar de que los ingresos se vieron disminuidos en un 11 por ciento durante los doce meses del 2020, por impacto de la devaluación de las divisas y el coronavirus.
Al 31 de diciembre de 2020, los ingresos alcanzan los 43.076 millones de euros, un decrecimiento del 3,3 por ciento en términos orgánicos. Los cuatro mercados principales —España, Alemania, Brasil y Reino Unido— representan el 79,1 por ciento de la cifra de negocio. Hispanoamérica, en tanto, aporta nada más que el 18,4 por ciento de los ingresos del grupo.
El resultado operativo antes de amortizaciones (Oibda) se situó en 13.498 millones de euros, un 10,7 por ciento menos que en 2019 —un descenso del 5,7 por ciento desde el punto de vista orgánico—.
La segunda mitad del año se mostró muy positiva para Telefónica, con un flujo de caja que aumentó de 1.222 millones de euros en los primeros seis meses del 2020 a 3.572 millones en el segundo período, hasta alcanzar 4.794 millones de euros en el conjunto del ejercicio.
“La capacidad del Grupo de generar caja ha permitido un sustancial recorte en el endeudamiento de la compañía. Entre octubre y diciembre, la deuda financiera neta de Telefónica descendió en 1.449 millones de euros, cantidad que se incrementa hasta los 2.516 millones de euros en el conjunto del ejercicio”, afirmó la compañía. Como consecuencia, la deuda neta cierra el año en 35.228 millones de euros, sin contar los 9.000 millones de euros que provienen de operaciones pendientes de cierre, entre las que se encuentra la fusión de O2 con Virgin Media en el Reino Unido, la venta de Torres de Telxius y el reciente acuerdo para vender parte del negocio de fibra óptica en Chile, que tendrá un impacto positivo en el nivel de deuda de 400 millones de dólares.
A futuro, la meta de Telefónica es mantener la sostenibilidad de su negocio y, para ello, viene trabajando en distintos mecanismos. Por un lado, tiene previsto realizar nuevos acuerdos para su filial de Infra —ya anunció tener acuerdos avanzados en Brasil para crear redes mayoristas en conjunto con inversores— y también finalizó la separación de Telefónica Tech, la unidad que involucra los negocios de Ciberseguridad, Cloud, Big Data y IoT. Los ingresos de Telefónica Tech aumentaron un 13,6 por ciento en el conjunto del año hasta 1.504 millones de euros. En tanto, la filial de infraestructura logró un crecimiento del uno por ciento hasta 826 millones de euros.
Además, tiene previsto proponer a la próxima Junta General de Accionistas la aprobación de una política de remuneración consistente en un dividendo del 0.30 euros por acción, a pagarse en diciembre de 2021 en 0,15 euros por acción y, en junio de 2022 a 0,15 euros por acción mediante la modalidad de dividendo flexible voluntario. Esta decisión, a ojos de Telefónica, permitirá “proseguir con la transformación de la compañía invirtiendo en áreas de mayor potencial de crecimiento, reasignado recursos para capturar estas oportunidades, mejorando la estructura de capital y manteniendo una retribución atractiva para los accionistas”. En épocas difíciles, la idea es lograr la sostenibilidad y ser extremadamente estratégicos en la asignación de recursos.
