Europa quiere avanzar hacia 6G con el proyecto Hexa-X pero ¿será suficiente cuando va de atrás en 5G?

Si 5G es el terreno de disputa entre Estados Unidos y China, Europa quiere volver a recuperar el liderazgo tecnológico que tuvo con las viejas y queridas redes GSM pero, ahora, de la mano de 6G. Es la razón por la que en este 2021 las novedades sobre la futurísima tecnología 6G vendrán por el lado de Europa a partir del proyecto Hexa-X, un consorcio conformado por 25 organizaciones de nueve países del Viejo Continente liderado por Nokia y Ericsson, dos de los dinosaurios de infraestructura que también necesitarán reinventarse.

El proyecto Hexa-X acaba de ponerse en marcha a partir del financiamiento del programa Horizonte 2020 de la Unión Europea, aunque las expectativas de 6G apuntan hacia 2030.

El desarrollo de las tecnologías móviles se actualiza cada diez años, aproximadamente. Basta recordar cuándo tuvimos nuestro primer celular para advertir cómo fueron cambiando las cosas desde entonces. La avanzada de China y Estados Unidos sobre las redes 4G y 5G y la pelea que ambas mantienen en ese terreno dejó relegada a Europa. Hexa-X parece querer devolver a Europa el protagonismo de antaño y no ceder espacio en el desarrollo de las tecnologías que prometen volver a cambiarnos las vidas dentro de una década.

Esta semana los medios europeos se hicieron eco de la puesta en marcha de Hexa-X, iniciativa oficializada a principios de 2021, que cuenta con un presupuesto de unos 14 millones de dólares para desarrollar tecnologías esenciales que permitan crear redes inalámbricas que conecten el mundo humano, el físico y el digital. Esa es la promesa de 6G.

El consorcio, del que participan Telefónica y Telecom Italia entre los operadores, tiene que resolver varias cuestiones: integrar esa tecnología en los avances en Inteligencia Artificial (IA) y Machine Learning (ML), crear una única red de redes tendiente a conformar un nuevo ecosistema digital que conecte las fuentes de datos disponibles; y alcanzar una infraestructura digital optimizada desde el punto de vista de la energía para reducir la huella ambiental de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs). A esto se suma la necesidad de otorgar confidencialidad e integridad a las comunicaciones, además de velocidades extremas de bits y latencias extremadamente bajas.

El proyecto se dividirá, a su vez, en tres fases: la primera estará orientada a definir las tendencias e identificar brechas y casos de uso, la segunda tendrá que definir la arquitectura y el conjunto de soluciones inaugurales, y la tercera será la que dé lugar a las demostraciones de lo realizado en las etapas anteriores a través de pruebas de concepto.

¿Será Europa capaz de adelantar cuerpos en el desarrollo de 6G a partir de esta iniciativa cuando quedó tan rezagada en 5G? Tal como se viene sosteniendo en TeleSemana, la decisión de Europa de mantener en pie a sus principales proveedores de infraestructura, Nokia y Ericsson, no parece haber sido suficiente para posicionarse con fuerza en 5G. China se impuso con su infraestructura y sus patentes, Estados Unidos lo hizo a nivel de servicios, con cloud a la cabeza.

Hasta las implementaciones de redes 5G vienen más retrasadas en Europa aún cuando dos de los principales proveedores de equipamiento son europeos.

¿Hexa-X será un habilitador para avanzar más rápidamente en la nueva carrera tecnológica que se abre de cara a 2030 o terminará siendo un espacio de discusión donde la innovación de verdad avanzará por otro lado, o en otro continente?

Si la promesa de 5G es que cambiará la economía de los países por el impacto que tendrá en el proceso productivo necesariamente 6G profundizará ese concepto, más allá de esta definición inicial de que unirá lo humano con lo físico y lo digital suene más a un concepto romántico de la evolución tecnológica que a lo que, en definitiva, buscará generar: ¿una nueva transformación o una profundización de lo que está generando 5G tal como sucedió con la evolución de 3G a 4G?

El Hexa-X ya comenzó a rodar. El trabajo por delante parece mucho mas arduo que el de sólo investigar, definir conceptos y desarrollar tecnologías habilitadoras, porque 5G ya es una realidad y su presión se hace sentir cada vez más. Es la geopolítica y el desarrollo de los países la que se dirime en el terreno de las tecnologías móviles. Nada menos.