Colombia y su culebrón telco: guerra de acusaciones entre las operadoras perjudica a los usuarios, ¿habrá llegado la hora de cambiar la política?

Tigo va contra WOM. WOM arremete contra Claro. Claro se defiende y acusa a WOM de incumplidor. Movistar, en silencio, parece el actor de reparto que hace la suya pero sin ninguna estridencia. Las telecomunicaciones en Colombia, donde estas cuatro operadoras se disputan un mercado áspero y complejo en términos de cobertura, ganancia de clientes y rentabilidad, transitan tiempos ríspidos. Si bien las acusaciones parecen haber tomado fuerza en 2019 luego del ingreso de WOM a ese mercado, la historia lleva al menos una década y, por estos días, el sector brinda capítulos estreno al mejor estilo de los culebrones colombianos.

Hace una semana, Marcelo Cataldo, presidente de Tigo, cuestionó el decreto 934 del Ministerio de las TIC, y le recomendó al Gobierno “vigilar de cerca las dudosas actuaciones de WOM en el país”. El reclamo viene desde 2019, cuando WOM ingresó al mercado colombiano a través de un doble juego: la compra de espectro y la de Avantel, que ya venía actuando como operador móvil aunque con una participación de mercado poco relevante. El embrollo se presenta aquí porque hay normativa específica para los operadores entrantes y para los que no lo son. Y así como en las telenovelas, a veces el bueno no es tan bueno y el malo no es tan malo, WOM es entrante pero no lo es. Sólo las autoridades pueden terminar de resolver esta situación.

La arremetida de Tigo es fuerte. Demanda mejorar la política pública. Por eso, su máxima autoridad también señaló: “Lo que pretende hacer el MinTIC, sumado a lo que viene pasando con escándalos como el de Centros Poblados, demuestra el desconocimiento y falta de política pública que propenda por la conectividad de los colombianos. Una vez más, los encargados de la cartera toman decisiones arbitrarias que al final afectan a los colombianos que hoy no tienen cómo conectarse a Internet”. Fue un golpe directo al corazón del MinTIC pues recordó, sin más, el escándalo que obligó a la renuncia de Karen Abudinen al frente del MinTIC, situación que no es nueva en este país en esta cartera.

Además de insistir en que WOM no debe ser considerado como un operador entrante, les recordó a las autoridades que “en Tigo invertimos intensivamente en Colombia: más de $7 billones en los últimos 7 años, para desplegar redes de Internet móvil y fijo. Sin embargo, este tipo de actuaciones pone en entredicho la estabilidad jurídica del país; razón por la cual nuestros inversionistas internacionales están evaluando sus planes en Colombia en el mediano y largo plazo”, alertó. Según pudo averiguar TeleSemana.com, las inversiones anuales que viene realizando Tigo en ese país rondan los 400 millones de dólares por año.

Tigo es el tercer operador de este país, con una participación de 18,4 por ciento a 2020, de acuerdo a datos del MinTIC. Claro ostenta la posición dominante, con un 48,8 por ciento de market share, seguido de Movistar, que alcanza un 24,1 por ciento. El ingreso de WOM en el mercado colombiano generó ruido a partir de una política comercial agresiva en términos de precios. Y esto explica en parte la queja de Tigo, que será el que más fuertemente tendrá que contener esa arremetida. La historia de WOM en Chile, donde ya es el tercer operador tras desplazar a Claro, es el antecedente inmediato.

Pero la telenovela no se queda acá. WOM también tiene motivos para protestar y los hace saber.

La compañía acusó a la filial local de América Móvil de incumplir las normas legales vigentes en materia de interconexión. “Claro, el operador dominante en el mercado colombiano, viene incumpliendo de manera deliberada, sistemática y arbitraria la normativa comunitaria, legal y regulatoria en materia de interconexión, así como las Resoluciones 6093 y 6127 de 2020, en donde la CRC le ordenó a Claro dar interconexión a WOM, es decir permitir la conexión de llamadas entre los usuarios de ambas compañías, sin limitación técnica ni geográfica a nivel nacional”, afirmó la compañía a través de un comunicado.

Según WOM, esta situación afecta a más del 50 por ciento de las llamadas que se realizan los usuarios de ambas redes pese a que en este país las telecomunicaciones son un servicio público esencial, que se ve impactado de manera negativa por esta situación

Desde WOM señalaron que tanto Tigo como Movistar han honrado sus obligaciones de interconexión, hecho que no ha sido cumplido por Claro pese a la norma emitida por la Comisión de Regulación de las Comunicaciones (CRC) en 2020 que permitió, al mismo tiempo, resolver las disputas entre ambas operadoras a favor del cuarto operador. No obstante, aseguró que “el operador dominante se rehúsa a realizar el procedimiento de redimensionamiento de la interconexión, incurriendo en prácticas anticompetitivas”. Y subrayó que, por efecto de esos obstáculos, “los enlaces se encuentran saturados superando el 100 por ciento de la capacidad”, lo que impacta al mismo tiempo en la calidad de los servicios de los clientes de ambas prestadoras.

El conflicto está teniendo tal nivel de tensión que, inclusive, el CEO de WOM,  Chris Bannister, se pronunció al respecto y dijo que “en 11 países en los que he trabajado, nunca había visto un comportamiento abusivo tan arrogante por parte de un operador. Claro cree tener impunidad frente a las instituciones en el país, y en este caso, han ido en contra de las normas comunitarias, la ley, disposiciones regulatorias y lo impuesto por las Resoluciones 6093 y 6127 de la CRC de 2020. Hemos tomado acciones frente a las autoridades a quienes hacemos un llamado para actuar con celeridad y salvaguardar los derechos de los 50 millones de colombianos que merecen una mejor conectividad” afirmó Chris Bannister, presidente de WOM Colombia.

También lo acusa de judicializar los procesos. Y en este punto es donde aparece la defensa de Claro Colombia, justamente. Este jueves la compañía informó que la CRC dio curso al MinTIC en relación a una denuncia contra WOM “por el envío de llamadas de roaming automático nacional e interconexión de Avantel, haciéndolas pasar como si fueran de WOM, para gozar de tarifas más bajas que son exclusivas de un operador entrante”, tal como lo señaló por medio de un comunicado.

Se trata de denuncias efectuadas en agosto de este año, cuyas investigaciones están en curso, y en donde se acusa a WOM de incurrir en malas prácticas. La sospecha se vincula con el hecho de que WOM hace correr por las redes de Avantel tráfico de operador entrante cuando no corresponde.

“Las evidencias de las malas prácticas en las que incurrió WOM, que son materia de investigación por parte de las autoridades, muestran como un número de celular de Avantel se cambió por uno de WOM para simular un tráfico de operador entrante y evitar el pago de la tarifa que corresponde al operador establecido. Lo que llama la atención es que la compañía manipula la información del usuario sin su consentimiento para beneficio propio”, sentenció Claro Colombia en su comunicado, donde calificó a esta actitud, lisa y llanamente, como un fraude que podría derivar en estafa y en incumplimiento de las normas establecidas.

Movistar juega calladito. Es un actor de reparto que no genera conflicto ni tampoco se victimiza. Pero está. Y siempre existe la chance de que pueda sorprender. Se trata de una filial que hace de la prolijidad un objetivo, tal como sucede con los buenos actores de reparto.

Como se advierte, el mercado de las telecomunicaciones en Colombia está para alquilar balcones. O, más acorde a los tiempos, para sentarse frente a la pantalla con un balde de pochoclo y ver cómo se suceden los capítulos de este culebrón colombiano.

El punto es que, cuando una telenovela se hace muy larga -y esta ya lleva una década, con conflictos agudizados desde 2019 a la fecha- pierde interés, agota. Y cuando esto sucede, los actores dejan de invertir en los niveles que necesitan los usuarios para que reciban servicios de calidad. Colombia todavía tiene que conectar al 40 por ciento de su población y en comunicaciones móviles, donde cuenta con más de 67 millones de líneas, migrar a más de 36 millones que todavía se sostienen en las redes 2G, de acuerdo a los datos del MinTIC.

En otras palabras, en Colombia debe producirse un cambio en la política pública que baje los niveles de conflictividad para que las operadoras de telecomunicaciones puedan concentrarse en los nuevos despliegues de red que es, sin dudas, lo que necesitan los colombianos. El año que viene habrá elecciones en este país y la promesa oficial es que se llegará al 70 por ciento de la ciudadanía conectada. ¿Se logrará el objetivo en semejante clima de tensión? ¿Habrá final feliz?

Continuará…

Andrea Catalano es la Editora en Jefe de TeleSemana.com. Andrea es periodista y licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Cuyo. Desde hace más de 20 años sigue al sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones y su impacto en la economía y la sociedad. A lo largo de su carrera se ha desempeñado en prensa escrita, on line, radio y televisión.

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