5G, recalculando: de Huawei a China Telecom, todos dejan de lado pruebas piloto para encontrar casos reales de uso

Recalculando te dice el GPS cuando tomaste por otra vía diferente a la que te había sugerido para llegar a destino. Recalculando están los operadores de telecomunicaciones chinos y sus principales proveedores de equipamiento que admitieron que han decidido dar de baja cientos de aplicaciones de uso de 5G porque se dieron cuenta o que son muy costosas para implementarlas, o que son muy de nicho. Se acabaron los espejitos de colores de 5G. Hay que recalcular, y con mucha sintonía, porque parece que la billetera con que se encararon cientos de casos de uso se cerró, y ahora se mirará con mucha atención hacia dónde se va a apuntar.

¿Qué pasó? En tiempos donde hay casi 500 millones de líneas activas 5G en el mundo, de las cuales la mayoría se encuentra en China, las tres operadoras de ese país, China Telecom, China Mobile, y China Unicom, además de Huawei y ZTE  coincidieron en que lo visto hasta ahora sólo fueron “pruebas piloto”, para que el mundo vea lo que se puede hacer, pero de ninguna manera que se trata de casos que, efectivamente, se van a implementar. El de la telemedicina es uno, el de los conciertos con los músicos zapando por un lugar y el público por otro, es otro. ¿La razón? Es muy caro, o es muy de nicho. En otras palabras, nadie lo va a pagar.

Una muestra del modo en que los jugadores chinos están recalculando fue lo sucedido en la Exposición Internacional de Información y Comunicación realizada en China, a finales de septiembre, cuando Huawei redujo la cantidad de aplicaciones de 12 en la edición anterior, a cuatro o cinco este año, según reveló el medio chino Sina Technology. Y apuntó que los conciertos con realidad virtual (VR), por caso, mostraban “poco potencial, no representativos de las características económicas de China”, además de ser de “demasiado nicho”.

¿Pero no es que con 5G se iban a desarrollar cientos de miles de negocios “de nicho”, justamente, por las posibilidades que abre la tecnología? Parece que no.

Parece que, en un punto, la economía clásica siempre hace su aparición. Y, hasta ahora, los miles de millones de yuanes invertidos por los integrantes del ecosistema de las telecomunicaciones chino no ha dado pistas certeras de cuándo ni cuánto se van a recuperar semejantes niveles de inversión. Porque está muy bien personalizar. Pero también se necesita escala. Porque el de las telecomunicaciones es un negocio de escala.

China Mobile impulsaba más de 1.000 proyectos pero se ha quedado con sólo 360. Un tercio no es una cifra despreciable, pero la reducción es fuerte y marca que el negocio de 5G necesita, aún antes de explotar, una refocalización profunda.

Tal vez el caso más llamativo en este contexto sea el de la telemedicina. Los distintos proveedores de equipamiento han mostrado una y otra vez en los últimos años en cuanta feria tecnológica se haya desarrollado, cómo podrían realizarse cirugías a distancia gracias a 5G y beneficiar, así, a los pobladores de zonas remotas que no tendrían que moverse hasta las grandes urbes para recibir atención de alta complejidad. Van a tener que seguir viajando. Telecirugía, parece, no habrá.

El Centro Nacional de Telemedicina y Medicina de China fue uno de los que exploró, junto con Huawei y los operadores de telecomunicaciones chinos, los usos y aplicaciones de 5G para la salud. Sobre todo lo que se investigaba, siguen en carrera 12 categorías de aplicaciones adecuadas como las salas de atención móvil, el diagnóstico a distancia, la imagen médica y su supervisión, entre otras similares. Es decir, lo mismo que hoy se hace con 4G.

Pero “no incluimos la cirugía remota. Aunque esta área es muy esperada y la respuesta del piloto ha sido muy buena, tiene un costo muy elevado”, dijo su director, Lu Qingjun.

¿Y entonces 5G? ¿Qué hacemos con las más de 180 redes comerciales desplegadas hasta ahora, las más de 220 que habrá en 2022 y las que, hacia adelante se sumarán?

Parece que los chinos le están buscando la vuelta, y no desde ahora, desde hace un tiempo, y algo se veía viendo en algunas industrias, especialmente en 2020 cuando, por la pandemia, hubo que pasar a remoto un sinnúmero de actividades económicas que, de otro modo, quedarían paralizadas.

El medio chino sostuvo que hay tres o cuatro industrias en donde 5G tiene altas chances de desarrollarse y de convertirse en casos comerciales concretos que, respondiendo a los principios de la economía clásica, garanticen el retorno de la inversión.

La minería, la actividad portuaria, la metalurgia son algunas de ellas. Todas tienen una característica en común: se trata de actividades que se desarrollan en zonas remotas y cuyo funcionamiento siempre tiene impacto en las economías de las naciones. Y acá es donde todos están recalculando porque, de cara a 2023, la previsión es que la tasa de penetración de las aplicaciones 5G de las grandes compañías industriales superará el 35 por ciento. Habrá que rentabilizar esas inversiones como sea.

Y acá es donde entra en juego la economía más que la política. Más allá de que China haya impulsado la innovación tecnológica invirtiendo cifras millonarias en los últimos años para que las empresas de ese país vayan a la vanguardia a nivel mundial, esa promoción tiene un límite. Hay un momento en que son las compañías las que deben crear los nuevos negocios.

Y así lo expusieron las mismas protagonistas de esta historia. En declaraciones a Economic Observer, China Telecom admitió que el fomento de pruebas piloto o showrooms impulsadas por el gobierno tienen un límite. Ya todo el mundo sabe que China lidera en 5G. Bueno, ahora es tiempo de que las operadoras de telecomunicaciones y los proveedores de equipamiento le digan al mundo lo que se puede hacer esa tecnología. Ese riesgo deben asumirlo las compañías. A la economía clásica parece haberse agregado el capitalismo puro.

Las empresas chinas lideran en patentes 5G, las pruebas piloto mostradas son fascinantes, pero cualquier caso necesita de escala, y ese será el factor crítico a partir de 2022. Uno de los cuestionamientos que se les está haciendo a los operadores chinos es que mostraron casos de uso de ciencia ficción que sólo tenían como objetivo producir un impacto, aparecer en los noticias, pero nada más. Recuerdan, inclusive, que el director del Departamento de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de ese país, Wen Ku, dijo alguna vez y de manera pública que 5G no es para hacer demostraciones sino para usos concretos.

Los cambios que trae 5G sí son potentes. Y eso no parece haberse modificado. Por el contrario. Pareciera que allí radica parte de este obligado “recalculando”. Un analista de Strategy Analytics sostuvo que el desarrollo de 5G se ve afectado, en parte, por la misma idiosincrasia china. Ellos construyen primero una autopista y luego esperan a que aparezcan los autos. Pero en telecomunicaciones es tanto lo que hay que construir y tan alta la inversión que no es posible hacerlo cuando no están claros los consumos que se van a producir sobre ella. Esto explica también por qué se esté experimentando en campos tan diversos. Y es posible que permita comprender, asimismo, por qué hay expectativa en el lanzamiento de mensajería en 5G en breve.

Por eso una de las actividades que perfila como prometedora en usos de 5G es la minería. El caso de la mina Baiyun Obo, ubicada en Baotou, en Mongolia Interior, es una prueba de ello. En 2019 los proveedores de equipamiento junto a un operador hicieron una instalación y, después de dos años de prueba, encontraron diversas aplicaciones concretas que, inclusive en pandemia, se potenciaron: hubo vehículos no tripulados que llegaron a la zona y la mina mantuvo la actividad sin descanso.

En la discusión también participa la GSMA que le dijo Economic Observer que las pruebas de 5G deben analizar con cuidado si hay otras tecnologías alternativas que puedan lograr lo mismo o efectos similares. En definitiva, que 5G tiene sentido si su introducción provocó eficiencias notorias, tanto en términos de producción como de costos. Y recuerda que en su informe Global Mobile Trends 2021 las industrias de manufactura, finanzas, comercio minorista, atención médica, petróleo y gas, agricultura y minería serán las siete industrias que generen los mayores ingresos fuera de las redes conectadas.  Y recuerda, al mismo tiempo, que se necesita madurez en el ecosistema de dispositivos.

Otro de los segmentos en los que podría haber oportunidad es en la industria del carbón, situación ligada básicamente a la coyuntura de China, que atraviesa una crisis energética. Huawei quiere ser protagonista de este cambio. Y a lo largo de este 2021 han sido recurrentes sus pronunciamientos acerca de la necesidad de avanzar con redes de telecomunicaciones que ayuden a reducir las emisiones de carbono.

Se acabó el tiempo de la fascinación, la ciencia ficción y los espejitos de colores. Llegó el momento de recalcular, de que la inversión en 5G tenga casos de uso concretos y un retorno de inversión más certero.

La sabiduría de la incertidumbre está muy bien como frase para una remera, pero es inaceptable cuando se trata de economía, y de economía de una escala tal como es la de las telecomunicaciones.